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Park Jimin arreglaba la guarida. Esponjando las almohadas y verificando que no hubiera una mota de polvo adornando cualquier superficie. Después de comprobar tres veces que todo estaba asentado en su lugar correcto, le dio a la habitación un gesto complacido. Con sus tendencias obsesivo-compulsivas saciadas temporalmente, Jimin dejó la oficina de su amo y se dirigió a la puerta principal.

El reloj dio la medianoche cuando llegó a la puerta doble de madera. Sin comprobar la mirilla o mirar a través de las ventanas de la fachada, abrió las puertas mientras que su maestro, Kim Taehyung, subía por las escaleras.

―Buenas noches, Jimin―dijo Kim con su voz rica y suave.

―Es técnicamente días, señor ―Jimin lo corrigió automáticamente como la hacía todos los días en ese momento.

―Así es ―el vampiro estuvo de acuerdo, con los ojos dorados brillando con diversión.

―¡Dejas que tu siervo te hable de esa manera!― La dama rubia en el brazo de Kim se burló de Jimin.

―Cuida tus modales, querida. Yo podré ser el líder de los vampiros, pero es Jimin el amo de mi casa ―Kim regañó. Su tono podría haber sido leve, pero su expresión fue más fría que el Círculo Polar Ártico.

Jimin tomó el abrigo de Kim sin comentarios. La opinión de una rubia vagabunda no significaba nada para él. Su maestro la follaría, chuparía, y la arrojará al amanecer. Kim nunca guardaba su comida por mucho tiempo. Por lo que Jimin podía decir, su maestro no tenía interés en cualquier ser humano, hombre o mujer, más allá del sustento.

―El estudio está preparado para usted, señor ―Jimin pinchó, ansioso de tener a los vampiros fuera del camino para que pudiera terminar sus rituales de la mañana.

La cálida sonrisa de Kim, que guardaba sólo para Jimin, alivió su irritación. Podría ser simplemente un sirviente, pero Jimin sabía lo mucho que el vampiro apreciaba el buen funcionamiento de su casa. El placer de Kim por el trabajo de Jimin se mostraba en los muchos bonos que Jimin encontraba en su cheque de pago.

―Buenos días, maestro Yugyeom, no lo vi al principio. Por favor, acepte mis disculpas―Jimin saludó al acompañante vampiro de Kim.

Kim Yugyeom, el segundo al mando del aquelarre de vampiros, le dio a Jimin un gesto amistoso.

―Está todo bien. Sé que yo no existo hasta que hayas atendido a Kim.

Jimin concedió a Yugyeom una de sus raras sonrisas. Yugyeom tenía una manera de ganar sin utilizar la sobre adulación. Siempre había unos pocos que intentaron llegar a Kim a través de su siervo preciado, obligando a Jimin a perder su valioso tiempo regresando sus regalos y sobornos.

La integridad de Jimin no estaba en venta.

―¿Puedo tomar su abrigo señor y el de su acompañante?

我的男人智旻 [ VMin ]Where stories live. Discover now