¿Y los billetes?

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Hay algo en la forma en la que miras a través de mis ojos. No sé si voy a salir con vida

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Mansión Yamanaka, 12:15 AM

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Mansión Yamanaka, 12:15 AM

Sasuke solamente tenía tres buenos motivos para seguir con vida. Su madre, Mikoto. Los onigiri. Y el dinero.

Todo lo demás no le importaba.

—¡Hijo de puta!

Era una lastima que Suiguetsu no compartiera su forma de pensar. Para su amigo albino todo lo que no involucra la palabra "Cola" es una perdida de tiempo.

—¡Te voy hacer pedacitos!

El plan antifallas que había elaborado Sasuke resulto tener una efectividad del 99%; el uno restante se lo llevaba Suigetsu por su poca cordinación en moverse sin abrir la boca a cada segundo.

—¡Cállate, sigue corriendo!

Había ocasiones en las que Sasuke se preguntaba porqué Suigetsu Hotzuki era parte de su círculo de amigos. El joven albino no compartía nada en común con él a excepción de la edad, y aún así, su estúpido amigo tenía tendencia a ser muy infantil.

Suigetsu siempre lograba salirse con la suya para echar a perder sus planes, ya sea de manera conciente o no, si en algo podía destacar además de ser un buen nadador sería en ser la Kryptonita de Sasuke. Desde que eran un par de críos y Suigetsu logró, (de alguna forma sorprendente), convencer a Sasuke en espiar los vestíbulos de las niñas después de su clase de gimnasia sabía que ligarse con el Hotzuki sería firmar un contrato inmortal con los problemas.

—¡Pensé que los Yamanaka no tenían perros!

—¡No los tenían, tú los atraes con la maldita carne seca!

Siguieron corriendo por los jardines nocturnos de la familia Yamanaka. Nadie se había dado cuenta aún de la presencia de dos jóvenes imprudentes que habían saltado la barda para lograr escabullirse a la ventana de Ino Yamanaka. Sasuke había tenido mucho cuidado en no activar ninguna alarma mientras tomaba fotos de la joven rubia que seguía postrada en cama después de la revelación de su embarazo. Ino era perteneciente al grupo de chicas más importantes para los adolescentes en el instituto y cuando tuvo más de una semana sin presentarse a clases la curiosidad y preocupación de quienes la admiraban empezaron a rodear los pasillos.

—¡Salta!— apenas Sasuke logró gritar para cuando de un brinco alcanzó a trepar la barda de dos metros de altura. Su compañero de carreras venía un par de pasos más atras con un puñado de perros mordiendo sus pantalones y tan empapado como él mismo.

—¡Ah!— con un grito de guerra Suigetsu brinco como bailarina de ballet. Sus dedos rozaron la cima y Sasuke tomo con firmeza su brazo para ayudarlo a trepar—¿Aún me preguntó por qué sigo acompañante en estas misiones suicidas?— jadeó, recuperando el aire observando a la bola de perros rabiosos tratando de escalar el muro.

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⏰ Última actualización: Jul 16, 2023 ⏰

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