Capítulo 20: Fue un día agotador

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Song: Rise
Taemin


{Jakob}

Caminaba relajado por los largos y oscuros pasillos del palacio con una expresión indiferente. Saludaba a los soldados que veía en el camino con un ligero asentimiento. Al llegar a la puerta de Ivar di dos toques y esperé a que esta fuese abierta. Del otro lado me recibió una enorme sonrisa y un cabello todo despeinado mientras me daba permiso para entrar.

—¿Me esperabas?—cuestioné frunciendo mi ceño mientras cerraba la puerta detrás de mí.

—Sé que cuando el mundo parece no tener salvación, vienes a mí buscando sentir que al menos algo está bien—. Me abrazó por detrás y reposó su mentón en mi hombro—. Porque cuando estamos juntos todo se siente tan correcto.

—Me conoce tan bien, mi general—. Sonreí mientras él besaba mi mejilla de forma tierna.

Comenzó a ayudarme a quitar toda la ropa mientras iba depositando pequeños besos en cada tramo de piel desnuda, el suave toque que generaban sus manos hacía sentir que mi piel quemaba y su aliento caliente contra mi piel me hacía temblar.

Al encontrarme completamente desnudo, me giré hasta quedar frente a él y acaricié su cabello despeinado, bajé mis manos por su rostro y dejé un suave beso en sus labios mientras comenzaba a quitar su ropa.

Lo sentí sonreír contra mis labios mientras dejaba su torso descubierto, besé su pecho mientras pasaba mis manos por su abdomen endurecido por los entrenamientos diarios de un soldado.

Desabroché su pantalón y le dejó caer al suelo junto a su bóxer, agarró mi rostro y atacó mis labios con unas ganas enormes, nuestras bocas se devoraban entre sí mientras nuestras lenguas invadían la cavidad bucal del contrario en una guerra constante por el poder.

Sus manos bajaron hasta mi trasero apretando este con ganas y juntándonos más haciéndonos jadear al sentir nuestras erecciones chocar entre sí.

Me empujó contra una pared de forma que mi pecho quedó contra el frío de esta y mi trasero a total disposición de él, me dio una nalgada y se presionó con fuerza contra mí haciéndome jadear.

Comencé a restregarme contra él deseando sentir más.

—Ivar, entra ya—rogué

—Aún no cariño—. Depositó tiernos besos por mis hombros.

—Ivar—gruñí

—Tengo que prepararte cariño.

—Solo hazlo—exigí desesperado.

—Dolerá.

—Ivar, hazlo—ordené con voz ronca y lo escuché suspirar mientras alineaba su miembro en mi entrada.

—Perdóname—. Entró tan duro que me arrancó un fuerte y ronco gemido que hizo arder mi garganta, mis ojos estaban en blanco mientras mi boca permanecía ligeramente abierta babeando.

Sus embestidas eran duras y salvajes, penetraba tan profundo en mí que todos mis sentidos se habían desconectado, mi cuerpo temblaba entre sus fuertes brazos mientras su miembro torturaba de forma deliciosa todo mi interior y yo no podía parar de gemir.

Ivar colocó su mano en mi boca ahogando mis gemidos mientras embestía más duro.

—Nos van a descubrir—susurró en mi oído y dejó una lamida en mi cuello mientras seguía aumentado sus embestidas.

Mi respiración era un desastre, me dolía la garganta y tenía la mente nublada solo podía sentir sus duras embestidas y rogar por correrme.

Aquel cosquilleo tan conocido en mi vientre me avisó de que estaba a punto de correrme, mordí la mano de Ivar mientras mis paredes lo apretaban, lo sentí gemir y aumentar sus embestidas mientras mis piernas comenzaban a temblar.

La última batalla Where stories live. Discover now