˚ ⁀➷ Final

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El olor a miel inundaba la habitación que antes fue de la pareja, se escuchaban los sollozos suaves y tiernos salir de las cunas blancas, la luz les informaba a los más pequeños que era de día y por ello debían levantar. Jeongin estaba allí, su cabecita apoyada en los barrotes de la pequeña cuna blanca y sus avellanos luceritos viendo a la bebé ronronear cuál minina siguiendo su aroma, moviendo en el aire sus piecitos y alzando sus manitas, la pequeña intuía dónde estaba su papá y por ello hacía el amago de querer ir hacia él.

Ambos pequeños tenían un aroma peculiar que heredaron de Jeongin, algo de Chan, pero está mucho más presente y es muy bien percibido el del Omega. La miel, la canela, vino, hierbabuena, sus cachorritos son un manojo de aromas dulces y ricos.

Jeongin acercó su mano a la pequeña, el contacto de sus pieles le hizo reír suavemente, animándose a sacarla de la cuna y dejarla en su pecho. Su lobo se removió con euforia desbordante.

Debía darle de mamar antes de que el gruñón cachorrito despertara también, acostándose de costado se despojó de su camiseta y dejó a la vista su pezón, sus pechos dolían mucho si los bebés no estaban comiendo y aquella pequeñina parecía saberlo. Soltó una carcajada y las encías rosaditas hicieron reír a Jeongin.

Bang Yeji y Bang Jungwon, dos cachorritos de seis meses, cabellos negros y ojos pequeñitos, gorditos y sonrientes, con un sueño pesado y una energía descomunal hacen que sus padres acaben el día, destrozados. La pequeña bebé fue nombrada de aquella manera por Seungmin la vez que llegó de visita, a Jeongin le pareció un acto bonito y de alguna manera el nombre le iba perfecto. Por otro lado, Jungwon llegó de la rama de Chan, siendo su padre el portador del nombre y dejándoselo a uno de sus primeros nietos.

Los dos fueron recibidos en casa con mucha alegría, pero pronto comenzaría la ardua batalla sin descanso en la que se sufrían amenazas y decaídas, emboscadas y trampas, aquello era algo inmortal. Muchos lo llaman "paternidad y crianza" Jeongin y Chan lo tomaron como un reto.

Al principio fue... un caos, un desorden, un rompecabezas y demasiado estrés. No se respiraba paz, ninguno tenía tan desarrollado el instinto maternal y paternal, poco a poco descubrían cosas de sus cachorritos, el día a día resultaba un misterio.

Chan tiene el turno de noche, Jeongin el del día.

Mientras Jeongin alimenta a uno, Chan está aseando al otro. Mientras Jeongin duerme a uno, Chan viste a otro. Cuando ambos pequeños están durmiendo, Jeongin y Chan caen redonditos en la cama pues el cansancio parece pegarles latigazos, porque Yeji y Jungwon no se despiertan tarde, no, no, ellos están desde las siete de la mañana con esos luceritos curiosos abiertos y tienen unos pulmones sanos, tanto así que lloran nada más amanecer.

—Papá está trabajando hoy... —murmuró Jeongin dirigiéndose a Yeji, ésta le veía expectante con sus negros orbes, su boquita succionando el pezón de su papá—. Eres muy comilona, de-deja algo para Wo... —le dijo acariciando sus castos cabellos negros, bueno, ahora que se fijaba con más atención podía dar una hipótesis del color de cabello de ambos bebés.

De noche parecía negro azabache, ante el sol brillaba el castaño. Era eso o Jeongin era daltónico.

—Papá se ha enamorado más de ustedes que de mi... —susurró, sus dedos rozando la suave piel de la niña, ésta ciñéndose a su toque cariñoso—. No sé por qué me pone tan feliz que sea así... —dijo una vez más.

Jeongin tenía una masa de sentimientos chocándose entre sí en su pecho, todos arremolinados y creando nuevas sensaciones antes no experimentadas. Empezó a ser consiente de aquello cuando vio reír a Jungwon fue el amor y el orgullo, una pizca de dolor por ser tan linda la imagen, la búsqueda por encontrar la misma reacción en Chan e hizo que girara hacia él al instante. También cuando durmieron por primera vez los cuatro juntitos, se sintió completo, feliz, demasiado feliz, teniendo entre sus brazos tan bellos regalos de la madre Luna.

Whiny Baby Noises² ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora