greek god

100 11 5
                                    


—Te lo voy a preguntar una última vez y quiero escuchar la verdad Choi Beomgyu, ¿de quién era el número que vi en tus llamadas recientes esta mañana? — La señora Choi estaba molesta, se notaba en su tono de voz y en su mueca de disgusto. 

Escondido tras el muro que separa la tarima principal de la iglesia, escucho la conversación. No es mi intención fisgonear, ni escuchar la posible discusión madre e hijo que se está desarrollando en este momento, sin embargo, interrumpir sería mucho más incómodo. 

—Es el número de un compañero de clase, prometió ayudarme a nivelarme en la escuela- Beomgyu casi susurrando mira a su madre con ojos de cachorro. 

— Mientes. ¿Por qué hablarían sobre la escuela a tan altas horas de la noche? — Irene parece perder la paciencia con cada palabra que pronuncia, y parece perder a totalidad su cordura cuando en vez de responder lo que sea, Beomgyu se queda en silencio. — No de nuevo Beomgyu, por favor, lo prometiste. Prometiste estar confundido y cambiar, cambiar por mí.

 —Lo he dejado madre, te lo he dicho. Necesito que confíes en mí — Beomgyu toma la mano de su madre mientras la mira con melancolía, sus ojos brillan con melancolía.

 Observo el pequeño reloj en mi muñeca, 3:48. Mi clase con Beomgyu comienza en 12 minutos, pero su madre parece ignorar ese hecho y alargar la discusión a propósito, posiblemente para que mi padre o yo escuchemos.

 —No puedo confiar en ti si sigues escondiéndome cosas Beomgyu, ¿quién es ese chico? ¿por qué le llamas tan tarde? — Irene suelta la mano de su hijo y se cruza de brazos, puedo decir que está desaliñada a comparación de la Irene intacta y pulcra que generalmente concibo. 

Mis ojos se posan en Beomgyu, su mirada cambia y se ceño se frunce. Sí hace unos segundos su expresión era algo triste, esta definitivamente da a entender molestia. 

—Te he dicho que es un chico de mi grado, ¡Carajo! ¿Por qué mierda piensas que me cojeré a cualquier hombre con el que hable? ¡No soy una jodida prostitu..!—

Un golpe resuena, el eco del lugar parece triplicar el sonido. Irene posa su mano en la mejilla de Beomgyu con una mirada igual de molesta. Beomgyu queda boquiabierto. Y de repente sus ojos parecen arrecifes. Sale una lágrima y luego otra. Pone su mano en su mejilla intentando disminuir el escozor. Su mejilla esta teñida de rojo, rojo brillante por las lágrimas que sin fin empieza a derramar. 

—Necesito que sigas mis órdenes a partir de ahora, cumple tu hora de llegada a casa, no quiero llamados de atención en la escuela y no quiero llamadas con amigos después de las 7 de la noche, estaré revisando tu teléfono — 

Sin decir una palabra la señora Choi se retira hacia la puerta. Me escondo detrás del muro una vez más con la esperanza de no ser percibido por ella, por suerte parece estar muy enojada aún porque no mira hacia ningún otro lado que no sea la puerta, dejando a un Beomgyu triste en frente del pequeño cuarto que tenemos como salón de clase. Sigue secando sus lágrimas con el dorso de su mano y se escuchan pequeños suspiros. 

Se ve tan triste. Nunca vi un par de ojos tan tristes. 

Beomgyu entra en el salón. Observo mi reloj y marca las 3:59. A paso lento camino hacia la puerta, no quiero ser muy evidente, ni hacerle sentir incómodo. Al entrar al pequeño cuarto, Beomgyu tiene su cabeza apoyada en el viejo escritorio, sus brazos cubren sus ojos mientras su cuerpo sube y baja con cada respiración. Toco la puerta para hacerle saber mi presencia, Beomgyu levanta su cabeza como un pequeño cachorro. Sus ojos están rojos e irritados, y su nariz moquea un poco. 

—Hola...- Decidí tomar la distancia que de manera indirecta me ha pedido, pero por favor, el pobre chico se ve extremadamente vulnerable y más triste que mil tristes. 

affection (taegyu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora