Capítulo Único

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Sae se contempló en el espejo y se acomodó el cuello de la camisa de botones que llevaba puesta. Su expresión no cambió ni un segundo, aunque en su interior se presentó la constante inquietud sobre si lo que estaba haciendo era correcto o no.

Aunque suponía que ya no importaba, estaba hecho de igual forma,

Salió del baño del lujoso y elegante cuarto de hotel. Se fue a sentar en la cama, observando la mesita de noche que estaba al lado. Allí tenía todo preparado: condones, lubricante, una soga de ser necesario y cubre ojos.

Realmente, no estaba seguro de necesitar todo ello, pero siempre era mejor estar preparado. Además, al lado de todo eso, se encontraba su caja de pastillas. Debía tomarse las pastillas todos los días, según las indicaciones de su médico, pero aquel día no se las tomaría.

Aquel sería el día en el que perdería la virginidad.

O bueno, la virginidad en realidad era una construcción social. Simplemente, sería el día en el que podría aclarar todas las dudas que rondaban en su cabeza desde unos años atrás. Dudas sobre su segundo sexo.

En su mundo, había algo que identificaba a las personas llamado "segundo sexo".

Las personas se dividían entre "dominante" y "sumiso". Cada una de estas distinciones tenía sus características y aspectos, pero la idea que más abundaba era la de "El sumiso debe obedecer todo lo que el dominante ordene".

Además de eso, era lo más común que en cierto punto de la vida las personas conocieran a un "sumiso" o "dominante", respectivamente, con el que seguramente unirían lazos. Y después de un tiempo, si lo veían necesario, el sumiso debía portar un collar que demostrara que le pertenecía a su dominante.

Claro está, para Sae eso solo era lo que decían los libros que tuvo que leer en la escuela unos años atrás. Su perspectiva sobre aquel tema era muy distinto.

Sin embargo, sí era testigo de los efectos que tenía aquella parte desconocida dentro de él en su cuerpo. Calores intensos, temblores, mareos, dolor de estómago y sensibilidad. Y eso era decir poco, porque gracias a la medicina había logrado controlar un poco los síntomas.

Hasta un mes atrás.

Poco a poco, las pastillas habían dejado de surtir efecto. En realidad, era consciente de que eso iba a pasar en algún punto. Su médico se lo había advertido y también le había aconsejado que consiguiera pronto una pareja dominante, ya que él, como sumiso, no podría controlar por sí solo todo lo que concebía serlo.

El problema consistía en que... él no deseaba encontrar una pareja. O al menos, no conocía a nadie que pudiera convertirse en su pareja. Claro está, tenía conocidos en la universidad y solía ser intervenido en la calle a veces porque, si era sincero consigo mismo, era bien parecido. No obstante, nunca estuvo verdaderamente interesado en eso.

Así que uno de sus compañeros de clase cierto día había mencionado casualmente una aplicación donde se podían contratar servicios de... parejas dominantes para una sola noche. Sae al principio no le prestó atención, pero cuando desde hace un mes atrás sus síntomas fueron empeorando recordó el nombre de la aplicación y, en un impulso por los mareos que tenía en el momento, solicitó el servicio de un chico. Se percató al siguiente día cuando recuperó la cordura, pero sinceramente no le provocó cancelar la solicitud.

Por lo que ahora estaba en la habitación de un hotel que él mismo había pagado, sentado en el único sofá de la habitación esperando a que el chico que había solicitado por la aplicación apareciera. Se suponía que llegaría hacías unos quince minutos, pero al parecer algo lo había retrasado. Por fortuna, el pago sería en efectivo, así que no perdería nada. Y dormir en un hotel por una noche no era tampoco mala idea...

Fuego contra fuego |RyuSae|Where stories live. Discover now