˖⸙̭❛· 𝓞𝓷𝓮 𝓢𝓱𝓸𝓽 ·❜⸙̭˖

2.8K 118 12
                                    

[𝙻𝚎ó𝚗𝚒𝚍𝚊𝚜 𝚡  𝙵𝚎𝚖!𝚁𝚎𝚊𝚍𝚎𝚛 ]

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

[𝙻𝚎ó𝚗𝚒𝚍𝚊𝚜 𝚡 𝙵𝚎𝚖!𝚁𝚎𝚊𝚍𝚎𝚛 ]

ཻུ۪۪ Sinopsis: 𝙸𝚖𝚊𝚐𝚒𝚗𝚊 𝚝𝚞𝚜 𝚍𝚎𝚍𝚘𝚜 𝚍𝚎𝚜𝚕𝚒𝚣á𝚗𝚍𝚘𝚜𝚎 𝚙𝚘𝚛 𝚎𝚕 𝚙𝚎𝚕𝚘 𝚍𝚎 𝙻𝚎ó𝚗𝚒𝚍𝚊𝚜 𝚢 𝚜𝚞 𝚟𝚎𝚕𝚕𝚘 𝚏𝚊𝚌𝚒𝚊𝚕 𝚖𝚒𝚎𝚗𝚝𝚛𝚊𝚜 𝚊𝚖𝚋𝚘𝚜 𝚎𝚜𝚝à𝚗 𝚊𝚌𝚘𝚜𝚝𝚊𝚍𝚘𝚜, 𝚊𝚋𝚛𝚊𝚣𝚊𝚍𝚘𝚜 [+18]. ₊˚.༄

Tras días de lluvia intensa e ininterrumpida, por fin el sol se dejó ver durante horas y horas

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Tras días de lluvia intensa e ininterrumpida, por fin el sol se dejó ver durante horas y horas. La mañana fue calurosa y le siguió una tarde aún más calurosa; los potentes rayos del astro han secado hasta la última gota de los prados y las playas y han permitido que cientos de personas se volcaran al aire libre y disfrutaran por fin de la llegada de la hermosa estación, y luego el calor se disolvió en algo más suave y apacible a medida que se acercaba la noche.

"Un millón de momentos como éste... es todo lo que deseo".

Desde la ventana del dormitorio se ve una espléndida puesta de sol: el ocaso del sol es poético, porque las montañas tras las que cae parecen agarrarlo y arrastrarlo lentamente, bajo ellas, hacia un lecho púrpura y mantas de estrellas bajo las que amarlo durante mucho tiempo. Obviamente, en esos momentos no puedes evitar ver sensualidad por todas partes... y como para confirmarlo, la respiración profunda, rítmica y cadenciosa que se eleva tras de ti te empuja a darte la vuelta y olvidarte del espectáculo celeste, secuestrando cada gramo de tu atención para fijarla en la maravilla que descansa entre las paredes de tu hogar.

Sumergido en sus sueños, abandonado el gran cuerpo musculoso en el sofá que ahora se ha convertido en su cama, el rey Leónidas duerme profundamente, completamente ajeno a tu mirada: después de haber agotado sus ímpetus tomándote repetidamente durante toda la noche y gran parte de la mañana, de haberse asegurado de que no quedaba ni un residuo de energía en tus piernas indefensas y en la boca vaciada de cada gemido y suspiro y, al final, de haberte envuelto en sus brazos para una larga sesión de mimos y besos, sus energías también disminuyen, y ahora te toca a ti cuidarlo y protegerlo. Y te encanta hacerlo: oh sí, realmente te encanta mirar a tu ardiente amante cuando está dormido, la expresión serena de su rostro, su cuerpo relajado, su carne cada vez más dócil cuando la acaricias y la presionas ligeramente, la suavidad de la piel cuando la besas y frotas tu nariz y tus mejillas contra ella; te produce un enorme placer ver una parte más vulnerable de él, que sólo tú conoces y puedes permitirte el lujo de provocar... así como darte cuenta de que no lo es tanto, ya que el cuerpo reacciona a cada mínimo roce y, por mucho que su mente esté dormida, sus manos te buscan y te agarran para apretarte contra su pecho, donde te sujeta con firmeza.

