𝗛𝗢𝗟𝗗 𝗢𝗙𝗙 | 𝓟𝓮𝓷𝓮𝓵𝓸𝓹𝓮 𝓙𝓾𝓭𝓲𝓽𝓱 | 𝗣.𝗘

𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 1

Pasado: frase 1

—𝐒𝐨𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞𝐫í𝐚 𝐭𝐞𝐧𝐞𝐫 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐭𝐞𝐧í𝐚.. 𝐜𝐚𝐫𝐢ñ𝐨..

Actualidad: 𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 1

[𝓓𝓾𝓺𝓾𝓮 𝓑𝓪𝓼𝓽𝓲𝓪𝓷 𝓙𝓾𝓭𝓲𝓽𝓱]

—Penélope..— Suspiro angustiado, su vista se enfocaba en su hija la cual estaba recostada en la cama por la fiebre y las hematomas de caer por las escaleras —perdóname, No fui capaz de cuidarte como se debía..—

Desde niño pensaba que yo iba a ser diferente a mis padres pero deje que tu madre haga lo mismo que me hicieron a mi..

Tomo sus pequeñas manos entre las suyas, podía sentir la fiebre sobrepasando el límite de una niña tan pequeña debe soportar por el descuido de sus padres.

—Disculpe por la introducción Duque pero el doctor llegó para revisar a la princesa— Informo el asistente del Gran Duque desde el otro lado de la puerta.

—Que pase— Dio el permiso de entrada rápidamente mientras se paraba dejando la mano de su hija en la cama, su mirada se concentraba en el médico, pensando si este podría calmar el dolor de su hija —eres el quinto que traigo aquí, espero buenas noticias—

Su voz sonaba autoritaria al final de su orden, vío al hombre padecer en su sitio tragando en seco su miedo hacia el Duque.

—Haré lo que esté a mi alcance Duque— responde con rapidez, se acercó a Penélope.

Desvío su vista hacia su asistente que miraba la situación desde la puerta.

—Vigílalo, volveré enseguida, tengo un asunto pendiente con esa mujer— dijo con desagrado al referirse a su esposa.

—Entendido— arreglo sus lentes mientras responde —solo no dejes que vea la señorita menor—

Apresuro su paso hacia la puerta, su enojo aumentaba mientras caminaba, había dejado de lado hablar con esa mujer para priorizar primero a Penélope pero ahora siente tanto enojo al pensar lo que ella hizo, aún recuerda esas heridas en sus pantorrillas de su hija que tan desalmada puede ser esa mujer para hacerle eso a su hija?

Apretó su mandíbula de la frustración que sentía, sus manos estaban rojas por la fuerza que ejercía en ellas, los sirvientes se alejaban luego de inclinarse ante su presencia.

Cuando llego a la habitación donde se encontraba ella azoto la puerta con brusquedad, como no, allí estaba ella arreglándose como si no hubiera pasado nada, como si no fuera su culpa que Penélope estuviera luchando por su vida en esa cama lo cabreaba más.