15. La Pintura

3.5K 427 94
                                    

Narra _____

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Narra _____

Me enorgullece decir que al llegar a casa no lloré. Que respiré, me tranquilicé y ayudé a papá a hornear galletas como toda una campeona.

Nos sentamos juntos en el sofá a ver películas viejitas de Disney mientras reíamos de cosas sin sentido. Papá me contó sobre su día en el trabajo, yo le conté sobre mi día en el instituto y creí que nada podría salir mal hasta que él se volteó, me miró con ojos comprensivos y preguntó en un susurro:

―¿Realmente estás bien, cielo?

Y ya no lo estuve.

Me derrumbé en sus brazos y empecé a llorar. Saqué todo lo que tenía guardado desde que supe la verdad, y dejé que mi corazón soltara todo sin remordimientos.

Papá acarició mi cabello con dulzura, y pude sentirlo temblar junto a mí. Era la primera vez que un chico me “rompía el corazón” y me afectaba lo suficiente como para llorar frente a él.

Así que ahí estábamos, llorando juntos, sin saber quién consolaba a quién.

―Juro que voy a electrocutar al próximo chico que toque la puerta buscándote ―dice mirándome muy serio, pero sus ojos hinchados por las lágrimas me resultan adorables.

Suelto una risita y le doy un rápido beso en la mejilla justo cuando alguien golpea la puerta.

Obligo a papá a quedarse en el sofá y me lavo la cara lo más rápido posible antes de correr y abrir la puerta.

Y la sorpresa que me llevo al ver a Adrien Agreste frente a mí es monumental.

Espero haber escondido la taser...

―Hola, _____ ―saluda con ésa sonrisa de niño bueno tan característica en él y yo volteo a ver a papá, que está entretenido con la película de “Buscando a Nemo”.

Bueno, Adrien, Nemo te salvó de recibir un choque eléctrico.

―Hola ―respondo―. ¿Qué te trae por aquí?

Adrien ríe y levanta los hombros.

―Cuando dijiste que eras famosa... Lo admito. No creí que hablaras tan enserio ―me dice, rascándose la cabeza con nerviosismo.

Levanto una ceja, aún más confundida que antes, y observo la pequeña tarjeta que me extiende. Tiene la información de contacto de su padre.

―¿El señor Agreste? ¿Qué se supone que...?

―Mi padre quiere... ¿Contratarte? ¿Se dice así?

―¿Le hablaste de mí a tu padre? Qué tierno eres ―bromeo, dándole un ligero golpe con el codo.

―En realidad... Mi padre me habló de ti ―corrige―, dijo que había estado intentando contactarse contigo. Y cuando oí tu nombre completo...

―Te ofreciste a venir a verme ―termino, apoyándome contra el marco de la puerta.

El amor de un impostor (Félix y tú) Where stories live. Discover now