AuronBowl][ONE-SHOT'S

ᎦᎵᏒᏋᏋ𐒐ᎵႱᎯᎽ

Pedido de:Dan_Blockbuster
Omegaverse

Una mañana más para el híbrido del pueblo naranja, un día más enamorado en secreto de ese lindo omega con aroma a miel; su debilidad. Ese gran problema que hacía decaer su ego.

Desde que había llegado a ese lugar se propuso algo a si mismo, siendo esto no caer en las garras de nadie, pero para nuestra sorpresa ese pequeño y delicado omega había conseguido ganar el corazón de nuestro alfa testarudo.

Auron siempre se ganaba las miradas de la gente, en especial la de Spreen.

Ese día al amanecer tenía planeado un evento en su querida polleria, en el cual había invitado a todos sus conocidos y gente con la cual no tenía problemas, siendo uno de los invitados nuestro querido Omega con olor a miel.

Algunas horas transcurridas y ya estaban en el lugar acordado todos los invitados, algunos iban formales, otros no tanto, algunos ni se molestaron en ser el centro de atención; todo lo contrario a Auron, siendo este quien más estaba captando las miradas de la gente al rededor.

Spreen al ver eso sintió un poco de celos, pero lo negaría a toda costa.

El tiempo avanzaba, al igual que los invitados se iban retirando, una pena por los que se fueron ya que el Oso comenzo a dar tragos. Todo esto era visto por un lindo y curioso Omega con mechón anaranjado.

— Se te perdió algo, pa? Estás mirando mucho —

Esas palabras sacaron del trance al mejor.

— Eh no, sólo que pensaba unas cuantas cosas —

Después de esas palabras iniciaron una amena conversación entre ambos, la cual duro bastante tiempo, pues aquella “Fiesta” ya había terminado, los pueblerinos tenían rato de haber abandonado el lugar.

Todo el establecimiento tenía un peculiar aroma; Miel y Canela, siendo estos las fermonas del Alfa y el Omega que se hallaban ahí.

— Seee, en su tiempo fui un auténtico hijo de puta, pero igual la pase muy bien —

El oso mantenía sus ojos puestos en el bello rostro de su acompañante, por nada del mundo se lo perdería.

— Igual yo boludo, tipo, hubo un tiempo donde era un hijo de re mil putas y nada me importaba —

Cinco minutos habían pasado, los cuales eran en su totalidad normales, no fue hasta que el híbrido comenzo a sentir su cuerpo caliente; era como si hubieran subido más de 10° grados el aire del lugar.

— Tio, por qué coño estás soltando tus fermonas? —

Raúl se tapaba la nariz por el picor de la canela, siendo esta algo molesta por no estar acostumbrado.