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El resto del día transcurrió con completa normalidad. Y así, durante dos, tres, cuatro, hasta siete días. Una semana había pasado sin estar con sus amigos. Chifuyu no había recibido más noticias de ataques ni de ninguno de ellos. De Kazutora sabía poco y de Baji nada. Supo que no le dejaban el móvil, pero aún así... Y, seguramente, Kazutora no había tenido tiempo para cogerlo y hablar. En ese momento, estaba tumbado sobre la cama con el móvil en el pecho y mirando al techo. Suspiró. Lo que más deseaba ahora era que pasase algo que dejase de inocente a Baji. Si eso ocurría... Entonces, en ese momento, unos gritos se escucharon por abajo. ¡Qué rápido! ¿No? Pero no iban de lo que pensaba que era. Al salir al pasillo, pudo ver como mucha gente se agalopaba para mirar por la ventana. ¿La ventana...?
《¡Mira, mira el fuego!》
《¡Sí, allí a lo lejos!》
Chifuyu: ¿Fuego...?
Él tenía la terraza dando hacia la ciudad, por lo que se metió a su cuarto para mirar. Y, sí, pudo comprobar que, en la inmensa oscuridad de la noche, se podía ver el humo saliendo de un ardiente y llamativo fuego de algún lugar de la ciudad. Era de uno de los edificios más grandes. Entonces, notó un escalofrío por toda la espalda. No podía creerlo, se trataba del hospital. En cuanto lo vio, se puso las zapatillas y, sin abrigo ni nada, echó a correr por las escaleras ignorando a todos aquellos alumnos que miraban por la ventana. Lo más rápido para él fue coger la bicicleta. Tenía una, pero ni caso que le hacía. Se montó sobre ella y pedaleó como pudo hacia la ciudad. Tal vez eran sus imaginaciones y no era el hospital. Pero, ¿y si sí? Cada vez que lo pensaba, se ponía más nervioso y pedaleaba aún más rápido. Tanto que, al coger una curva, la cadena de la bici cedió y la partió en dos trozos, tirando al pobre y preocupado Chifuyu al suelo. Rodó cerca de cinco metros y se quedó mirando al cielo. Le empezó a doler mucho el codo en ese momento y se empezó a morder los labios. En cambio, cogió fuerzas de algún lado para continuar corriendo. Llegó por fin y pudo ver a muchos policías, bomberos y, sobre todo, gente. Todos estaban evacuando el edificio entre el sonido del fuego, de las sirenas y de la gente gritando. Miró a los lados, poniéndose nervioso.
Chifuyu: ¡Kazutora...! ¡¿Dónde estás?!
Nada, por lo que, tragó saliva, y fue corriendo a uno de los policías que evacuaban.
Chifuyu: ¡Perdone...! ¡¿Han evacuado a un chico con mechas rubias?!
Negaron y siguieron a lo suyo, apartándole a un lado. Miró desesperado dos veces más y mordiéndose los labios. Entonces, se le ocurrió hacer la locura que haría todo el mundo en esta situación; trató de entrar, pero le negaron la entrada.
Chifuyu: ¡Por favor...! ¡Mi amigo tiene asma, no va a sobrevivir...!
Nada de todos modos. Por lo que, miró a sus lados. Al final, se decidió. Se cogió su chaqueta, quitándosela, y se la puso en la boca. Sin pensarlo demasiado, entró corriendo sin que le dejasen, pero lo hizo. Pasó por debajo entre gritos de que se parase. No hizo caso. Dentro, el aire estaba entrubecido, no se podía respirar. Por suerte, llevaba la chaqueta en la boca. Se sabía el piso y la habitación. Solo debía subir sin que le diese el fuego. Subió por las escaleras con fatiga y sin casi aire. Entonces, alguien le cogió por detrás en el momento en el que llegó al piso. Se giró para ver delante de él a su amigo. ¡Increíble! ¿No?
Kazutora: ¡Chifuyu...! ¿Qué haces aquí...?
Chifuyu: ¡Ay...! ¡Por fin te encuentro...! Toma.
Pero, para su sorpresa, Kazutora llevaba una sábana para taparse la boca. En cambio, no caminaba muy bien por sus heridas y porque iba descalzo y el suelo ardía. Entonces, Chifuyu se puso de cuclillas.
Chifuyu: Sube.
Kazutora: Chifuyu, no puedes conmigo, ¿no te acuerdas...?
Pero se puso a toser sin poder parar. Le salieron las lágrimas y todo. Se puso de cuclillas el también para detener sus toses. Chifuyu, en cambio, se mordió los labios impaciente.
Chifuyu: ¡Te estás ahogando, Kazutora...! ¡¿Qué más da que no pueda contigo?! ¡Sube ya!
Asintió. Le ayudó a subirse sobre él. Chifuyu era mucho más bajo y pequeño que Kazutora, por eso se estaba arriesgando. Pero dicen que en los momentos de más crisis y caos la gente saca una fuerza descomunal para salvarse. Algo así le pasó. Justo detrás de ellos, se derrumbó una pared en ese momento y los dos pegaron un grito. En cuanto pudo, echó a correr por las escaleras. Notó un dolor punzante en el codo, y es que se había hecho daño. Pero eso ahora no importaba. Lo importante era salir de allí con vida. Bajó los cuatro pisos con Kazutora sobre él temblando del miedo y con los ojos cerrados. Pero, cuando fueron a salir por fin, otra pared se les derrumbó encima, tapando la salida. Chifuyu bajó a Kazutora y se lanzó para ver si podía subir la pared, pero estaba ardiendo en fuego.
Kazutora: Chifuyu, me voy a desmayar...
Chifuyu: ¡Lo sé...! ¡Agh, quema muchísimo...! Solo aguanta hasta que estemos fuera... Por favor...
Pero no podía subir la pared, estaba claro. La soltó, soplando sus dedos con las lágrimas fuera. En esto, Kazutora se puso de rodillas en el suelo a toser. No le quedaba aire en los pulmones y no tenía con él el inhalador. Además de estar temblando. El fuego se estaba acercando y se estaba poniendo muy nervioso mientras Chifuyu trataba de mover todavía la pared. Entonces, le miró con lástima.
Chifuyu: No puedo... No podemos escapar...
Kazutora: No puedo respirar... Agh.
Volvió con él para ayudarle a mantenerse de pie. Le dio la chaqueta para no respirar el humo del incendio. Kazutora le miró con lástima... Pero, en ese momento, entraron dos policías de los que estaban ayudando a salir a la gente. No eran los únicos que quedaban, solo era que la pared era un gran obstáculo. Al verlos, Chifuyu llamó su atención. Él salió solo mientras que a Kazutora le llevaron en brazos. Y, una vez fuera, ¡por fin había aire limpio...! Chifuyu se sentó temblando del cambio de temperatura mientras tosía y veía a la gente aún escapando y demás. Cogió aire mientras se tumbaba en el suelo. ¿Qué más da si era suelo normal?
Chifuyu: Kazu... ¿Cómo te encuentras...?
A su lado, Kazutora no dejaba de toser. Los policías le habían dado un inhalador y ya lo había utilizado pero no podía parar. Chifuyu se puso de rodillas a su lado y le dio unos golpes en la espalda.
Chifuyu: Tranquilo... Estamos vivos ya, tranquilo...
Kazutora: No puedo respirar todavía...
Sabía que era por los nervios pero aún así. Cuando cogió algo de aire, lo usó para hacer algo no muy práctico; llorar. Chifuyu a su lado sonrió. Bueno, era un paso. En ese momento, notó un dolor horrible en su codo y pegó un grito, que ahogó los lloros de Kazutora.
Chifuyu: Mi codo... Tsk...
Kazutora: ¿Te encuentras bien, Chifuyu...? ¿Qué te ha pasado...?
Bueno, otro paso más, había dejado de llorar. Pero su codo no estaba muy bien. Se secó las lágrimas y los mocos para pedirle a Chifuyu que enseñase el brazo. Le miró con lástima.
Kazutora: Tienes un moratón, Chifuyu... ¿Te duele mucho?
Chifuyu: Sí... Pero no importa demasiado... ¿Tú estás bien?
En ese momento, a los dos les detuvo una voz por detrás. Al girarse, comprobaron que se trataba de uno de los jefes de policía y a su lado le acompañaba un médico. Se notaba que era médico ya que llevaba un maletín. Se acercó a Kazutora sin decir nada. Bueno, le explicó.
《Tú papel informativo me asegura que sufres de varios problemas. Ven, déjame revisarte los...》
Kazutora: ¡No...! ¡No quiero más revisiones...!
Los tres se quedaron callados. En cuanto a su respuesta, el médico cambió a mirar a Chifuyu. Le pidió que extendiese el brazo. Mientras le revisaba el codo, Chifuyu le interrogó.
Chifuyu: ¿Cómo has sabido que debías de huir?
Kazutora: Estaba en mi cama cuando escuché unos pasos y decidí hacer lo que me dijiste que hiciese. Oí unos pasos, pero luego se alejaron. Después, empezó a arder todo el hospital, empezando desde el piso donde yo estaba hasta abajo.
Chifuyu: ¡¿Desde tú piso...?! ¡Eso cambia muchas...! ¡Ay!
Apartó el brazo con dolor. Le hizo un par de pruebas más y luego, también revisó a Kazutora aunque no le apetecía demasiado. Mientras tanto, Chifuyu agarró las manos de su amigo con alegría, mucha alegría.
Cerca de una media hora o así, los dos fueron liberados. A Kazutora le dieron un abrigo ya que iba en bata de hospital y estaba congelado. Además de eso, estaba bastante cansado. Incluso le estaba costando caminar y no solo era por la herida, ya cicatriz. En cambio, Chifuyu tenía otras ideas. No, aún no irían a su habitación.
Kazutora: ¿Aún no, Chifuyu...? Agh, estoy muriéndome por dentro.
Chifuyu: Primero tenemos que ir a ver a alguien y luego ya vamos.
Asintió, aún sin ganas. Abrió la puerta y, frente a los dos, el guardia les miró directamente. Como ya conocía a Chifuyu, le dejó entrar directamente. Kazutora, detrás de él, estaba temblando mientras miraba por encima de su hombro. Pasaron juntos hasta plantarse frente al guardia, que suspiró.
《Supongo que vienes a lo de siempre, ¿no?》
Chifuyu: Sí, pero hoy vengo con uno de mis amigos. Espero que no importe.
Subió los hombros y les dio permiso para pasar a los dos. Fueron caminando hasta la tercera celda. Baji ya le estaba esperando en la puerta. De hecho, se enfadó nada más ver su alegre sonrisa.
Baji: ¡Has venido tarde, Chifuyu...!
Chifuyu: Lo siento, lo siento... ¿Sabes? El hospital se ha quemado.
Baji: ¡¿Qué se ha qué...?!
Ante su reacción, puso sus manos con más fuerza en los barrotes y puso una cara de sorpresa máxima. No se creía lo que acababa de oír. Pidió una repetición de su frase para ver si lo había oído bien.
Chifuyu: Sí, se ha quemado. ¡Y esto hace que tenga una súper prueba para liberarte de aquí!
Baji: Pero ¡¿y Kazutora?! ¡Estaba en el hospital...!
Kazutora: Aquí...
Lo dijo mientras asomaba una de sus manos con algo de miedo. Baji sonrió con sorpresa y cogió aire. Se acercó corriendo hasta la esquina para verle mejor, y esto hizo que se asustase y se echara hacia atrás.
Baji: ¡Kazu...! ¡¿Qué haces aquí?!
Kazutora: Baji... ¡Chifuyu me ha salvado! ¡Me ha llevado a caballito hasta sacarme fuera!
Le miró incrédulo, pero asintió. Luego, cuando Baji pensó en él como un héroe, enseñó el brazo con una sonrisilla que Baji no comprendió.
Chifuyu: Tengo un pequeño esguince en el brazo, je, je...
Baji: Ya te daba yo a ti por bueno en algo...
Se sentó en el suelo, moviendo las cadenas y haciéndolas sonar. Kazutora era la primera vez que le venía a ver, por lo que también se agachó para ponerse a su altura. Le sonrió, viendo su cara toda negra del humo.
Baji: Te echo de menos, Kazu. Tengo muchas ganas de salir de aquí y poder volver a darte un abrazo.
