Prólogo

6 2 1
                                    

Una mañana pacífica; cielo azul abierto, brisas frescas y un excelente sol... Buenas vistas para cualquier paseo en pareja o familia. Hoy, un día como los que cualquier persona feliz soñaría... Eso diría si no fuera el funeral de mi hermano. Hace 5 días, mi hermano menor Dan murió de un tumor cerebral (ya diagnosticado hace 3 años) y no tuve más opción de ir a su funeral. Me dirijo con mi esposa en mi Mazda CX-5 color negro cromado por las calles de Sevilla-España para dirigirme hacia la casa de mis padres en Susana Viñuela; Madrid-España. Solo éramos dos hermanos en la familia y esa casa era la única herencia de nuestros padres: Martha y Antonio Díaz. Después que nuestros padres fallecieran, Dan y yo debatimos para elegir quién se quedaría con la casa; yo tenía la opción de quedármela... Pero, no quise, se la dejé a él ya que tenía mis estudios por delante (ya planeados mucho tiempo antes). Logre tener la beca de mis sueños que pedía en la Facultad de Psicología, y como mi hermano no tenía donde ir y se notaba que no se quería ir, le deje la herencia completa a él. 

Dejo la mirada fija con algo de tristeza en mi rostro para escuchar a Bianca hablarme —¿Sucede algo cariño? —estira su mano hacia la radio para apagarla y ver mi rostro un poco triste.

—suspiro un poco cansado— No, ¿por qué preguntas? —respondo sin ánimos para notar que apagó la radio, pero sin darle importancia.

—Solo pregunto, haz estado muy callado durante el viaje— suspira para ver el paisaje por la ventana del copiloto.

—No, tranquila... Solo... No quiero hablar.

—voltea a mirarlo y decir con melancolía— ¿Es por Dan, ¿verdad?

En ese momento mi mente viajo a lo más profundo de mi conciencia donde guardo mis recuerdos, los cuales fueron algo que al recordar, me llenan de una gran tristeza y al escuchar el nombre de mi hermano, en ese pequeño momento, me llegaron recuerdos hermosos , recuerdos que en este momento son parte del pasado. Aún recuerdo aquel día en el que Dan y yo ganamos nuestro primer campeonato de tenis en equipo; día el cuál no me ha sentido más orgulloso por mí y por mi hermano, así tal cual nuestros padres que en paz descansen, vimos orgullosos de nosotros. Recuerdo también cuando íbamos escapados de fiesta, la vez que nos culparon en la secundaria por golpear a un chico que estaba haciéndole bullyng a Dan: si fuimos, pero no quisimos decir nada. Recordé la vez que Dan me invito a su club de lectura (y fue algo muy aburrido) para ver si me gustó; Fingí interés solo para verlo sonreír muy alegre. Pasaron por mi cabeza todas las navidades donde cantábamos villancicos en la calle para conseguir dinero para ayudar a nuestros padres con la cena... Aunque nuestros padres eran de dinero, Dan nunca quiso aprovecharse de eso. Una vez me dijo que el dinero fácil no era algo bueno; y tenía razón, por eso cerca de nuestra casa pusimos un puesto de limonada para ayudar en casa.

Los momentos que pase con mi hermano, en nuestra infancia como en nuestra adolescencia fueron los mejores que he podido vivir junto a él. Después que le detectó un tumor cerebral, Dan cambio... Lo notaba menos alegre, ya no tenia esa chispa de vida (cosa que era lo contrario a lo que él era). Intentaba subirle los ánimos todos los días; no me gustó verlo así, eso me ponía igual de triste, pero hacerlo feliz era la prioridad. No quería perder a mi hermano menor... Prácticamente, era lo único que tenía. Cuando le dijeron a Dan que el no tumor no podia ser operado ya habia avanzado mucho, se sintio devastado. No encontré las maneras de alegrarlo, intenté de todo... Nada. A los pocos días, de manera extraña, se le notaba más alegre, mas... Lleno de vida, cosa que nunca antes había visto. Una noche, en una pequeña colina cerca de la casa me dijo: "No quiero que por esto pierdas esa esperanza que alguna vez me diste cuando eramos niños. Sé que te molesta esto, pero no quiero que tú, el mejor hermano que he tenido se ponga mal por esta pequeñes. Sé que es duro decir esto... Pero solo quiero una cosa..." Cuando Dan decía esas palabras, me dió la sonrísa más grande de su vida, no podía contener las lágrimas... Pero el final de su frase... Fué algo en lo que jamás pensé que me llegara a pedir: "Arthur... Lo que te voy a pedir, posiblemente sea algo que te haga sentir peor de lo que yo estoy. Pero solo quiero una cosa... Vive por mí, no quiero que por esto pierdas esa esperanza que alguna vez me diste cuando eramos niños." 

