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Ubicación: Queens, Nueva York

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Ubicación: Queens, Nueva York.
Fecha: Desconocida.
Año: 2016.

Sus pasos tropezaron una vez más.

Excepto que esta vez, el tropezón se dio en un hueco abierto en el suelo frío y rugoso, que la oscuridad le impidió ver a tiempo.

Ni siquiera pudo intentar mantenerse de pie, ni siquiera tuvo tiempo para frenar la violencia con la que su cuerpo cansado se estrelló contra la piedra húmeda, haciéndola gimotear y proferir el inicio de una maldición que no llegó a escucharse, para su suerte. Un sabor ya familiar a hierro invadió sus labios, haciendo que su corazón ya adolorido se apretase contra su pecho, urgiéndola a levantarse como pudo y seguir corriendo, a ignorar el dolor molesto que punzaba sobre sus manos y rodillas, a fingir que el brusco tirón que ahora dejaba ver las consecuencias sobre ese tobillo malherido, y a pretender que el hierro que aún podía saborear no era sino una cruel ilusión de la cuál se libraría ni bien estuviera a salvo de la situación que ponía tan en riesgo su vida.

Solo fue cuando, finalmente, pudo escabullirse a través de una puerta oxidada... cuando finalmente se dio tiempo de respirar y llevarse las manos al rostro, cubierto parcialmente por una bufanda suave de color rosado, que pudo comprobar que, efectivamente, la sangre que manchaba su nariz y labios era suya.

"Carajo..."

El sonido apresurado que venía tras ella la arrancó de sus pensamientos, obligándola a reanudar la carrera, antes que "eso" le diese alcance. Pero era en vano. Las opciones se le acababan, y pronto no tendría a dónde más huir. Mas se negaba a ello. No podía ser. No podía suceder...
Súbitamente, se vio obligada a frenar, maldiciendo al darse cuenta que las salidas del viejo edificio estaban totalmente bloqueadas. Ni puertas, ni ventanas, podían darle la libertad que tan desesperadamente necesitaba. Y a sus espaldas, los pasos se volvían más y más veloces...

Una especie de chillido escabroso resonó en el ambiente ruinoso, erizando su piel canela. No tuvo el valor de voltear. No quería verlo...

No quería saber que estaba acorralada como un animal.
Una pequeña presa, lista para ser despedazada por los depredadores.

Tal vez habría sido más piadoso aceptar su destino y dejar que la muerte la atravesase con esas frías garras, pero su instinto se negaba a ceder. Y esa negación fue lo que alargó su agonía, al hacerla precipitarse a las escaleras mohosas y oxidadas que llevaban a un destino desconocido. Subiendo. Siempre subiendo. Huyendo lejos de la muerte.

"Es un milagro que no me haya roto la nariz con ese golpe..."

Tenía suerte que ese pequeño sangrado estuviese parando. Tenía suerte que ninguna de sus prendas, más allá de la bufanda ligeramente húmeda, estuviera manchada. No podía deshacerse de nada en ese momento. No si no quería arriesgarse a ser reconocida y cazada por el aroma de su sangre, fuera de los límites de ese lugar olvidado por Dios... si es que existía uno. Maldita sea. En esos momentos deseaba que existiera uno y que le brindase esa milagrosa ayuda que tantas personas de su pasado afirmaron haber recibido. Pero eso no iba a pasar.

𝕽𝖊𝖓𝖆𝖎𝖘𝖘𝖆𝖓𝖈𝖊: 𝐒𝐀𝐂𝐑𝚰𝐅𝚰𝐂𝚰𝐎 (ᴀᴄᴛᴜᴀʟɪᴢᴀᴄɪᴏɴᴇs ʟᴇɴᴛᴀs)Where stories live. Discover now