Episodio 23.

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Cuando Karl llegó a su hogar encontró todo apagado, no le sorprendería si Liam se hubiera marchado, ya lo había hecho una vez y fácilmente podría hacerlo de nuevo.

Se acomodo en el sillón y trato de asimilar lo que sucedía, sus hijos se habían enamorado y tal parecía mantenían una relación desde hace meses.

Sus emociones eran un remolino, en parte estaba molesto, decepcionado, triste, y también había algo de alegría, sería abuelo, una nueva etapa se acercaba, y no estaba dispuesto a perderse de ella, aunque su familia volviera a separarse.

-¿De verdad dejaste a Caín con ese tipo?-se escucho la voz del omega detrás de él.

-ese tipo es nuestro hijo.-

-nuestro hijo jamás haría algo como eso.-

Aquello enfureció al alfa, se puso de pie y se detuvo frente al castaño.-sera mejor que cambies esa actitud, o está vez en verdad nos tendremos que despedir.-

-¿Me estás amenazando?-

-entiende que no puedes ponerte de ningún lado, Vlad tiene la culpa, pero también Caín, y perdoname pero ya no son unos niños, aunque no nos parezca ellos ya tienen que tomar sus propias decisiones, nos guste o no.-

Los ojos del omega se llenaron de lagrimas. -pero son hermanos.-

-pero Vlad ya reclamo a Caín, nada malo va a suceder.-

-¿En verdad me dejarías? ¿Te olvidarias de mi?-

Karl se acercó y lo abrazo con fuerza, fue entonces que recordó lo que sintió antes al haber lastimado a su familia.-una vez te perdí, y entonces me aleje de mis hijos. Pero está vez no, no pienso alejarme de nuestros nietos.-

-necesitare ayuda para afrontar esto.-

-muy bien. Haremos una cita con un psicólogo si es lo que quieres.-

***

Iker había acertado, ahora que todos sabían del embarazo, el omega tenía un vientre abultado, no exagerado, pero si había crecido, gracias a ello el omega había decidido dejar la escuela, ahora solo se la pasaba en casa.

Vlad se había mudado al mismo departamento, pero no dormían juntos, después de lo sucedido el alfa había cambiado por completo, claro que lo cuidaba, pero ya no parecían ser tan cercanos como antes.

Sintió las fuertes patadas en su vientre, así que tomo entre sus manos la prenda que Vlad le había prestado, solo con oler las feromonas, las vidas en su interior lograban calmarse, pero para su mala suerte la prenda ya no tenía olor.

Salió de su habitación y se dirigió a la del alfa, tocó pero no obtuvo respuesta, se decidió a entrar, solo tomaría una camisa y saldría de inmediato.

Sus ojos se abrieron con sorpresa y un extraño sentimiento se apoderó de él. El cuarto estaba lleno de cosas para los bebés, claro que las ropas eran blancas, verdes o amarillas, pues aunque se dirigían a los bebés como varones, no sabían si se trataba de niños o niñas, Vlad había decidido que eso sería sorpresa.

Entro a la habitación y se acercó al armario, rápidamente los movimientos en su interior se tranquilizaron, toda la habitación se había llenado del aroma del alfa.

Inhaló con fuerza y un sentimiento de tranquilidad lo abrazo.

-¿Qué estás haciendo aquí?-la voz a sus espaldas lo sorprendió, asustado volteo y evito mirar al alfa.

-vine... Yo solo...-se toco el vientre y miro el suelo.-me golpearon muy fuerte, quería otra prenda... La que me diste la última vez ya no... No tiene aroma.-

Vlad se acercó, se puso frente al Omega y se inclino para tomar la prenda, Caín inhaló el aroma de su hermano, sin poderlo evitar, se recargo suavemente en el pecho del mayor.

-¿Qué sucede?-

-tus feromonas, tu habitación está repleta de ellas y me tranquilizan.-

-si quieres dormir aquí puedes hacerlo, yo dormiré en la sala.-se alejo y trato de salir de la habitación.

-Vlad.-su voz lo detuvo.-no podemos estar así. Me duele tu indiferencia y yo... Vlad yo te extraño.-

El pelinegro volteo pero no se le acercó. -tambien te extraño. Es solo que me es difícil mirarte, prácticamente te obligue a seguir con el embarazo, dejaste tus estudios y yo... Iker tenía razón, la peor parte te la llevas tú. Prometo que después de esto tú vida volverá a ser como antes, volverás a la escuela y harás lo que decidas hacer.-

-yo de verdad, no sé cómo es que estás tan tranquilo.-su voz comenzó a quebrarse.-hace semanas únicamente éramos tú y yo... Ahora seremos padres y... Tengo miedo, Vlad.-

-¿Miedo?-

-todo esto paso muy rápido, ahora tengo siete meses, en dos semanas serán ocho... No he asimilado nada, ¡no puedo!-

-cuando nazcan podrás retomar tu vida.-

-¡No quiero eso! Todo esté maldito tiempo no has parado de decir eso. No quiero retomar nada, ¿no lo entiendes? ¡Tengo miedo! Miedo de morirme en el parto. Miedo de no ser suficiente para mis hijos. Tengo miedo de perderte. Dices que retomaré mi vida, y comienzo a creer que solo dices porque quieres que me aleje de ti.-paso de largo y salió de la habitación.

Vlad cerró la puerta y comenzó a llorar, claro que también tenía miedo, pero pensaba que si se quebraba ambos terminarían perdidos, se preguntaba porque todo había pasado de esa manera, su hermano tenía razón, todo había pasado muy rápido.

***

Caín estaba totalmente a oscuras, sus lágrimas brotaban y el movimiento en su interior le causaba dolor.

Escucho unos suaves golpes en su puerta, cuando está se abrió cerró los ojos fingiendo dormir. Sintió la mano de su hermano acariciando su cabeza, hace días que no tenía una caricia de su parte.

Después sintió un beso sobre su vientre.-no lastimen mucho a mami.-escucho entre susurros.

Antes de que Vlad saliera de la habitación, regreso y beso al castaño en la mejilla.

Caín se levantó en cuanto escucho la puerta cerrarse, vio que Vlad le había dejado un yogurt y fruta picada junto a un jugo de naranja.

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Mi hermano, mi Omega.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora