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𝐏 𝐑 𝐎 𝐋 𝐎 𝐆 𝐔 𝐄 ∘₊✧─── ☕︎︎ ───✧₊∘
Mis manos recorren su espalda por encima de su blusa, ella está sentada en la barra en la que suelo preparar las órdenes. Tan solo el simple hecho de estar juntos bajo la oscuridad de la cafetería es tan riesgoso. Pero ni ella ni yo queremos parar.
La lentitud me vuelve loco, pero necesito saber si ella también quiere lo mismo. Necesito saber si ella me desea como la deseo y me quiere como yo la quiero.
El espacio entre nosotros es tan corto, que si fuera alguien más sería sofocante, pero con ella es abrumador de una manera diferente. Con ella es abrumador porque quiero que el espacio acabe y juntemos nuestros labios.
El contacto visual es interrumpido cuando mis ojos viajan a su labios y luego vuelven a subir. Ella abre la boca con anticipación y sé que es una bandera verde para que la bese.
Pongo mi mano, que acariciaba su espalda hace unos momentos, y la poso en su mejilla. Acaricio su suave piel al tacto y por fin, el espacio entre nosotros acaba.
Sus labios y los mios empiezan a moverse en una sintonía perfecta. Sabe a fresa y menta, gracias a la bebida que le preparé hace rato, y es jodidamente delicioso.
Mi mano sigue en su mejilla, mientras ella reposa sus brazos en mis hombros. Me acerco más a ella entre sus piernas, mi mano que esta libre pasa a su cintura. El beso sigue, sin parar.
Cuándo el aire hace falta me separo de ella y la observo, estamos en la oscuridad y de no ser por una lámpara de mesa no podría ver lo hermosa que se ve. Sus labios ahora están rojos e hinchados, su cabello largo y negro se encuentra un poco despeinado, sus pupilas estan dilatadas y tiene las mejillas sonrojadas.
¿Cómo puede verse tan preciosa sin siquiera intentar?
Ella vuelve a acercarse y continuamos el beso, ahora mi mano sube a su cabello y la atraigo aún más hacia mi. Nuestras lenguas rozan y pronto se entrelazan. Sus manos viajan por mi abdomen y vuelven a reposar en mis hombros.
Me siento en el paraíso, pero debemos detenernos.
─Eunjae. ─digo entre sus labios, mi voz se escucha un poco más ronca de lo normal, ella no dice nada. Continúa con el beso. ─Tenemos que parar.
─Lo sé. ─ habla de la misma manera, pero sigue sin detenerse.
La mano que tenía en su cabello recorre hasta posarse en sus mejillas una vez más, la otra recorre de la cintura, pasa por los costados de su abdomen y sube a su mejilla de igual manera. La fuerza del beso hace qué ella se tenga que inclinar hacia atrás y recargarse en un brazo.
─Debemos hacerlo en serio. ─ me separo de ello (con mucho esfuerzo). Ella me analiza, y antes de separarnos por completo junta nuestros labios de nuevo y muerde mi labio inferior, dando por terminado el beso. Se separara de mí y me sonríe, y una veza más me vuelvo a enamorar de su bella sonrisa. ─ Es riesgoso que estemos aquí, alguien podría vernos por los cristales.
─Entonces deberíamos comprar cortinas.
Su comentario me causa gracia haciéndome reir, la ayudo a bajarse de la barra. Eunjae arregla un poco su cabello ligeramente desordenado.
─Vamos arriba, ¿tienes hambre? ─pregunto, mientras nos dirijimos al segundo piso.
Ella rie y asiente con la cabeza. Apago todas las luces y subimos las escaleras.
Eunjae llegó a la cafetería como empleada de tiempo parcial. Sin darnos cuenta, por lo menos sin que yo me diera cuenta, me enamoré de ella, caí por su voz, su sonrisa, su risa, su cabello, sus hermosos ojos. Todo lo que la conforma me vuelve loco. Pero ahora ella cumplió su sueño y es tan difícil pasar tiempo a solas.
No me importa esconderme del mundo si puedo estar a su lado. Los rumores se pueden esparcir, así que tenemos que guardar el secreto.
Y aunque me gustaría gritar a los cuatro vientos cuanto la quiero, debo de guardar el secreto de cuánto me gusta.
