12. Bendecida

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La sigo, no se adentra mucho en el bosque pero esta muy cerca de donde deje a Ghost, se recuesta en el pasto, hadas diminutas se le acercan, ella les sonríe, una se acerca a su oído para decirle algo, las hadas no son de acercarse voluntariamente ella debe tener algo especial, la veo asentir, no se como pero en sus manos tiene unas campanillas estelares de esas flores no hay a su al rededor.

Ni siquiera crecen en esta nación, crecían en la extinta nación de Eolande hacia los glaciares eternos, es raro pero esa nación a pesar de su clima frío sus tierras eran fértiles y convivían en paz con la naturaleza, por eso los dioses les ofrecieron ese regalo divino, las flores campanillas estelares que concedían deseos, pero había límites dentro de esos deseos.

Un hombre, su rey para ser más exactos fue lo suficientemente avaricioso o estupido como para pedir ser mas poderoso que los dioses y estos en venganza lo mataron y destruyeron su reino poco a poco, las tierras dejaron de ser fértiles, el frío que antes era soportable los mataba, los animales morían de hambre a los pocos sobrevivientes los dragones de hielo terminaron echándolos de sus hogares obligados a irse de esa nación.

Las hadas parecen asombradas al igual que yo y es que no es para menos, me acerco con intención de que me vea, las hadas se asustan y se van, ella rápidamente desaparece las flores, pero es tarde por que ya he visto lo que hace.

— Es curioso que una humana tenga el poder de hacer aparecer y desaparecer flores de una nación extinta— se levanta, de su corsé saca unas dagas.

— No se de que me hablas— me rio pero no insistiré con el tema.

— Estas muy lejos de los muros seguros del castillo... a no espera, no son tan seguros si yo y mi amigo pudimos entrar con facilidad— rueda los ojos.

— Con magia es fácil engañar a cualquiera— le sonrío fríamente.

— Tu lo sabrás mejor que yo ¿cierto?—

— No es lo mismo— se acerca lentamente, tomo mi espada y la obligo a alejarse.

— Si tu lo dices, ahora me cobraré la herida del otro día— me acerco y me esquiva con tal gracia que me recuerda a esa noche en el baile — Esta no es una pieza de baile en la que puedas seguirme el paso princesita— se ríe pero continuamos peleando, sus dagas bloquean mi estocada que iba directo a su vientre.

— Yo creo que si te estoy siguiendo el paso— sin pensarlo nos movemos por el amplio campo y miro a Ghost le dije que no se dejará ver pero gracias a que ella voltea verlo puedo herir su costado derecho, al ver la sangre manchar su corsé, retiro la espada lentamente.

— Mierda— Ghost se altera al oler la sangre se altera pero me parece extraño me ha acompañado a muchas batallas, logra soltarse de las lianas que lo atan se acerca cuidadosamente a la princesa.

— Vámonos Ghost— le ordenó pero no se mueve, me acerco pero me muestra los colmillos y se para en sus dos patas traseras, amenazándome con sus filosos cascos delanteros — ¿Que mierda te ocurre unicornio estupido? Vámonos— le ordeno con mas fuerza.

La princesa lleva sus manos a su costado, veo como luego de unos minutos logra levantarse, se apoya débilmente en Ghost que la deja sin intentar atacarla, parece que hasta le agrada mas que yo.

— Gracias hermoso— ella no le teme, todos le temen a los unicornios marin, ¿por que ella no? Ella no es normal, intento acercarme y Ghost se tensa intenta proteger a la princesa con su cuerpo.

— Suelta a mi unicornio— ella lo suelta pero él no se aleja, veo que la mancha en su corsé sigue ahí.

— Esto no se quedará así— se aleja Ghost intenta seguirla pero lo detengo de las lianas, tengo que ejercer mucha fuerza pues él quiere irse con ella, tomo mi teléfono cómo puedo para llamar a Edom.

La historia de como me enamore del villanoWhere stories live. Discover now