En comparación con otros esclavos, Erik vivía bastante bien. Al menos, lo mejor que podía aspirar alguien como él, sirviendo como un objeto de entretenimiento para las grandes masas de personas en Roma, que diariamente se reunían para verle, a alent...
ㅡYo puedo, si es del tuyo, tu amor me nutriría por generaciones.
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A veces, Erik se ponía a reflexionar lo distinta que era su vida antes a como es ahora. No le mintió a Charles al decirle lo poco acostumbrado que estaba a los buenos tratos, a la tranquilidad y comodidad que una vida simple podía darle. Después de haber pasado toda su vida siendo solo un esclavo, ahora tenía las oportunidades del mundo a sus pies.
Pero él seguía siendo solamente eso, un esclavo. Uno que solo se caracterizaba por saber luchar y pelear, por ser implacable en la arena. Erik sabía llamar la atención del público, conocía de tácticas para romperle el cuello a un hombre con sus manos. Erik no sabía de tardes al sol comiendo uvas, caricias en el abdomen ni besos dulces por su rostro. Y Erik tampoco sabía qué era eso especial dentro de él, como para que Charles se tomara tantas molestias en obtenerlo.
Una tarde, con Charles y él solos descansado en el jardín, a Erik se le ocurrió preguntarle. Estaban cumpliendo aniversario de la primera vez que Erik llegó, ocho meses para ser exactos, a la casa de Charles. Charles susurraba suaves melodías mientras leía un libro, y Erik admiraba su inquebrantable belleza.
ㅡ¿Por qué yo, Charles? ㅡpreguntó Erik tranquilamente. Charles levantó la mirada de su libro para verlo.
ㅡ¿A qué te refieres con por qué tú?
Erik se inclinó lo suficiente hacia él, tomando el libro por uno de sus extremos para garantizar la completa atención del telépata.
ㅡTú sabes a lo que me refiero ㅡdemandó con firmeza, Charles soltó un suspiro, y asintióㅡ. ¿Por qué yo?
Charles, apretando los puños nervioso, respondió con un inseguro tono de voz.
ㅡIban a... Iban a matarte
ㅡCómo a muchos otros. ¿Qué me hace a mi tan especial?
El rostro de Charles se frunció en una mueca hacia Erik.
ㅡ¿No hasta con decir que me enamore de ti?
ㅡNo.
Charles soltó un profundo suspiro. Pasándose la mano por la cara, sonrió cómplice hacia el ex gladiador.
ㅡEres astuto... Muy astuto ㅡErik se encogió ligeramente de hombros, sentándose más cerca de Charles, atento a lo que estuviera por decirㅡ. Bien. Es un poco vergonzoso.
ㅡ¿A esta altura entre nosotros? Charles, me espero lo que sea.
El telépata rió, dejando un beso en los labios de Erik.
ㅡ¿Recuerdas cuando te dije que mi familia solía viajar, y que viví en muchas partes cuando era niño? ㅡErik asintió, comenzando a brindar caricias en el cuero cabelludo de Charles mientras esté contaba su relatoㅡ. Bueno, tal vez te mentí un poco, porque la primera vez que te ví no fue en el Anfiteatro...
