❧ Cuarto capítulo

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Después de las clases, Aether había quedado con sus nuevos amigos para ir a estudiar a la biblioteca, así que allí estaba, entre libros y quehaceres. Y eso que solo era la primera semana.

—Tu hermano se ha pasado un poco— le dijo a Ayaka, que estaba sentada junto a él, escribiendo en su cuaderno.

—No puedo hacer nada, siempre me dice que la base de aprender una lengua nueva es practicarla— susurró la chica para no molestar a los demás que estaban allí. —Si necesitas ayuda puedes pedírmela, llevo escuchando a mi hermano hablar sobre lenguas antiguas desde que tengo uso de razón. La traducción de hoy es sencilla.

—Gracias, yo no entiendo absolutamente nada— el chico hizo un puchero y Ayaka sonrió.

Frente a ellos se encontraban Thoma y Yoimiya, solamente faltaba Kazuha, pero ninguno sabía dónde se había metido. Aether pensó que quizá había ido a hablar con Scaramouche, ese chico tan curioso que no hacía más que meterse con él por no tener apellido.

—Mira, esto es así— dijo Ayaka acercándose un poco más a Aether. Este se dejó enseñar, al fin y al cabo lo necesitaba.

Paimon se encontraba dormida sobre la mesa, la envidiaba. Quería comer y dormir todo el día, como un gato, aunque se perdería muchas cosas interesantes. Le gustaba hacer amigos, hablar con ellos, nunca había tenido amigos hasta el momento.

—¿Lo entiendes?— continuó Ayaka. Aether la miró y trató de decir que sí, pero era demasiado honesto.

—Lo siento, me perdí en mis pensamientos y no me he enterado de nada.

Ayaka, lejos de molestarse, comenzó a reír. Aether parpadeó, pues no sentía que hubiera dicho nada gracioso.

—Eres adorable— dijo ella.

—No creo que sea adorable, lo que soy es idiota— sonrió de medio lado y soltó un suspiro. —¿Me lo explicas de nuevo? Esta vez te haré caso.

Ayaka asintió y se lo volvió a explicar. Esta vez sí se enteró, al menos de lo necesario. No era complicado, pero para alguien que había vivido lejos de la civilización costaba. Apenas era capaz a veces de escribir su idioma, como para aprender otros. Se cuestionaba si había sido buena idea ir a la academia, pero pensaba en todas las oportunidades que le abría y se le pasaba.

Después de traducir el texto, Aether pensó en qué hacer. Podía estudiar botánica o filosofía, pero le daba pereza. Era el segundo día y ya les habían mandado demasiadas cosas. Pensó en Kazuha, no había vuelto aún y no se fiaba de ese chico. Todos los de primero parecían estar allí salvo esos dos. Incluso Xiao estaba con su hermana y aquella chica encantadora de cabello lila. Aether no pudo evitar reparar en él y la vergüenza recorrió su cuerpo al recordar la fiesta de la noche anterior.

—¿Estás bien?

—Uhm... Sí, aún estoy mareado— le dijo a Ayaka.

—Xiao no es de fiar...— contestó ella y se cruzó de brazos.

Aether no iba a repetir que no creía que había sido él, todos sus amigos parecían seguros de que sí. Suspiró resignado. Creía a Xiao, se fiaba de él.

—Si descubriera que mi verdadera familia es malvada... ¿pensarías que soy malvado?— le preguntó a la chica.

—No, claro que no.

—Entonces estás de acuerdo conmigo en que la familia no influye en que seas bueno o malo— continuó.

—Sí influye, a ti no te ha criado esa familia en esos valores, te ha criado tu madre, es diferente. No defiendas a Xiao, sé muy bien lo que vi, estabas drogado y en sus brazos.

𝘼𝙡𝙢𝙖 𝙤𝙨𝙘𝙪𝙧𝙖 (Xiao x Aether) FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora