Capítulo uno.

42 5 0
                                    

- Diana, te vamos a cambiar de... - continuan hablando - Claro que lo haremos, cielo, porque... - y no paran - Cariño, necesitas tiempo...

Que sí, que sí. Que tengo que ir forzadamente a un [estúpido] internado que se situa a yo-qué-sé-dónde dónde no conozco a nadie, porque supuestamente necesito tiempo para aceptar el divorcio de mis padres y la boda de mi madre y su nuevo novio, Lawrence.

Resoplo.

- De acuerdo - digo simplemente. He perdido esta batalla, pero eso no quiere decir que tenga que soportar todo lo demás.

Mamá y Lawrence cruzan de miradas y mi madre suspira. Se levanta del sofá y se dirige a mí, que estoy sentada en una silla. Mamá me coge de las manos, pero yo las aparto rápidamente. Mamá intenta hacer cómo si no hubiera pasado nada, pero yo sé que le he hecho daño. Aún más daño me ha hecho a mí, ¿no cree?

- Diana, cielo.

- No me llames así - digo rápidamente.

- Diana - dice mamá -. Tu padre y yo...

- ¡Lawrence no es mi padre! - suelto, y me levanto de un salto. Mi madre balbucea, y Lawrence se levanta y le aprieta el hombro.

- Gladys, tiene razón. No soy su padre - le dice Lawrence a mi madre, y mi madre se cubre el rostro con sus manos.

- Y nunca lo serás - sentencio y me largo del comedor dando un portazo.







- Lo siento tanto, Diana. Ojalá pudiera hacer algo al respeto.

- No, tranquila. No pasa nada - miento, y agarro el teléfono con más fuerza cuando alguien entra en mi habitación.

Lawrence me fulmina con la mirada.

- ¿Con quién estás hablando? - pregunta, y yo aparto el teléfono de mis oídos.

- No es de tu incumbencia - le contesto.

- Lo es - insiste Lawrence, y cruza de brazos. Esta conversación no tiene importancia, así que hablo.

- Es Joanne, ¿contento? - le digo mordazmente, y él, sonríe, dándose por satisfecho, y se marcha de mi habitación cerrando la puerta.

Joanne y yo hemos sido mejores amigas desde párvulos hasta los dieciséis años que tenemos ahora. Ella siempre ha sido Joanne la sociable, y yo, la amiga de Joanne. Pero a mí ya me está bien. Tiene el pelo de un rubio claro y ojos negros cómo el carbón, y está cómo una cabra.

- Estás jodida, ¿verdad? - susurra Joanne por el teléfono.

- Estoy jodidamente jodida, Jo.

- Tu padrastro es un imbécil. Pero no te preocupes, dentro de poco no lo volverás a ver.

- Siempre encontrando el lado positivo de las cosas... - sonrío.

Oigo que se ríe.

- ¡Pues claro!

Suspiro.

- Joanne, creo que es hora de dejarte. Mi madre está enfadada conmigo, así que haré las paces con ella, ya que ¡sólo queda una hora para marcharme! Mierda, mierda, mierda. Una hora. Mamá me va a matar.

- Diana, me llamarás cada día. Me escribirás una carta cada semana. Me enviarás regalitos. Salirás con algún chico. Tendrás muchas amiguitas y no te olvidarás de mí. ¿Entendido?

Love me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora