Capitulo final (+18)

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Desperté a causa de unos reflejos de luz solar que
impactaron sobre mis ojos cerrados. Apenas si abrí uno con pocas ganas y volteé para encontrarme con un acurrucado JungKook durmiendo a mi lado, no dudaba que lo amaba con todas mis fuerzas, por más enfermo que ese amor fuera. Me coloqué tras él y escondí mi rostro entre sus cabellos castaños posando mi mano en su abdomen. De inmediato, las suyas se pusieron sobre esta haciendo una leve caricia.

-¿Crees que debamos partir? -Cuestionó con su voz suave de recién despierto.

-No, no tengo intenciones de terminar con este
momento -respondí sin siquiera moverme pero él sí lo hizo, quitó mi mano para voltear y quedar frente con frente.

-Tal vez sea un buen día -dijo viéndome con sus
ojos pequeños apenas abiertos.

-No quiero seguir huyendo, no hoy -susurré
volviendo a cerrar mis ojos.

-Está bien -soltó calmo- será como tú quieras hoy
-me acurrucó en su pechoy sentí una extraña
sensación, un mal presentimiento, algo que me
decía que ese día podría ser el último a su lado.

Hubo un largo silencio donde reflexioné, tal vez
tuviese razón, tal vez huir era lo correcto, o no,
pero si era lo único que me mantendría a su lado
debíamos hacerlo.

-JungKook...

- ¿Qué sucede Tae? -Cuestionó aun con sus ojos
cerrados.

-Que te amo -suspiré para luego dejar un corto beso sobre sus labios- Tal vez tengas razón y debamos partir ya -él me miró y refregó sus ojos abriéndolos pequeños.

- ¿Por qué has cambiado de parecer?

-No lo sé, solo tengo un mal presentimiento -confesé apenado- vámonos, creo que si es hora
-dije queriendo levantarme y tomó mi mano- ¿Qué pasa Kook? ¿No querías irte? Vamos -insistí pero él negó.

-No aún, hay algo que quiero hacer antes -sonrió de lado arrodillándose en la cama.

-Creo que nunca podré decirte que no -mordí mi
labio inferior y me atrajo a él tomándome por la
cintura.

Nos besamos, nos besamos intensamente como si
fuese la última vez que lo besaría, tal vez lo fuera,
había algo dentro de mí que me lo decía. Mis
brazos rodearon su cuello, mis dedos se enredaron en su cabello y mis labios degustaban los suyos como si no hubiese un mañana.

Fuimos deshaciéndonos de nuestras prendas con
cierta prisa, la necesidad de sentir mi piel contra la suya era mucha, nuestra relación se basaba en ese deseo incontrolable de sentirlo apoderándose de mí en cuerpo y alma, no había nada que me hiciera sentir más vivo que aquello.

Lo fui recostando hacia atrás en la cama quedando sobre él pero fue cuestión de segundos para que los roles se invirtieran y él quedase sobre mi. Apoyó el peso de su cuerpo en su codo izquierdo y llevo dos de los dedos de su mano derecha hacia mi boca, los cuales lamí y mordí apenas para lubricarlos, sabía sus intenciones, leía su mente, ambos queríamos lo mismo.

Rodeé su cintura con mis piernas e introdujo
ambos dedos en mí haciéndome soltar un leve
quejido, eso había sido precipitado pero amaba
el dolor, estaba seguro de eso si el dolor me lo
provocaba JungKook.

Comenzó con leves movimientos y cuando supo
estaba preparado sustituyó los dedos por su
miembro empujando lentamente hacia adentro. Un sonoro gemido salió de entre mis labios los cuales mordí viéndole fijo a los ojos, aquellos que tanto me enloquecían, en aquellos que solía perderme cada mañana, los que me habían llevado al cielo y me enterrarían en el mismo infierno.

Síndrome de estocolmo (KookTae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora