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TW: mención de violación, abuso sexual
–¿Un bloqueo, has dicho? –repites, sin entender muy bien a qué se refiere.
–Un bloqueo sexual, sí –contesta el psicólogo, sacándose las gafas para limpiar los vidrios con su jersey de punto–. Concuerda con todo lo que me has comentado en estas últimas sesiones: escasez de líbido, bajos niveles de energía, incomodidad ante la mención del sexo o referente a él, disociación, experiencia de un trauma sexual reciente...
–Bueno, fue hace dos años. Y fue por parte de mi novio, además. Tampoco fue como si me violaran en un callejón...
–Que sea tu pareja no implica que pueda utilizarte como un objeto cuando le apetezca. En las relaciones tiene que haber consentimiento. Siempre. Abusó de ti mientras estabas dormida, Katherine.
Habla muy seriamente, a pesar de que ya habéis hablado de este tema varias veces. Pero te cuesta aceptarlo, porque aceptar que tu ex-novio te violó sería aceptar tu papel como víctima, como persona a la que han vulnerado su dignidad y su voluntad, a pesar de que pensabas que era imposible que pudiera pasarte. Que un hombre te utilizara de una forma tan sucia. Y no cualquier hombre, sino uno en el que confiabas, que tú misma habías dejado entrar en tu corazón.
¿Por qué había tenido la necesidad de forzar nada, si ya le habías abierto tu todo? Seguías sin entenderlo.
–Solo ocurrió una vez. Dos –te corriges a ti misma–. ¿Pero realmente fue tan traumático como para que ahora no quiera acostarme con nadie? ¿Ni siquiera con un chico que me gusta?
–Tan solo una vez es suficiente para hacerte creer que el sexo es algo negativo o repulsivo. Además, si haces memoria, verás que no solo fue en ese par de ocasiones. ¿Acaso no abusaba de ti cuando habías bebido más de la cuenta y eras incapaz de negarte? ¿O cuando te coaccionaba para que cedieras bajo la amenaza de dejarte por «frígida»? ¿O tal vez cuando te llamaba por el nombre de su ex-novia cuando estaba enfadado contigo para castigarte... mientras teníais relaciones?
No dices nada. El silencio ya es una respuesta en sí misma: una incómoda y desagradable.
Sueltas un suspiro por la nariz y te quedas mirando el capuchón verde de la lamparita que está justo delante de ti, creando aureolas de luz blanquecina sobre la madera de la mesa.
–Pues qué hago ahora –te encuentras preguntando–. ¿Cómo rompo el bloqueo? ¿Cómo vuelvo a ser como antes?
Ni siquiera bajo su barba blanca recortada puede disimular la expresión vacilante de su boca.
–Es complicado. Cada persona tiene su tiempo y su método –explica–. A algunos les funciona hablar sobre el tema; diseccionar el trauma, hablarlo hasta que se normaliza y...
