En un mundo donde la oscuridad hace parte de la realidad de un mundo donde las personas tienen poderes, no existe héroes que trabajen por amor debido a que su compensación por salvar es pésima.
Strange es uno de los pocos héroes que si tratan de ayu...
A mis veinte años, comencé mi entrenamiento para luchar contra cualquier adversario, a pesar de que mi poder aún no se había manifestado. Fue un período desafiante, pero estaba decidido a prepararme para enfrentar cualquier situación que se presentara.
La primera vez que me vi envuelto en una pelea no fue por elección, sino por circunstancias curiosas. Caminaba hacia mi lugar de trabajo en el periódico "MENSUALITY" cuando presencié un asalto atroz. Un grupo de ladrones, aprovechando sus poderes, estaba abusando de una joven hermosa. Verla llorar y suplicar ayuda a los transeúntes que pasaban corriendo, evitando involucrarse, me dio el valor necesario para enfrentar a esos criminales.
"¡Dejen en paz a la joven!" exclamé mientras me despojaba de mi corbata y mis zapatos, dejando claro que estaba dispuesto a pelear.
Ellos se burlaron de mí y continuaron con su acto. No me quedó otra opción que usar mi ingenio. Recordé que cerca de allí había una fuga de agua que formaba un charco delgado debajo de uno de los delincuentes. Entonces, hablé nuevamente con voz firme.
"¡He dicho que la dejen! No saben lo que puedo hacer si me ven obligado", declaré con determinación mientras sacaba sigilosamente mi celular del bolso. No era alguien que se permitiera comprar cosas costosas, y en ese momento me alegré por ello.
Mientras rompía el celular, uno de los criminales me amenazó con sus manos convertidas en cuchillas. Cuando estuve a punto de ser hecho pedazos, arrojé el celular al charco. Era un celular viejo y defectuoso, de origen chino, pero al entrar en contacto con el agua, provocó una explosión que, desafortunadamente, se propagó debido a los tubos de gas rotos que no había notado.
Aquella explosión mató a uno de los criminales e hirió gravemente a los demás, incluida la chica. "Les dije que no me hicieran usar mi poder", pronuncié mientras me levantaba tras la explosión.
Por suerte, la chica logró escapar de la situación como pudo. Por desgracia, el ladrón con poder de fuerza comenzó a perseguirme y me vi obligado a correr con el temor de ser aplastado por aquel grandullón. Sin darme cuenta, me encontré acorralado en un callejón sin salida. Ya no tenía a dónde correr y me quedaba poco tiempo antes de enfrentar una muerte segura. Lleno de terror, intenté desesperadamente usar mis manos, esperando que mi poder se manifestara milagrosamente y me salvara la vida, pero nada sucedía.
De repente, de la nada, un viejo lanzó una botella de agua contra el criminal y me dijo: "Usa eso para recargar tu poder y hazlo explotar". Parecía que había presenciado lo que hice antes y pensó que había utilizado mi poder junto con el agua para crear la explosión en cadena.
Aproveché la situación y fingí que iba a lanzar mi ataque. Esto generó miedo en el grandullón, quien intentó protegerse con sus brazos mientras cerraba los ojos. Esto me dio unos segundos para escapar junto con el viejo, quien me preguntaba constantemente por qué no había usado mi poder. Cuando estaba a punto de contarle la verdad, una explosión se produjo y dejó al ladrón inconsciente. Resultó que aquel callejón tenía problemas con dispositivos inestables.
El viejo hizo algo que la chica no hizo: me agradeció por mi ayuda. Hubiera respondido, pero salí corriendo atormentado por lo que había ocurrido. Cuando llegué a casa, me sentí abrumado por la experiencia. Tuve una suerte increíble de vivir en una ciudad donde el mantenimiento era horrible. Aunque me dejó con algunos rasguños, había logrado salvar a esa chica, y eso me brindó cierta paz interior.
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