Academia Magistral: Patrocinador

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Después de la terrible noticia que Gael recibió, no tuvo ganas de dormir. Se mantuvo pensativo sentado en su escritorio, con el semblante ensombrecido.
De entre todas las cosas en las que el pensaba, estaba el destino de la ciudad en la que se crió, su destino como elegido y todo lo demás. Gael no se daba por vencido y pasó toda la noche desvelado estudiando los mapas de los terrenos, los libros sobre los Demonios Abismales, tanto múltiples estratagemas como estrategia para ese día. Cada plan que creaba no era lo suficientemente bueno, ya que debido la distancia de la capital o de cualquier otro reino hacia su hogar es demasiado grande no era seguro esperar refuerzos. También están los Demonios Abismales, los cuales se dividen 3 categorías, los atacantes, los defensivos y los comandantes, convirtiéndolos en un ejército brutal.
Los atacantes piden pelear en las líneas delanteras y en las traseras; los defensivos tienen fuertes y grandes cuerpos; y los comandantes poseen cierto nivel de inteligencia capaz de dirigir un ejército. Los Demonios Abismales viajan en grupos de 50 hasta 200, pero con su fuerza son de temer en especial si son impulsados por algo como el hambre.
Esta razones y muchas otras hacían que los planes creados por Gael fueran inútiles. Por lo que decidió seguir el consejo de Kalixto y se volvería más fuerte, tanto que derrotaría a los Demonios Abismales.
Aunque quedaban sólo unas pocas horas para la salida del sol, el tono su espada y fue al patio del lugar para empezar su entrenamiento.
Cuando el sol se asomaba de entre las nubes de la mañana, el joven Gael se encontraba sudoroso realizando rápidos y complejos movimientos con su espada. Uno de los guardias vio al chico sumergido en su entrenamiento y quedo sorprendido por como se movía el joven, parecía un maestro.
Pero para no importunar, el guardia lo dejo continuar y se marchó, no sin antes lanzar una mirada al chico con respeto.
Una horas después los criados, sirvientas y todo el personal ya habían empezado con sus labores, encuanto a las dueñas de la casa cada una se ocuparon de sus deberes. El único inconveniente en esa mañana era que Gael no se había presentado al desayuno, por lo que su tía al preguntar por él le contaron donde estaba. Fue el mismo guardia que lo vio quien informó a la madam donde se encontraba.

- mi señora, el joven se encuentra entrenando en el patio, pero sugiero que le deje terminar de entrenar - informó de forma respetuosa el guardia de 30 y tantos.

- ¿porque dices eso? - pregunto la mujer intrigada.

- como guerrero, se lo importante que es el entrenamiento, pero el joven esta tan inmerso es su técnica que no sintió mi presencia en mi recorrido habitual - dijo el guardia respondiendo la pregunta - además, esa técnica es increíble, si es capaz de realizarla a tan corta edad y de refinarla aún más, sería aún más increíble - dijo el guardia con una sonrisa orgullosa, orgullo de haber visto algo tan impresionantes en su vida.

- ya veo, entonces te lo encargó, cuando acabe de entrenar ayudarlo en lo que necesite, ¿ entendido ? - dijo la señora después de escuchar la explicación del guardia.

- si madam - respondió el hombre antes de retirarse.

El guardia siguió la orden de la mujer, se estacionó en la entrada del acceso al patio de la mansión, mirando al chico. Veía como realizaba aquellos movimientos con ritmo y una sincronía casi perfecta. Gael siguió entrenando hasta el mediodía, hasta que su cuerpo estuvo apunto de desplomarse sobre el césped. Cayendo sobre una rodilla, con la respiración entrecortada, tan pálido como la luna,  al punto del colapso, pero aún así sin soltar su arma. El guardia al verlo fue rápidamente ayudarlo, pero no llegó ni a dar dos pasos y Gael ya se había puesto de pie. Tomo aire para llenar sus pulmones de oxígeno y soltó el aire lentamente, repitiendo este proceso 3 veces más, logro calmar su respiración. Gael miro al guardia, le preguntó que hacía y cuanto tiempo había transcurrido. El guardia respondió a todas esas preguntas sin problema alguno, solamente al terminar de hablar le preguntó al chico si deseaba comer algo.
Gael aceptó, por lo que el guardia se retiró del lugar en dirección a la cocina a buscarle algo de alimento al chico. Mientras esperaba, el joven decidió seguir entrenando, esta vez en su maná. Al cabo de un tiempo el guardia llegó con frutas, pan, algo de carne seca y vino, todo para el chico.
Solamente al terminar de comer el joven se sentía satisfecho, por lo que dejó de entrenar y fue a la biblioteca de la mansión, todo el viaje acompañado por el guardia.
En la biblioteca habían todo tipo de libros, desde historia, leyendas y mitos, hasta cosas más actuales, como un pequeño bestiario. Lo curioso de este bestiario es que no aparecían los datos de las criaturas comunes, sino de algunos Demonios Abismales, más bien los que eran conocidos. Habían todo tipo de datos muy interesantes, pero lo que llamó la atención de Gael era una nota escrita por el autor del bestiario, el tío de Gael, Marcus Scarlet. Como si fuera una anotación al final de los datos de un Demonio Abismal tipo comandante.

MORÍ POR CULPA DE MI MALA SUERTE Y AHORA SOY EL SEMIDIÓS DE LA SUERTE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora