🔥(+18)🔥
Un repentino viaje de trabajo y una especial petición, por parte de su hermana, de cuidar a su esposo, llevan a Mew a compartir la misma casa, con Gulf. Parece una situación de lo más normal, pero las tres semanas que pasen juntos, tendrán...
Gulf me observaba con asombro y con gusto de haber logrado la proeza del video porno. Yo me sentía vulnerable, expuesto, pero estaba contento de estar en esa posición con Gulf, mi eyaculación le había caído encima de la cara, pero él no se limpió, y mientras me recuperaba de la sensación, él se subió a la cama y se acomodó como si yo le fuera a hacer un examen de próstata, era su turno de sentir, y ese culo enorme y jugoso merecía un trato especial.
Quería regresar con creces el favor que me había hecho de enseñarme un nuevo placer sexual y en lugar de entrar inicialmente con mis dedos, mi boca mordisqueó sus nalgas, mis manos masajearon sus glúteos mientras le abría para que mi boca humedeciera con mi saliva y mi lengua dilatara su orificio anal -me estaba comiendo su culo como si fuera una persona que llevaba días sin comer y encuentra un festín- y mientras lamía con esa hambre brutal, invité a mi dedo índice a acompañar mi lengua, luego sumé el dedo medio, luego ambos dedos, mientras que Gulf con su mano me presionaba la cara contra su tremendo trasero.
Con los dedos masajeaba imitando el proceso que Gulf llevó conmigo hasta que sentí como el cuerpo de mi cuñado reaccionaba a la estimulación de lo que entendía sería la pared de la próstata, empecé con movimientos suaves, pero luego los intensifiqué hasta que mi querido Gulf se retorcía también de placer, y su leche chorreaba sobre la cama.
Aunque quería penetrarlo con mi polla, me detenía el hecho que era el esposo de mi hermana, ya estábamos en pleno acto y lo que habíamos hecho era suficiente como para considerarlo una infidelidad, pero sentía que el penetrarlo era una traición aún mayor.
Gulf se dejó caer en la cama, yo le seguí besando las nalgas unos minutos más y luego me recosté a su lado.
Él se acomodó sobre su espalda y ambos miramos al techo mientras el contenido para adultos continuaba en la televisión.
No nos importó siquiera cambiar el canal...
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