Los silencios del tiempo.

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Me duele el cuerpo, los huesos,
los nudillos, las plantas de los pies;
siento frío, un frío inmenso
que me muerde la espalda
y me lleva donde me dejaste.

Llega la noche,
me acecha el insomnio;
tiemblo de dolor, de frío.

Los silencios se me clavan en las costillas,
las sábanas me queman en el delirio
de la noche, tu piel aparece
y no me contesta.

El amor me invalida
me hace dependiente,
no me deja respirar;
me anula, me detiene, me atrofia.

El olvido nunca llega.
Me duelen menos los recuerdos,
pero el olvido no llega.

No te das cuenta
cuando los benditos instantes
te encuentran indefensa
y te susurran
en el subconsciente su aroma,
su melodía, el tiempo,
el brillo de sus ojos, su sabor,
¡ese sabor!
Y se te vuelve a erizar la piel
y te vuelven a sudar las manos.

Contándote esto,
caigo en cuenta de que soy masoquista,
pues prefiero mi cuerpo enfermo,
mi alma rota a no sentir,
a vivir dejando de pensar en ti,
a morir viviendo de pensar en ti.

La chica de los Girasoles.

LA POESÍA DE LA CHICA GIRASOL. Where stories live. Discover now