Chifuyu: ¡En cuanto a eso...! Baji, han vuelto a por Kazutora. Han quemado el hospital porque estaba él. Han quemado en el piso en el que estaba él. ¡Iban a rematarle! Por lo que, Baji, ¡tu no eres el asesino!
Baji: Sí, si lo sé... Pero yo no puedo hacer nada al respecto...
Chifuyu: ¡¿Con quién tengo que hablar entonces...?! ¡Me va a explotar la cabeza!
Kazutora: Ya somos dos.
Las direcciones de Baji fueron claras. Tenían a alguien que lo decía en primera persona la experiencia, ¿no? Y todo estaba en el registro. Hoy, en ese momento justo, Kazutora debería de estar en el hospital y, encima, él había visto como incendiaban el lugar. Era toda una coartada perfecta para que Baji fuese liberado. Pero ¿a quién debía de contarle esto para que se hiciese realidad?
Baji: A la policía, supongo.
Chifuyu: ¡¿En serio?! ¡Acabo de estar con ellos...! Venga, Kazu, vamos a volver y...
Baji: Chifuyu.
Le miró esperando su respuesta, pero fue simple. Señaló con la cabeza a Kazutora detrás de él. Se giró para mirar como tiritaba y suspiraba.
Chifuyu: ¿Tienes frío?
Baji: Hombre, no. Va con la bata y con una triste chaqueta. ¿Cómo no va a tener frío...?
Chifuyu: ¿Entonces...?
Baji: Te estoy diciendo que te vayas al cuarto con Kazutora porque es tarde. Mañana, volved y liberadme.
Lo dijo enseñando sus muñecas encadenadas. Lo entendió al momento y asintió. Luego, se giró.
Chifuyu: Mañana volveremos a por ti, Baji...
Kazutora: Adiós, Baji...
Los dos se fueron por la puerta sin decir más. El camino hacia el instituto fue difícil para los dos, no sólo por el hecho del frío sino por como caminaba Kazutora. Pero, al final, el esfuerzo dio su resultado. Llegaron a su cuarto. El cambio de temperatura hacía que estuviesen congelados, aparte de que estaban negros del humo. Kazutora se sentó en la cama de Baji, bueno, se tumbó. Por su parte, Chifuyu se quitó la chaqueta, evitando el dolor en el codo y le miró.
Chifuyu: ¿Te vas a duchar?
Kazutora: Agh... Me da pereza ahora...
Chifuyu: Ah, vale... Pero te recuerdo que casi te chamuscas y tienes toda la cara gris.
Kazutora: ¿Y a mi qué...? Mañana.
Suspiró, pero no le iba a obligar. Como bien había visto y se notaba, estaba cansado después de todo el lío del incendio y demás. Pero él sí que no iba a pasar por ahí. Le tiró la chaqueta mientras estaba mirando el móvil. Apretó los dientes mientras Chifuyu empezaba a reírse.
Chifuyu: Pues te digo que yo sí que me voy a duchar. Jamás había salvado a alguien tan épicamente como en los cómics y las películas, estoy muy feliz.
Kazutora: Sí, pues yo no. Toma tu chaqueta y vete a duchar, pesado.
Chifuyu: Agh, sí. La compañía, como la echaba de menos.
Le devolvió la chaqueta sin moverse de la cama. Luego, Chifuyu se metió al baño a ducharse. Suficiente había hecho hoy, estaba cansado, cansadísimo. Había ido al instituto y luego la aventura que había estado rememorando en su cabeza todo el tiempo hasta ahora. Y, sobre todo, pensaba en la liberación de Baji. Entonces, notó un pinchazo en la tripa. Al agacharse, se dio cuenta de lo que era. Tampoco había comido mucho. De hecho, pensó en Kazutora y se asomó a la puerta.
Chifuyu: Tendrás hambre, ¿no? Además, la comida de hospital es un verdadero asco, ¿eh, Kazu?
Pero no le respondió. Todavía llevaba encima la camiseta y los pantalones y, aunque hiciese frío, salió. Bueno, al salir, sonrió. En la cama de Baji, estaba echado Kazutora y con los ojos cerrados. Suspiró, pero sonrió.
Chifuyu: Pues la cena y la ducha para mañana, eh. Y no te libras.
Le puso una manta alternativa que tenían por allí y él se metió al baño a ducharse.
Tras eso, se puso algo para bajar a comer, ya que su hambre le estaba matando. Cerró con cuidado de no hacer ruido y bajó corriendo. No había nada demasiado especial para cenar, algo de arroz o así. Se sentó en la mesa que se solían sentar los tres, pero de nuevo solo. Al menos, ya no lo estaba. Bueno, en ese momento sí, pero...
《Chifuyu, has ido al hospital, ¿verdad?》
Se giró casi sin reacción. Era una voz tan conocida que incluso le provocó un sentimiento de ira. Sin esperar a su respuesta, se sentó frente a él. Los ojos se les juntaron a la mitad, antes de que Chifuyu los bajase, con algo de enfado.
Chifuyu: ¿Qué quieres de mi, profesora...?
Sin duda, frente a él, la profesora de la sala médica le estaba mirando. Se tocó el pelo castaño para echárselo hacia atrás. Luego, puso sus dos brazos cogiéndose la cabeza, apoyándose sobre la mesa. Sonrió.
《Sé lo que has hecho. ¿Cómo se encuentra Kazu?》
Chifuyu: Primero... No puedes llamarle Kazu si él no quiere. Solo nos lo deja a Baji y a mi... Segundo, si realmente te interesase algo de Kazutora, subirías a mi cuarto a verle. ¿No sabías todo lo que he hecho?
《Ah, pensé que podríamos volver a ser amigos o así, ¿no? Llevas una semana más serio que una tabla. No hablas, no te ríes y, por supuesto, no sales de tu cuarto. En teoría, te ha alegrado el fuego del hospital, ¿no? Ya vuelves a estar con uno de tus amigos y, ¡oh! ¿No es genial?》
Chifuyu: Pues claro que es genial... Pero no estoy seguro de algo... Él se estaba quedando allí por las pruebas, ¿no? ¿Qué va a pasar ahora que está aquí?
《Mhm, no puedo asegurarte nada.》
Chifuyu: ¿Ni su vida...?
Bajó la mirada. Lo que había pensado era completamente cierto. Kazutora había estado allí primero por la herida y luego por las curas de sus enfermedades. Si de repente se paraba todo, ¿cómo le podría afectar? Miró con cara de niño bueno a la profesora que subió los hombros.
《Supongo que no, Chifuyu... Si, como has dicho, las pruebas se quedan a la mitad, puede que empiece a encontrarse muy mal dentro de poco. Aún así, yo también puedo ayudar en algo, sé de esto.》
Chifuyu: Vale... Gracias, me voy...
Cuando fue a salir de su sitio, la profesora le cogió del brazo. Esto hizo que se detuviese y mirase hacia atrás con cara de asco.
《Al parecer, te sabes muy bien las consecuencias y has decidido no seguir la investigación... Chico listo.》
Chifuyu: Kazutora está sólo arriba, ¿puedo irme?
Le soltó y se alejó de allí mirando a la profesora mal. Cogió aire. Era cierto que no debía continuar con la investigación, pero ¿y si...? Suspiró, no podía hacerlo... Llegó a su cuarto y miró a los lados. Había dejado la lámparita de la mesa encendida, la cual no molestaba para dormir. Nada más dar un paso, algo se interpuso en sus pies. Miró abajo para ver lo que era; la camiseta blanca con la mancha, la del asesino. Al pensarlo, un escalofrío le recorrió al recordar los ojos, pero dejó de pensarlo. La agarró y la miró de lado a lado. ¿Qué más pistas se podían sacar de algo así...? Y, además, ¿por qué estaba ahí, en el suelo? La camiseta le iba enorme, lo tenía claro. No podría ser de nadie más bajito que él. Ya dijimos una vez que su cuarto era un asco, todo tirado y desordenado. Miró a un lado a una silla. Había una chaqueta de Kazutora. La cogió para ponerla junto a la camiseta. Para su sorpresa, era de su talla. Cogió aire.
Chifuyu: No, Kazutora no ha sido...
Lo dejó todo sobre la silla al ver que su amigo había reaccionado a su nombre. Se había girado. Era tarde, mañana lo pensaría...

El asesino (Tr)Where stories live. Discover now