𝑪̴𝒂̴𝒑̴𝒊̴𝒕̴𝒖̴𝒍̴𝒐̴ 𝟓̴ -̴ 𝑼̴𝒏̴ 𝒂̴𝒖̴𝒕̴𝒆̴𝒏̴𝒕̴𝒊̴𝒄̴𝒐̴ 𝒇̴𝒓̴𝒆̴𝒈̴𝒂̴𝒅̴𝒐̴

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Sin esperar más, Chris fue en busca de Jill, quien se hallaba revisando armamento junto con Nadia.

—Por favor, cuando te desocupes, ven a mi despacho —le pidió con voz y mirada muy seria.

Ella enarcó una ceja pero asintió.

—Entendido, capitán.

—Gracias.

Nadia y ella se miraron preocupadas, pues no había pasado desapercibida a nadie la actitud tan inusual que él estaba mostrando esos días.

—Será mejor que vayas cuanto antes —su compañera comentó mirándola inquieta—. No te preocupes, yo terminaré aquí.

—Sí, será lo mejor. Muchas gracias.

Caminó sombría hacia el despacho; había tiempo que intuía que iba a tener problemas con Chris, no sabía porqué, pero lo sentía así. Pero era mejor que estos llegasen, a que aquella situación tan tensa e incómoda se prolongase. Hizo sonar los nudillos contra la puerta, y entró.

De inmediato, él se puso en pie, cogió su silla y rodeó la mesa, hasta situarla junta a la otra donde le indicó que se sentara. Sorprendida, ella se sentó y Chris se sentó a su lado.

—Tenemos que hablar de algo muy importante —comenzó sin perder el contacto visual con ella en ningún momento.

—Por fin vas a dignarte a contarme lo que está pasando —respondió molesta.

Para su sorpresa, vio cómo él se masajeaba el puente de la nariz, abatido, se tomaba unos segundos para intentar serenarse y volvía a mirarla.

—Se trata de Leon, Jill; de él, de mi hermana... y de ti.

—¿Qué narices estás intentando decirme? —preguntó indignada—. Sé perfectamente que él no me traicionaría jamás. Si tu charla va por ahí, te la puedes ahorrar —le aseguró vehemente.

—No, no, todo lo contrario. La noche en que todos salimos de juerga, te mentí. Salí del bar tras mi hermana y tras Leon, y los encontré en la calle hechos una mierda, Jill —confesó abatido.

—¿Cómo que una mierda? ¿Qué les pasó?

—¿A que tú no tienes ni idea de que él lleva una herida de bala en el hombro? —le preguntó con cierto retintín.

La castaña lo miró atónita.

—¿De qué me estás acusando, pedazo de idiota?

—Pues mi hermana enseguida se enteró, y se hundió sintiéndose culpable —añadió mirándola con toda intención.

—¿Culpable? ¿Qué demonios está pasando, Chris? ¡Cuéntamelo de una vez! —le exigió perdiendo la paciencia.

—Ella lo quiere, y se siente culpable por no poder estar a su lado para cuidarlo, por no poder protegerlo —se explicó—. Él se dio cuenta de eso e intentó consolarla con palabras de ánimo, intentó pedirle perdón. ¿Me explico? Los dos se sienten destrozados por no poder estar juntos, pero ya es demasiado tarde.

Jill lo miró con los ojos como platos.

—Mierda... Joder, Leon... —se lamentó frustrada—. ¿Por qué no me lo ha contado? Él y yo somos amigos... Lo único que ambos queremos es hacer feliz al otro, maldita sea... Yo quiero que él sea feliz, Chris, te lo puedo asegurar, y si es con tu hermana, mejor que mejor. No hay ningún problema con eso —le aseguró.

El hombretón la miró sorprendido.

—¿Y lo vuestro?

—¿A ti te lo tengo que explicar, precisamente? —le preguntó, furiosa—. ¿No te quedó claro de una puñetera vez, cuando Leon y yo os reunimos a tu hermana y a ti? ¡Os dimos la oportunidad de cambiar las cosas, y ninguno de los dos quisisteis hacerlo! —lo acusó.

𝑈̴𝐿̴𝑇̴𝐼̴𝑀̴𝐴̴ 𝑂̴𝑃̴𝑂̴𝑅̴𝑇̴𝑈̴𝑁̴𝐼̴𝐷̴𝐴̴𝐷̴Where stories live. Discover now