1

6 1 0
                                    

Joel esa noche estaba radiante, como nunca antes había estado, vestido con un traje confeccionado por su esposa, de un tejido espectacular en tono azul elegido a conciencia para que resaltara el color de sus ojos y estuviese aún más guapo si es que eso era posible, disfrutaba de la fiesta de celebración de su recién otorgado, premio al mejor álbum latino.

Alba, su mujer, habría jurado no haberle visto nunca tan sonriente y feliz. Su felicidad era palpable, podría incluso escupir confeti si se lo hubiera propuesto.

Aquel premio era merecidísimo, ya que Joel Johnson, había pasado noches en vela, componiendo y viajando continuamente de España a Miami para producirlo.

Alba lo observaba un poco desde la distancia, no quería entorpecer en su tan agitada noche, se había quedado con una copa de champán en la mano, junto a una mesa tan alta como para no necesitar asiento.

El salón estaba lleno de personas vestidas de etiqueta, embriagadas de alcohol y ego.
Las luces en tonos morados hacían que la estancia oscura quedara elegantemente en penumbra.

Joel rodeado de personas llamó a su mujer para que fuese hasta él:—Amor ven.

Pero en ese momento, llegó junto a ella Ximena.—Estarás orgullosa.

Alba miró a la mano derecha de su marido en producción y sonrió—Obvio—dijo sin más, fue bastante escueta en palabras y muy poco expresiva en gestos.

Ximena la miró de arriba abajo y vio que aunque llevaba un rato jugando con una copa de champán, aún no había bebido de ella.

—Pues cualquiera lo diría, bonita, parece más bien que te fastidie. ¡Vaya cara!

—¿!pero qué dices!? —se alarmó Alba—. Es solo que con este proyecto está demasiado tiempo fuera—dijo sin simular su preocupación, pues Ximena llevaba años trabajando con Joel y tenían bastante confianza.
E incluso era la única que sabía a ciencia cierta que hacía su marido y que dejaba de hacer, lo que le hacía apoyarse en su criterio.

—Eso lo tenias que haber pensado antes de casarte con una estrella, bonita.

—¿Perdón? —dijo Alba de forma cómica humorizando el momento—. Joel solo tenía una banda de mierda cuando nos conocimos, no era nadie.

Ximena rio—Eso es cierto, pero no te preocupes, amiga, lo que tienes que hacer es coger la maleta y seguirle.

—¿Y mi taller? ¿Qué hago, lo cierro?—Alba era modista, tenía una firma junto a su mejor amiga y aún estaban haciéndose un hueco en ese mundo—. No puedo permitírmelo.

—Lo cierto es que puedes diseñar en cualquier sitio. Serias de oro si lo hicieras aquí.
Miami no es ese pueblucho donde os escondéis.

—Pero por eso mismo nos gusta estar allí, en ese pueblucho como tú le llamas, podemos darle a Iván una vida normal.

—¿Una vida normal?— repitió—. Nunca os entenderé, pero... no es asunto mío. Me basta con que tu marido cumpla las fechas que nos pone las discográficas—Ximena levantó la copa a modo de brindis y se la bebió de un trago sentenciando así la conversación.

—Alba, ven—Volvió a repetir Joel haciendo gestos con su mano para hacer más visible que la llamaba.

En cuanto Alba llegó a donde estaba, Joel le colocó la mano en la cintura y posaron para los fotógrafos que habían agolpados esperando sus poses delante del photocall.

—Estoy feliz amor, he llegado al culmen de mi carrera—Joel la besó

—Te lo mereces bombón— respondió Alba.

Voy a besarteWhere stories live. Discover now