Hoy no habrá excepciones: lo sabes, y es con una repentina sonrisa traviesa que te acercas a Leónidas, apartando el atardecer de su persona para ser la única entidad que lo observe, y te sientas en el borde del sofá sin quitarle la mirada de encima; Esperas un momento y comienzas a deslizar una mano por su pierna, acariciando su pantorrilla, rodilla y muslo con las puntiagudas uñas, riéndote sólo del ligero cambio en el ritmo de su respiración y de las incoherentes y entrecortadas palabras que abandonan sus labios, logrando escapar momentáneamente de las manos que inmediatamente comienzan a buscarte. Sin intención de detenerte, saltas al sofá y te estiras a su lado, dedicándote a burlarte de su costado y subiendo lentamente como un animal curioso, intentando alcanzar su pecho.

Esta vez los dedos del hombre consiguen detenerte y se cierran en torno a tus muñecas, bloqueándolas, mientras murmura algo en un tono más decidido, pero sus ojos siguen cerrados. Sin embargo, tus dedos permanecen libres, de modo que moviéndote lentamente puedes levantar las manos lo suficiente como para permitirte acariciarle el pelo claro y hundirlas en su barba, rascarle ligeramente la barbilla bajo ella, volver a ocuparte de su cabello pasando entre los mechones, todo ello mientras el cuerpo de Leónidas comienza a temblar, su voz se vuelve cada vez más segura y el sueño más frágil. "Basta, mosquita, ya sé que eres tú", te murmura de buen humor, suspirando y acercándote para abrazarte, "y déjame dormir un poco más".

Frunces el ceño y frunces los labios en un mohín exasperado, luego le das un golpecito en la nariz con la punta del índice. "Pero, ¿cómo... un león como mi señor, siempre dispuesto a entrar en acción, piensa en descansar en un momento como éste? ¿Y mientras me tiene en sus brazos?".

En ese momento, los ojos del rey se abren de par en par, anonadándote. Una sonrisa socarrona se levanta tan grácil como la luna en su rostro y se engrosa al notar cómo tu expresión cambia por completo y tu boca se queda abierta, el rubor pintando tus mejillas y escalofríos recorriendo tu espina dorsal porque sabes, sabes que has ido más allá, exactamente donde querías ir; y mientras continúa mirándote fijamente y te aprieta más contra él, de modo que su aliento está ahora directamente en tu garganta, sabes que estás acabada. "Tienes razón", te susurra, besándote en el borde de los labios, picándolos con su barba de la forma que tanto te gusta, "qué maleducado soy... vamos a arreglarlo ahora mismo".

No dices una palabra, ni siquiera se te escapa un suspiro de la boca, mientras te suelta las muñecas para agarrarte de las caderas, hacerte girar y colocarte debajo de él: con el vientre apretado contra el sofá, los dedos del rey no pierden el tiempo acariciándote las nalgas y arrancándote un gemido ahogado, para luego subir por la espalda en movimientos lentos y hacerte sentir toda la rugosidad de las yemas de los dedos sobre la piel. Estás tan excitada que hasta un olorcillo te volvería loca, y él está dispuesto a hacer algo más que provocarte; para subrayarlo, el sonido de tu camisa, cuya tela cede bajo el agarre del hombre con un sonoro tirón.

"Prepárate, tu león va a ocuparse de ti como deseas", murmura en tu oído, bajando aún más lo que queda de tu vestimenta y descubriendo por completo tu espalda, para luego comenzar a dejar un reguero de besos y lánguidos lametones a lo largo de cada rincón de la misma, desde la nuca hacia abajo, mientras las manos agarran tus pechos y los aprietan con fuerza, haciéndote temblar y dejándote sin aliento. "Y ahora, amada mía... ¿tendrías la amabilidad de gritar por tu rey?".

 ¿tendrías la amabilidad de gritar por tu rey?"

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

╭───➤Créditos: @themoonisrising in Tumblr.

❛ FALLING FOR YOU ❜ | Record of RagnarokWhere stories live. Discover now