¿Cómo carajos espera la gente que no sienta nada? ¿cómo esperan que te olvide, que te suelte, que te deje?
¿Cómo se olvidan las dudas?
¿Cómo se olvida la incertidumbre?
¿Cómo olvidas el dolor?
¿Cómo olvidas tantos sentimientos?
¿Cómo te olvido a ti?
¿Cómo te olvido si extraño verte cada día aún desde la distancia?
¿Cómo te olvido si extraño compartir un momento contigo? Aunque fuera cosa de un instante, aunque fuera cosa de una mirada, aunque fuera cosa de un saludo.
Extraño sentir el palpitar de mi corazón cada que te veía a la distancia.
Extraño jugar a los tontos.
Te extraño.
Te extraño aún sabiendo que me haces mal, que los momentos buenos contigo terminaban siendo malos.
Extraño abrazarte, extraño el deseo de besarte cada que nos veíamos.
Extraño tener la posibilidad de estar a tu lado, aún pese a que estar contigo implicaba no decirte cómo me sentía con respecto a ti.
Maldigo tanto a mi boca por ese día en que quise aliviar mi incertidumbre.
Maldigo el momento en que quise saber si todo eso que yo sentía empataba contigo.
Maldigo el momento en que supe que no me querías de la forma en que yo te quiero a ti.
¿Cómo no lo vi venir?
¿Cómo no vi venir que no le importaba a la persona que me dejaba esperando y nunca llegaba?
¿Cómo no vi venir que le daba igual a quien no contestaba mis mensajes?
¿Cómo no vi venir que era un juego para ese que no detenía su veneno y lo sacaba siempre sin importar si me hería en el proceso?
¿Cómo no lo vi venir? Si era claro que no me veías con el valor con el que yo te veía a ti.
Lo vi tantas veces.
Tuve la respuesta tantas veces enfrente, pero quise ser ciega.
Me cegué porque sentía que por primera vez tenía conexión con alguien.
Me cegué porque vi en ti todo lo que creía que necesitaba en ese momento.
Me cegué porque quería sentirme amada con desesperación y tú apareciste en el momento.
Me cegué cuando perdí el apetito.
Me cegué cuando era un infierno estar contigo y estar lejos de ti.
Me cegué cuando me frustraba querer llorar y no poder.
Me cegué aún cuando cada poema de dolor iba para ti.
Me cegué con una idealización que no era real.
Cegué mis sentimientos y aún los ciego, porque no me gusta la sensación que me provocas en el alma cada vez que pienso en ti.
Me diste tantas cosas...
Me diste dolor, pero también me diste ilusiones.
Me hiciste sentir esperanza cuando ya te había sacado de mi vida y volviste.
Me diste expectativas cuando me dijiste que ahora sí era enserio.
Me diste una llama de fe cuando fuiste tú quien me buscó.
Me diste alas y me las arrancaste.
Extraño sentir que me he desahogado de algo que me carcome por dentro y luego soltarlo, porque a ti no puedo soltarte tan fácil.
Una vez me dijiste que había cosas que no podía controlar, que había cosas que era necesario dejarlas fluir, que tenía que relajarme y ver las cosas pasar, pero ¿cómo te dejo pasar a ti?
¿Cómo dejo de pensarte si sigues estando presente en mi mente día a día?
¿Cómo me relajo si sigo preocupándome por ti?
¿Cómo dejo de querer controlar todo cuando mi mayor temor es saber que en cualquier momento encontrarás a alguien que sí cumpla con todo lo que buscas y que sí sea "digna" de estar contigo?
¿Cómo voy a ignorar todo si todo me recuerda a ti?
¿Cómo me adapto a esta realidad en la que sigo queriéndote aun cuando sé que no debo?
No miento cuando digo que te extraño.
Extraño sentir que sentíamos lo mismo y que todo se iba a arreglar.
Extraño el coqueteo, el anhelo, la química, la falsa certidumbre.
Extraño conformarme con lo que había entre nosotros, porque al menos era claro que esos momentos eran reales.
Extraño cómo era yo antes de conocerte, pero no me imagino cómo sería mi vida si no te hubiese conocido.
Extraño muchas cosas, pero lo que más extraño es cuando no sentía que había perdido algo que nunca tuve.
Extraño tanto, tengo tantas dudas y tengo tanto guardado que nunca voy a poder decirte...
Entonces dime, ¿cómo olvido?
