Capítulo 6

62 9 23
                                    

–Kogoro, en un año más ya no podré cargarte.

–Lo seguirás haciendo, padre, lo sé.

–No...ya no puedo más.

–¡Más rápido, papá!

–Ya me cansé de cargarte, mi niño.

–Pues de preferencia acostúmbrate, no pienso bajar–Dijo el menor mientras comía el helado de fresa qué Ranpo le compró durante el camino.

–Huh...De verdad eres cruel.

–Supongo que se me podría considerar una persona cruel...Oye, padre.

–Dime, cariño.

–¿Puedo ir a la biblioteca?

–¿A qué biblioteca?

–No sé, a la más cercana que esté de aquí, supongo.

–A la más cercana, dices–Suspiró.

–¿Ocurre algo malo, padre?

–Nada, es solo que la biblioteca más cercana que hay por aquí es en la cual conocí a tu padre, hace años.

–Con más razón me gustaría ir, de seguro es un lugar vacío y lúgubre, como mi alma.

–A veces siento que debo de quitarte la lectura, solo provoca que digas cosas raras.

Ambos llegaron a casa, Ranpo bajó a su hijo y entraron a la casa. Edgar se encontraba en la sala escribiendo, Kogoro se le acercó silenciosamente para evitar distraerlo.

–Hemos llegado, padre–Dijo el menor en voz baja.

Poe los miró a ambos, dejó lo que estaba haciendo y saludó a su hijo con una caricia en su cabello.

–¿Te divertiste, pequeño?

–Sí, fue bueno ir con con mi padre a su trabajo.

–Me alegro mucho, Kogoro.–Besó la mejilla del menor.

–Padre, me gustaría ir a la biblioteca, papá ya me dijo que fue en la biblioteca de por aquí donde ustedes se conocieron, me gustaría ir.

La habitación quedó en silencio durante unos segundos.

–Tal vez luego, tu padre parece muy cansado, y yo estoy algo ocupado, pero te prometo que iremos pronto.

–Pero puedo cuidarme solo.

–Lo sé, lo sé, pero siento que...tu padre quiere acompañarte tanto como yo, y la verdad me gustaría contarte cómo nos conocimos exactamente.–Le susurró a Kogoro en el oído–¿entendido?

–Sí, padre. ¿Puedo salir al jardín a jugar con Karl?

–Por supuesto, cariño.–Le sonrió al niño–Karl, ve a jugar con Kogoro.

Karl bajó del hombro de Poe y se subió en el de Kogoro. Luego estos dos se fueron al jardín de su mansión a jugar, dejando a Ranpo y a Edgar en un silencio que perturbaba el ambiente en la habitación durante algunos segundos.

–Hola...Poe.

–Hola...Ranpo.

Ranpo se sentó junto a Edgar.

–Me alegro de verte.–Ranpo besó la mejilla de su pareja.

–Igual me alegro de verte, amor.–Le devolvió el beso a su novio, esta vez en sus labios.

–Necesito que hablemos, Poe. Se trata de Kogoro.

–Claro, ¿de qué se trata?

–Bueno...son varias cosas, la verdad. Primero; creo que ya me habías comentado la posibilidad de que Kogoro tiene algún tipo de autismo, ¿no?

Nunca lo di por perdido. (Ranpoe)Where stories live. Discover now