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[sábado 20 de mayo]

La mañana llego y tal y como le prometió a Minji, era hora de que Jay llevara a cabo su "plan maestro", que no era más que lo primero que se le había ocurrido y que obviamente no tenía "plan B".

Si algo salía mal, se iban a la mierda todos y punto.

Heeseung tenía motivos para preocuparse, no iba a mentir.

— Jay.

La voz de su mejor amigo entrando a la cocina, mientras que él se concentraba en batir la masa de los panqueques que quería hacer de desayuno (casi a las 12 del medio día), llamó su atención.

— Hasta que te levantas, Lee.

— Déjame, me quedé viendo estupideces en mi teléfono hasta como las seis de la mañana... Solo que ahora no lo encuentro.

— ¿No encuentras tu teléfono?

— No.

— ¿No pudiste haberlo dejado en la U?

Heeseung se mantuvo en silencio por algunos segundos, mientras miraba a Jay y pestañeaba.

— ¿Pero tú eres sordo o imbécil? Si te acabo de decir que me quedé despierto por estar viendo mi teléfono AQUÍ.

— Verga, es verdad... Perdón, yo también tengo sueño.

— ¿No lo tomaste tú?

— Qué voy a haber tomado tu puto teléfono, si entro a tu habitación y me echas a patadas.

— Tienes razón...

— Si lo trajiste a la casa y no lo sacaste de la casa, no se ha perdido, ya lo vas a encontrar.

— ¿Me puedes llamar a ver dónde está?

— Ya, pero después, ahorita no jodas, estoy haciendo la comida que te vas a tragar. Hablando de eso, vete a la tienda y tráeme un jugo de naranja o de lo que sea.

— Ve tú, yo tengo pereza.

— Estoy haciendo tu puto desayuno, Heeseung, ya mucho estoy haciendo. Ve tú.

Lee puso los ojos en blanco, pero terminó asintiendo y yéndose a comprar el bendito jugo que su amigo quería.

— ¡Ya vuelvo! — gritó Heeseung desde la entrada, justo antes de salir.

No pasó ni un segundo. Apenas la puerta de la entrada se cerró de nuevo, Minji salió de su habitación, con el teléfono de Heeseung en la mano. A petición de Jay, lo tomó mientras Lee seguía dormido.

— Tienes suerte de que Heeseung no me haya escuchado al entrar a su cuarto y que no haya hecho muchas preguntas sobre lo de su teléfono. — dijo Minji con simpleza, mientras le deslizaba el aparato por la encimera de la cocina.

— ¿Qué preguntas iba a hacer? Normalmente, yo no tendría ni idea de qué pasó con su aparato.

— Lo que digas. Anda, ¿ahora qué harás?

— Escribirle al tipo de la tienda, duh.

— ¿Ese era tu plan maestro?

— ¿Tienes uno mejor? — El silencio de Minji le hizo entender que no. — Eso supuse, ahora no te quejes y trata de ayudarme a adivinar su contraseña.

— ¿No te la sabes?

— No, ¿acaso tú sí?

— Bueno, no...

— Entonces no te quejes.

— Ya, cállate, ¿cuántos números son?

— 4.

[ I'm a guy btw | HeeHoon ] pausada Where stories live. Discover now