Capitulo 2

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Ethan:

Día número dos de mi exilio de Brynne y todo daba asco. Estuve yendo de un lado a otro haciendo cosas pero nada tenía sentido. ¿Durante cuánto tiempo iba a estar así? ¿Debería llamarla? Si pensaba demasiado en mi situación, la ansiedad se apoderaba de mí, por lo que traté de evitarlo. Procuré no pensar en ella. El vacío dentro de mí me empujaba a actuar, pero sabía que era demasiado pronto para intentar ir a buscarla. Necesitaba algo de tiempo y ya había cometido ese error con anterioridad. Presionarla mucho. Y ser un completo gilipollas egoísta.

Aparqué en la calle junto a la casa que me había visto crecer. El jardín se hallaba muy cuidado, la verja bien recta y los arbustos podados tal y como habían estado siempre. Mi padre nunca abandonaría ese lugar. No se iría del hogar que había forjado con mi madre.

El término «viejo cabezota» se quedaba corto con mi padre y este era el lugar en el que moriría cuando llegara su día.

Cogí las cervezas frías del asiento y accedí por la verja del jardín. Un gato negro corrió delante de mí y esperó. No era un gatito pequeño ni tampoco uno adulto. Era la versión en gato de un adolescente. Se sentó justo delante de la puerta, se giró y me miró. Sus brillantes ojos verdes parpadeaban como si me dijeran: «Mueve tu culo lento y déjame entrar en la casa». ¿Desde cuándo mi padre tenía un gato, maldita sea?

Llamé a la puerta y a continuación abrí y asomé la cabeza.

—¿Papá? —El gato se coló dentro de la casa más rápido que la velocidad de la luz y lo único que pude hacer fue mirar fijamente al frente—. ¿Ahora tienes un gato? —grité, y entré en la cocina. Metí las cervezas en la nevera y me tiré en el sofá.

Apunté con el mando a la tele y la encendí. La Eurocopa. Perfecto, sí señor. Podría centrarme por completo en el fútbol durante un par de horas y con un poco de suerte beberme cuatro de las seis cervezas que había traído y olvidarme de mi chica un buen rato. Y llorarle a mi padre.

Eché la cabeza hacia atrás y cerré los ojos. Algo suave y peludo saltó sobre mi regazo. El gato estaba aquí de nuevo.

—Ahh, así que ya estás aquí…, y veo que has conocido a Soot. —Mi padre se acercaba por detrás de mí.

—¿Cómo es que te has hecho con un gato? —Me moría de curiosidad por oír su respuesta. Nunca habíamos tenido gatos cuando era pequeño.

Mi padre resopló y se sentó en la silla.

—No lo hice. Se puede decir que él se ha hecho conmigo.

—Me puedo hacer una idea. —Acaricié el cuerpo sedoso de Soot—. En cuanto abrí la puerta principal entró en casa como si fuera el dueño.

—Mi vecina me pidió que le diera de comer mientras estaba fuera cuidando a su madre, que está muy enferma. Al final se ha tenido que mudar a casa de su madre y me he quedado con él. Nos entendemos, creo yo.

—¿La vecina y tú o el gato y tú?

Mi padre me miró de manera calculadora y sus ojos se entrecerraron. Jonathan Blackstone era muy perspicaz por naturaleza. Siempre lo había sido. No le podía ocultar nada. Cuando yo era un chaval él siempre sabía si llegaba a casa borracho o si había empezado a fumar, o si me metía en líos. Imagino que era así porque la mayor parte de nuestra vida estuvo solo. Mi hermana Hannah y yo nunca nos sentimos descuidados a pesar de haber perdido a nuestra madre. Los sentidos de mi padre se agudizaron de tal modo que podía percibir los problemas como un sabueso. Ahora lo estaba haciendo de nuevo.

padre afirmó con la cabeza y me miró de arriba abajo—. Lo cierto es que tienes todos los síntomas. Debería haberme dado cuenta en cuanto entraste por la puerta con esa cara de haber dormido bajo un puente.

ATRACCÓN PELIGROSA #1'2✔️ Where stories live. Discover now