POV; cap. 15

58 12 3
                                    

Iba camino al bar en el que quedamos. No nos habíamos visto en días, apenas hablamos tan siquiera por teléfono. Dada estaba empeorando. Además, no tuve ganas de absolutamente nada. Pasé esos días prácticamente con ella y trabajando, como acordé con mi padre, desde su casa y saliendo puntualmente para citas con clientes y alguna que otra reunión.

Quería seguir las palabras de mi abuela respecto a Nedra, pero el miedo seguía ganando terreno. La inseguridad formulaba pregunta tras pregunta; creando completa duda en mí respecto a un nosotros.

Nada más entrar en el bar nuestras miradas se encontraron cual imanes. Se levantó, vino hacia mí y me abrazó con fuerza. Se separó de mi y me pegó en el brazo.

—¡Au!

—¡Y más fuerte debía haberte dado!

—Pero ¿qué he hecho ahora?

—Prácticamente ignorarme tres días.

Culpable.

—No te ignoraba —aseguré, desviando la mirada.

—Sabes que yo también he aprendido a ver cuando mientes, ¿no?

Suspiré.

—Ya te dije que tenía algunos asuntos que atender y no estaba de humor.

—Al menos habérmelo dicho —regañó—: Hola, Ned. Estoy solucionando unos problemas en casa. Necesito unos días. Hablamos entonces. Listo.

Parpadeé, algo sorprendido. No estaba enfadada. Aún me costaba aceptar lo sana que ella era respecto a estas cosas. Prefería la verdad, la comunicación, aunque doliese, antes que evitarlo.  Estaba, además, llena de empatía. No como en mi casa, que toda nuestra vida habían sido evasivas y comunicación casi nula.

—Vale, vale. Perdón.

Ambos tomamos asiento en una mesa.

—Estaba preocupada —dijo—. Te llamaba, pero simplemente colgabas la llamada y me contestabas ranciamente a los mensajes.

—Necesitaba unos días...

Al mirarme Nedra, comprendió que no fue con maldad nada de lo ocurrido.

—Lo siento. Es que te he echado de menos —admitió.

La comisura de mis labios se torció ligeramente en una sonrisa. Recordé algo.

—Te vas hoy... ¿no?

—Sí —dijo sin emoción—. Me encantaría que pudieras estar para el día.

—Si no te gusta tu cumpleaños, Ned.

—Ya, pero contigo sería distinto.

Y entonces recordé que un día me comentó algo parecido. Como nos conocimos bien pasado mi cumpleaños, quedamos en que pasaríamos nuestros «primeros cumpleaños» juntos.

No creo ni que ella se acordase.

—Lo siento, me surgió algo... De hecho, estoy ayudando a mi padre con algo de la empresa.

Y no mentí a pesar de usarlo como excusa. Desde que mi familia había cambiado, para bien, yo también quise poner de mi parte.

—¿A tu padre? ¿Trabajas otra vez?

—Sí. Bueno, no del todo. Estamos trabajando en eso de decirnos lo que pensamos.

—Pero... es un comienzo, ¿no?

—Supongo —opiné encogiéndome de hombros.

—Bueno —sonrió entristecida—, al menos hemos podido tomar un café. Ya nos veremos y lo celebraremos cuando vuelva.

UN TRATO Y POCO AMOR ✔ [ ¡¡EN PAPEL!!]Where stories live. Discover now