Episodio 11.

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Después de disfrutar la comida, y conversar un poco, el omega albino decidió marcharse.

-es hora de volver a casa.-se puso de pie y quedó frente al castaño.-fue un placer conocerte. Cualquier cosa que necesites puedes contar con mi ayuda.-

-te lo agradezco.-

Después de sonreírle al castaño, volteo para despedirse del alfa, frunció el seño al ver qué está se estaba colocando la chaqueta.

-¿Y tú a dónde piensas ir?-

-pues te voy a acompañar a tu casa.-

-no digas tonterías, puedo ir solo. Mejor has algo productivo y ponte a limpiar, Caín ya tiene suficiente con aguantarte.-

-no seas grosero.-le regaño fingiendo estar dolido por su comentario.

De nueva cuánta Iker volteo para ver al castaño.-nos vemos después. Muchas gracias por todo.-el omega salió de aquella casa, no sin antes mirar con rabia al alfa.

-no fue tan malo como pensé.-habló el castaño en cuanto la puerta del departamento se cerró.

-te dije que no era una mala persona.-sin dudarlo, el pelinegro se acercó al omega, acunó su rostro y beso con dulzura su frente.-anda, ve al cuarto. Yo me encargaré de limpiar.-

-¿Seguro?-

-si. En cuanto acabe te alcanzo.-

Tras darse un pequeño beso, el Omega de dirigió a la habitación, pues aquella noche el cansancio lo estaba dominando.

* * *

Al terminar de limpiar, reviso la hora en su celular, notando que tenía mensajes no leídos.

Iker; Realmente fue una noche maravillosa. Caín es un ser tan puro e inocente, lástima que haya caído en tus garras. Cuídalo y protegerlo, o yo me encargaré de que asistas a tu funeral.

Sonrió ampliamente, sin duda el albino era un amigo que deseaba nunca perder, eran totalmente opuestos, pero bien dicen que esas son las mejores amistades.

Señor de la empresa; ¿En donde estas? Hace noches que no llegas a casa. Te recuerdo que hay documento que tienes que revisar.

Quisiera o no, su padre tenia razón, no había llegado a casa; en primera porque las noches anteriores habían disfrutado su estadía en la playa, y los días actuales había faltado a casa por estar con el omega, tendría que hablar con su padre para hacerle saber que el Omega estaba cerca y quería cuidarlo.

Guardo su celular y se dirigió a la habitación, las luces estaban encendidas, pero sobre la cama descansaba aquel hermoso omega, ese omega que aún dormido se veía bellísimo.

Sonrió ampliamente, cubrió aquel pequeño cuerpo y le beso sobre sus cabellos, antes de acostarse quería tomar un baño.

* * *

A la mañana siguiente el Omega se levantó y comenzó a alistarse para poder ir a la universidad, trataba de no hacer ruido, pues su hermano aún dormía.

Salió de la habitación y decidió desayunar el delicioso pastel que el amigo de su hermano le había obsequiado.

Al pasar unos minutos, Vlad entró a la cocina.-buenos días.-

-buenos días. ¿Ya te vas?-preguntó al ver qué su hermano ya estaba vestido.

-no se, tú dime. Iré a dejarte al colegio.-

-puedo ir en transporte. No deberías preocuparte por eso.-

-¿No quieres que nos vean junto?-

-no es eso.-solto una risa y se levantó para poder besar rápidamente al alfa.-voy a lavarme los dientes, salgo y nos vamos.-

Vlad sonrió encantado, aquel Omega era tan dulce y tierno.

* * *

La cafetería de Liam ya estaba en servicio, los empleados como siempre atendían con una sonrisa y de forma amable, gracias al buen trato de los empleados, aquella cafetería era una de las mejores.

Un chico entro al local, llamando de inmediato la atención de todos los presentes, no por su persona, sino por el enorme ramo de flores que descansaba en sus brazos.

-¿Liam Linares?-preguntó acercándose a la barra, el pelimarrón se acerco al escuchar su nombre.

-soy yo.-

-buenos días. Un detalle para usted.-el chico entregó el ramo, Liam lo recibió un poco dudoso.

-¿Quién las manda?-

-lo siento no nos dio nombre.-

-bien, se lo agradezco.-

-con permiso. Lindo día.-el chico se alejo y se fue.

El ramo estaba bellísimo, era un corazón, con girasoles en los bordes y rosas azules rellenandolo, y gracias a esas rosas supo quién lo había mandado.

-¿Y eso?-asustado levanto la mirada, aquel alfa peliazul se dirigía hacia él.-¿De quién es?-

-no lo sé. No dijeron nada, solo lo dejaron.-

El alfa lo miro incrédulo, miro el ramo y de inmediato encontró una pequeña nota en uno de los bordes, la tomo entre sus dedos y la leyó en voz alta.

-"Liam Linares, un Omega de carácter y sentimientos puros."-sin expresión alguna miró al omega.-al parecer es para tí.-

Liam bajo la mirada, los empleados guardaron silencio. El chico suspiro y se dio media vuelta.-¿Tienes un minuto?-Liam le entrego el ramo a uno de sus trabajadores, este lo miro nervioso.

-ya vuelvo. Sigan trabajando.-

Ambos salieron de la cafetería y se alejaron una cuadra, finalmente, el alfa se detuvo, se dio la vuelta y miró al omega.

-¿No sabes quién te mando ese arreglo? ¿Acaso estás viéndote con alguien más?-

-no se quién lo mando.-mintió.

-¿Te está viendo con alguien más?- preguntó de nuevo, ya que la primera vez había sido ignorado.

-no.-

-nadie manda un adorno como ese solo porque si.-Leonardo intento mirarlo, pero Liam simplemente aparaba la mirada.-¿En todo este tiempo no me he ganado tu corazón? ¿Mis esfuerzos por enamorarte no han sido suficientes? Dime la verdad, porque comienzo a rendirme.-

-es que no es eso.-

-¡¿Entonces qué es?! No puedes darme excusas, ¿Sabes porque? Por qué en todo este tiempo no he echo más que cuidarte, respetarte, mimarte y entenderte.-

-no se que decir.-

El alfa suspiro molestó, hizo pedazos la nota que aún estaba entre sus dedos y dejó caer los trozos de papel.

-ese es el problema, nunca sabes. No sabes que hacer, no sabes que decir, no sabes que es lo que sientes.-

El alfa se alejo maldiciendo, dejando a un triste omega en aquel callejón, haciéndolo sentir miserable, no por lo que le dijo, sino por las cosas que se había callado.

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Mi hermano, mi Omega.Where stories live. Discover now