Cerré mis ojos un momento para abrirlos y seguir conduciendo —Probablemente... No siento nada— siento una pequeña lágrima recorrer por mi mejilla izquierda para así secármela.

—Por favor Arthur, es tu hermano. Tampoco es para decir eso— me mira disgustada por lo que dije.

—¡Podrías callarte de una vez! — quito la mirada del camino para responder irritado.

Al devolver la mirada del camino me había pasado sin darme cuenta al otro carril. En ese preciso momento, otro auto venia; intenté como pude esquivarlo, pero solo logré perder el control y adentrarme a un bosque y dirigirme directamente hacia un árbol.

—¡Arthur!


***


Nada... No escuchaba casi nada, solo un pequeño zumbido recorrer por mis oídos y mi cabeza. Levanto aún medio inconsciente mi cabeza para mirar a mi alrededor; un espacio blanco, al lado de la cama en donde estaba, había una pequeña mesita en la que se hallaba un jarron con flores blancas. Logré ver una maquina extraña a mi lado, noté que mis brazos y piernas estaban vendadas; senti un dolor fuerte... ¿Estoy en un hospital?...

Suspiro para ver todo algo borroso y medio escuchar unos pasos que se dirigieron hacia mí y musitar.

—¿Cómo se encuentran Señor? 

—Me acomodo un poco—¿Q-quien es usted? ¿Dónde e-estoy? —respondo con un poco de dificultad para recuperar la conciencia poco a poco.

Logro ver a una persona alta con traje blanco... al parecer un doctor —se acerca a él— Menos mal que despertó, ya pensaba en lo peor.

—me inclino un poco para tocar mi cabeza— ¿Qué pasó?...

—me entrega un vaso con agua— Soy el Dr. Esteban Fernández... Debo informarle que usted tuvo un accidente de auto.

Gracias... —tomo el vaso para beber el contenido poco a poco— ¿En qué momento?... ¡Espere!... ¿Y mi esposa? —miro a mi alrededor- ¡¿Dónde está mi esposa?!...

Su rostro se tornó serio, tomo una silla para colocarla cerca de la cama; no sé qué pasaba... Solo sé que yo estaba asustado —suspira para mirarme a la cara— Señor...

—Arthur... Arthur Díaz —respondo para tragar saliva—

—Señor Díaz, debo informarle que su esposa murió en el accidente. Lo lamento —suspira para acomodarse sus lentes—

No podía creer lo que escuchaba. Mi cuerpo se puso frio e inmovil, al oir que mi esposa murio se creo un enorme vacio en mi alma, como si me la hubieran arrancado. Solo en pensarlo me hace sentir muerto... "Primero mi hermano, ¿ahora esto?" Por mucho que fuera la realidad no podía creerlo; ¿y cómo hacerlo?, si la tenía justo a mi lado, si solo discutíamos sin pelear, si no hice nada malo. 

—No puede ser... ¡No puede ser!... ¡No puede ser!... ¡NO PUEDER SER! —me desespero tirando y golpeando todo.

—el doctor se acercó a mi para tratar de calmarme— ¡Señor Diaz, tranquilícese! Entiendo el cómo se debe sentir, pero esa reacción no hará que vuelva —tomó mi hombro para tranquilizarme—

¿Entonces sí es verdad?... Mi Bianca... Mi querida esposa y compañera murió por mi estúpido comportamiento, después que prometimos no discutir por cosas sin sentido pasa esto... Y todo fue por mi culpa. Debí poner mas atención al camino, no debí pelear con ella... ¿Por qué?... ¿Por qué me pasa esto a mí?

—caigo de rodillas para mirar al cielo— ¡¿Por qué a mi Dios mío?!... —entro en shock para desmayarme—

—¡Señor Díaz! —se acerca para ayudarme—

Todo se torma borroso, no veo nada, solo el murmullo de la gente del hospital. ¿Así se morirá de tristeza?... Posiblemente, este sea el mejor final para mí. Pero bueno; como decía un viejo profesor que conocí en la universidad: "La sentencia de muerte del hombre está escrita en su alma el día en que nace."

𝓛𝓪𝓫𝓮𝓻𝓲𝓷𝓽𝓸𝓼Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang