Capítulo 5

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Abro las puertas del inmenso armario, pero tampoco me paro mucho a pensar en lo que ponerme. Opto por un vestido jersey de color azul. Es muy cómodo y me tapa bien. Mi intención es pasar desapercibida y hacer de espía. Salgo de mi cuarto y rezo porque nadie venga a meterse en mi cuarto para hacer guarradas en mi sagrada cama.

Me encuentro con la típica fiesta que sale en todas las películas. Hay gente jugando a juegos de bebida, otros charlando entre risas, gente metiéndose las lenguas hasta las gargantas... Vamos, lo normal. Nadie me presta atención en un principio. Me cuelo en la cocina y veo que alguien ha preparado algunos aperitivos. Mis tripas rugen, porque hace horas que no le doy alimento a mi estómago. Sin embargo, no me fío de las galletas y brownies que veo en la isla de la cocina. Más que nada, porque mi amiga Bea ya me contó de que vio de estos en una fiesta y al comérselos, viajó al gran mundo de las maravillas.

Alguien pasa por mi lado y se lleva el plato completo. Bien, no quiero ni imaginar cómo van a destrozar la casa estando drogados. Quizás en vez de llamar a los bomberos, deba llamar a la policía. Pero no quiero llegar a esos extremos.

Salgo de la cocina tras beber un poco de agua y voy en dirección al salón, concentrada en lo que estoy viendo. Se trata del idiota de Chase y su noviecita, jugando al juego de la botella con unos cuantos amigos. Y sí, nunca pensé que le diría idiota a lo que era mi crush de la adolescencia. Pero es parte de crecer, el hecho de entender que quizá idealizamos a nuestros ídolos. Y es cierto que, cuando tenía 13 años, pensaba que Weaver era el chico perfecto.

Choco con alguien y reacciono.

—Dios, perdona...—escucho la tímida voz de una chica. Al levantar la mirada a su cara, la reconozco enseguida, porque la sigo en redes sociales. Sus ojos cafés me miran con preocupación.

—No pasa nada, fue totalmente mi culpa. —admito dedicándole una sonrisa.

—¿Eres nueva por aquí? —me pregunta y a diferencia del resto de pijos adinerados a los que no les importo ni me conocen, esta chica parece tener cierto interés en romper mi promesa de pasar desapercibida.

—Sí, digamos que sí.

—Emm, bueno, yo soy la novia de Mike. —se presenta con una media sonrisa.

—¿Mike? No sé quién sea él, pero sin lugar a dudas sé quién eres tú y lo que haces. — comento porque realmente el nombre de ese chico no me dice nada. Ella nunca sube nada acerca de su vida personal. Al menos, no en el perfil público que yo sigo.

—E..¿enserio? — su rostro expresa ligeramente la sorpresa. —Es un poco extraño para mí, pues siempre me reconocen por ser la novia de Mike o la mejor amiga de Laia, pero nunca por mis trabajos.

"Será que no estás en el círculo adecuado" pienso pero no lo digo en voz alta.

—Tu arte es muy bonito, seguro que el resto del mundo no tardará en darse cuenta. —digo con total sinceridad, porque sus obras tienen ese algo especial, hacen que te transportes a los paisajes y contextos que ella pinta.

—Eso espero...—dice sin estar muy convencida— ¿estabas mirando a ese grupito? —pregunta de repente señalando justo la zona que vigilaba antes. Asiento lentamente. —Es mi grupo más cercano de amigos, si quieres te los presento. Vamos. —habla emocionada por alguna razón y me agarra la mano arrastrándome hacia allí a pesar de que iba a negarme.

En menos de lo que tardo de pestañear, ya estoy enfrente de Chase y los demás. O sí, su cara no es precisamente de alegrarse de verme. ¿Pero yo qué culpa tengo? Es él quien monta fiestas "secretas" estando yo en casa.

—Bueno, ellos son Chase, Laia, Mike, Cameron, Brandon, Sam y Diana. — los presenta en orden.-- Chicos, os presento a...

—Flora.

El secreto que escondemos (+18)Where stories live. Discover now