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"Un poco mayor, una chaqueta de cuero negra, mala reputación y hábitos insaciables"

YoonGi deslizó la paleta de cuero por las regordetas mejillas del rubio, bajo poco a poco, pasándola por su cuello y clavículas. Mantuvo el tacto delicado hasta llegar a los erectos pezones, donde dio un pequeño azote y apretó el agarre en el cabello para su deleite.

—Amo.— chilló JiMin por reflejo.

—¿Mju? ¿Qué sucede, mi pequeño? — preguntó YoonGi con malicia, dando dos azotes más y observó como la piel se tornó hermosamente rojiza —¿No te gusta?

JiMin asintió en respuesta, jadeando mientras su amo paseaba el cuero hacia su otro pezón, donde nuevamente le torturó con azotes. Estaba erecto a pesar del maltrato, su miembro golpeaba contra su vientre de lo duro que se encontraba y reaccionaba perfectamente a los nuevos estímulos.

Lo hacía tan malditamente bien que parecía haber nacido para someterse "Para ser mío, mi sumiso" pensó YoonGi, sonriendo de medio lado. La idea no era tan absurda, mucho menos cuando finalmente le soltó los cabellos rubios y se empezó a desabrochar el cinturón junto a su pantalón.

JiMin escuchó los movimientos que hacía, más no los veía y eso lo ponía muy receptivo, casi en alerta. Pronto sintió los finos dedos del hombre apretándole las mejillas y por inercia abrió un poco su boquita, estaba siendo dócil.

—Nada de morder.— advirtió YoonGi, delineándole los pomposos labios con la punta de su pene.

—Está bien, amo, esto sé hacerlo.— dijo JiMin con inocencia, sin saber que esas simples palabras habían provocado una ola de celos en el contrario.

YoonGi no preguntó a qué se refería porque su repentino mal humor no le permitió detenerse a ser buena gente y solamente ejerció más fuerza en el bello rostro para penetrarle la cavidad bucal sin compasión.

JiMin se atragantó al sentir el miembro tocándole la campanilla, balbuceo algo como "Espera", pero el hombre no estaba dispuesto a escucharlo. O por lo menos no después de saber que se había portado mal, estaba castigándolo.

Sin más opciones, JiMin comenzó a lamer y succionar el pene, a la vez que intentaba recibir toda la extensión sin ahogarse. Eso no puso muy contento a YoonGi, por lo que le tapó la nariz para asfixiarlo y continuó satisfaciéndose.

Ante esa acción, JiMin se removió en busca de oxígeno, pero su amo le impidió apartarse y lo sostenía firmemente de la nuca. Fue entonces que YoonGi se sintió satisfecho, consideraba que se veía precioso mientras se mostraba desesperado.

JiMin pensó en decir galletita, pero luchó por soportarlo y tampoco es como si pudiera hacerlo con el eje en su garganta. El escaso aire ya estaba comenzando a marearlo y creyó que se desmayaría, aunque no llegó a ocurrir. Esto gracias a que el contrario finalmente decidió salirse de su boca y le permitió respirar.

—Si vuelves a mencionar, aunque sea inconscientemente a alguien más tocándote...— siseo YoonGi, viéndole aspirar aire con exasperación —Tu menor preocupación será respirar, créeme.— advirtió, dejándole unas palmaditas en el rostro como primera llamada de atención.

—L...Lo s-siento, amo.— respondió JiMin entrecortado y casi sin voz.

—Te voy a cargar.— informó YoonGi, agachándose a su nivel y tomándolo por la cintura para colocarlo sobre su cama.

Una vez que JiMin estuvo sobre el mullido colchón, YoonGi se deshizo de su camisa y le abrió las piernas para mirarle el culo, era una vista maravillosa. Tomó el lubricante que había dejado a la mano y vació una porción en dos de sus dedos para dirigirlos a la entrada y esparcir el líquido con caricias.

𝓓𝓮𝓼𝓸𝓫𝓮𝓭𝓲𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora