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Xander

Llevo a Michelle a casa.

Tengo sexo con Michelle.

Acabo con Michelle.

Me duermo con Michelle.

Cuando me despierto, Michelle no está al otro lado de la cama y tampoco escucho ruidos en el baño. Es poco probable que se haya ido, así que salgo del cuarto poniéndome unos calzoncillos y pantalones cortos.

La encuentro en la cocina... con Rebeca.

La chica con la que pasé la noche me sonríe y Rebeca hace lo mismo.

—Buenos días, guapo —Michelle me observa con diversión y ladea el rostro —. Rebeca y yo nos poníamos al día.

—Ustedes dos juntas me dan un poco de miedo —admito, mirando con curiosidad a Beca, que llegó por demás temprano —. Pensé que estarías aquí para el mediodía.

—Ness tenía planes, así que tuve que venir —explica —, Michelle y yo hablábamos de maquillaje. No te preocupes, jamás le contaría como vomitaste sobre tus zapatos en la escuela, aquella vez que comiste...

—¡Rebeca!

Las dos se ríen.

—No te preocupes, realmente solo hablamos de maquillaje —me asegura la visita, pasando sus dedos por mi brazo.

Le sonrío y no me atrevo a pasar mi brazo por sus hombros o besarla, como haría si Beca no estuviera de espectadora frente a nosotros.

—¿Al menos te han ofrecido un café? —le pregunto. Ella me enseña la taza mientras Rebeca me pasa otra.

—Michelle me contaba sobre el bar al que fueron, suena divertido —murmura.

—Deberías llevarla algún día, Xander.

—Claro —todavía un poco aturdido por el sueño, me llevo la taza a la boca y bebo—. ¿Cómo estuvo tu noche de chicas? —le pregunto.

—Estuvo bien —me dice con una sonrisa que no le llega a los ojos y sé inmediatamente que hay algo que no está diciéndome.

—¿Qué pasó?

—Nada, no te preocupes —le resta importancia —. Yo debería terminar de preparar algunas cosas, así que estaré en mi habitación.

—Fue bueno verte, Rebeca —Michelle se despide ella y, cuando está fuera de mi vista, frunce el ceño —. Me da un poco de pena.

La observo con confusión.

—¿De qué hablas?

Aprieta los labios como si se debatiera entre decirme o no.

—No estábamos hablando de maquillaje, en realidad —dice finalmente —. Su novio no dejó de llamarla por la noche. Creo que es horrible, estaba teniendo una noche de amigas y él lo arruinó.

Mis manos se cierran en puños y apenas puedo contener el enfado.

—¿Está bien si te pido un Uber? Necesito hablar con ella —le explico.

Usualmente, la llevaría a su casa, pero hoy no parece ser uno de esos días.

—Claro, no te preocupes — me sonríe, inclinándose para darme un beso breve en los labios —. Si me acompañas a la puerta, deberías ponerte algo de ropa —ríe, señalando que solo llevo la ropa interior y unos pantalones cortos.

—¿Tienes todas tus cosas?

Asiente. Bajamos por el ascensor en silencio y, en la puerta, corroboro la matricula y el nombre del tipo.

Se busca amor |Davenport #1| +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora