Hasta Siempre

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María se puso la bata rápidamente mientras Esteban se vestía con mucha prisa.

—¡Esteban, esto es tu culpa!

Amelia tocó la puerta y a María no le quedó de otra que abrir.

Amelia presenció lo que nunca se imaginó ver, su hija en bata  y el que todavía era su yerno sin  aún saberlo agitado.

—Hija, no sabía que estabas en compañía — apenada.

—Esteban y yo... eh... Esteban y yo estábamos tratando unos temas, mamá... pero el ya se iba – miró a Esteban amenazante.

—Eh sí, yo... yo ya me iba... pero necesito todavía un tema que tratar con mi... — se retractó — con María... si no es problema.

—No querido, claro que no... — sonrió — los dejo.

<<Sabía que Esteban se daría algún día cuenta de su error>>, pensó Amelia internamente.

Amelia cerró la puerta.

—¿Qué pasó? ¿Pasa algo con nuestra hija?

—Vámonos, mi amor... —susurró Amelia a Luis mientras le tomaba la mano y se retiraban sigilosos.

—María, ¿como te sientes? Háblame, por favor...no te arrepientes, ¿verdad?

—Por supuesto que me arrepiento, Esteban...

—Nos seguimos amando, María... ¿seguirás negándolo?

María no respondió.

—Lucharé para tener tu amor de nuevo, María... sé que tú frialdad hacia mi la merezco... pero yo sé la dulzura que hay en ti y ganaré de nuevo esa dulzura con mucho amor — con calidez mostró una sonrisa que por dentro desbordaba todos los sentidos de María.

—Vete, Esteban...buenas noches.

Sintiéndose confundida se dió la vuelta, evitando verlo, porque sentía que era capaz de lanzarse a sus brazos

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Sintiéndose confundida se dió la vuelta, evitando verlo, porque sentía que era capaz de lanzarse a sus brazos. María estaba necesitada de amor, estaba sensible al tacto de él y después de lo que pasó, todavía más.

Esteban se acercó y la rodeó con sus brazos, le dió un beso en el hombro y se acercó a su oído.

—Soy un hombre celoso, María...quiero a Luciano lejos de ti lo más pronto posible — por último, besó rápidamente el cuello de María para darse la vuelta y retirarse a pedido de ella.

María se desparramó en su cama sin saber ahora que hacer, nunca imaginó que Esteban aún seguía enamorado de ella y lo peor, ella de él.

—Todo sería más fácil si los hombres dejaran de existir... —susurró María estresada.

María se sentía abatida con el tema de Luciano, ahora que sabía que seguía siendo esposa de Esteban no podía seguir con él no mientras estuviera en alianza con Esteban, su marido.

La Dulzura De Tu AmorWhere stories live. Discover now