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Pov Lisa

Sandara era todo lo que mi padre se merecía. Era hermosa, hogareña y podía calmar a la bestia dentro de él con solo una sonrisa. Ella era exactamente lo que necesitaba el pescador de mediana edad. Había guardado luto a mi madre durante 17 años antes de que ella apareciera.

Todo el mundo merece amor.

Llevaban juntos más de un año y la semana pasada anunciaron que Sandara estaba embarazada. Fue perfecto, si me sacarán de la foto, serían la familia perfecta. Y, bueno, yo tenía 18 años, ya no era un niña. La pequeña casa frente al mar a la que yo llamaba hogar estaba abarrotada con tan solo tres personas y habría poco espacio para otra persona, incluso si es un bebé. Lamentablemente, sabía que tenía que seguir adelante.

Estaba trabajando en mi jardín, tarareando a mis plantas de tomate y alentando su crecimiento. Técnicamente, deberían haber crecido muy poco en mi jardín, debido a la proximidad del mar, por ende lo salado, pero ser mitad bruja del aquelarre Manoban, me dio magia verde y cada planta viva que tocaba o cantaba brotaba nueva vida.

"Todos tenemos dones"

Me decía mi padre cuando era pequeña.

El don de mi madre era para la vida vegetal acuática, así se conocieron, mi padre encontró a mi madre flotando sobre un lecho de algas mientras él salía a pescar. Mi don no era nada especial, no tenía el poder de una bruja de sangre pura pero podía cultivar casi cualquier planta. Un regalo útil especialmente durante las malas cosechas. Los tomates estaban casi listos para ser recogidos. Rosemary me había interrumpido. Su cara estaba roja y se retorcía las manos en su delantal cubierto de harina.

— Lalisa ¿Puedes entrar?— Preguntó. Su voz tembló ligeramente y me sorprendió que usará mi nombre completo, por lo general me llamaban Lisa.

Me quedé limpiando mis manos sucias en mis viejos y gastados jeans y caminé hacia Sandara. Me detuvo con una mano en mi hombro y levantó un borde limpio de su delantal y comenzó a limpiarme la frente.

— Dara ¿Qué estás haciendo?— Me reí, confundida, pero no aparté su mano.

— Tienes tierra en la cara— Dió un paso atrás y me sonrió, pero su habitual sonrisa cálida vaciló.

— ¿Qué pasa? ¿Es el bebé?— Pregunté repentinamente en pánico y mis manos se movieron reflexivamente hacia su estómago. Ella negó con la cabeza, apretando los labios.

— El bebé está bien— Me tranquilizó tomando mi mano entre las suyas.— No puedo creer esto, oh Lisa— Ella pareció atragantarse con sus palabras.

— Dime qué pasa ¿Es mi padre?— Si no era el bebé, entonces tenía que ser papá para poner a Sandara tan triste. Ella sacudió su cabeza otra vez.

Ella respiró hondo.

— Están aquí por ti— Susurró mirando detrás de ella y de vuelta a la casa azul claro.

— ¿Quién?— Susurré de vuelta con complicidad. Todos los que conocía vivían en o cerca de esta playa.

— De la realeza— Ella susurró de vuelta; con la cabeza gacha apartando la mirada.

Me tomó un momento, realmente un momento demasiado largo, ponerme al día con lo que Sandara me estaba diciendo. Fue tan, inesperado. Esto no estaba destinado a suceder. Nunca debió suceder.

— Lisa— Susurró llamando mi atención. Aparté la vista de la casa y volví a mirar a Sandara.— Tienes que ir a conocerla— Dijo dándome una sonrisa forzada de tranquilidad. Asentí con la cabeza y Dara me guió de regreso a nuestra pequeña casa de la mano que todavía sostenía.

Princess's pet ⚜ Chaelisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora