Niño

103 5 0
                                    

El día era agradable y salí temprano al centro del reino de Milenta, un reino próspero y antiguo. Me encontraba en una época antigua de castillos, de feudos, príncipes y princesas.
En comparación a mi vida anterior de aviones, autos y celulares el cambio fué sorprendente, aunque nací como un bebé y el tiempo me ayudó a aceptarlo.

Y aunque no lo crean para mí suerte soy plebeya.

Si, suerte, no desgracia como muchos piensan, después de todo con mi renacimiento me di cuenta que no importa la cuchara que te toque lo que importa es la familia y por suerte tengo una que me ama, se preocupa por mí y me cuida. Se que siempre esperan lo mejor de mí aunque de lo peor, bueno quizás por eso simplemente... esperan. Aunque los vecinos les dicen que se sienten a esperar un milagro, pero se que solo están burlándose y haciendo chistes, no es para tanto, soy buena hija y amo a mis padres, aunque ahora ya no somos tres, solo somos mi padre y yo, después de todo cuando tenía tres años de vida mi madre murió por una extraña enfermedad, así que ahora solo es una pequeña familia de dos, pero somos felices pese a que ambos trabajamos por un sustento, agradezco ser una reencarnada porque trabajar no me resulta difícil y siempre consigo algo para hacer.

Estaba caminando hacía el centro de la capital con una enorme sonrisa, era bastante común ese recorrido cuando salía a trabajar al igual que lo era para mí padre, hay que admitir que es mucho mejor la primavera para alguien que no tiene demasiado, el invierno puede ser difícil de llevar pero hasta ahora siempre lo hemos logrado superar.

Quiero comprar un pañuelo para mi padre, asi que ahorre por tanto tiempo que ahora puedo ir por uno a la mercería del centro, uno bonito ya que son cinco monedas de cobre y aunque sea bastante, lo vale, ya que tiene que estar presentable para su nuevo trabajo.
Tiene una entrevista de trabajo en la casa de un señor feudal de los territorios vecino llamado Federico Vanderel, dijo que su mujer amaba los tulipanes así que estaba buscando a alguien que cuidara de ellos.

Quiero que mi padre este lo más presentable posible para cuando valla a pedir por un puesto de trabajo que sabía no hacía mucho estaba vacante, además de que quiero ayudar un poco ya que por mi culpa mi padre se quedo sin trabajo también.

Así es, he ahí el problema y por lo tanto también me siento culpable y responsable de está situación, no por el golpe que le di al idiota del sirviente principal de la casa en la que estábamos antes, si no, por mi padre.
Ese maldito que estaba inclinado a mi padre de ladrón estaba tratando a mi padre como basura, ¿cómo si fuera a permitirlo? fuí directamente por sus desendientes cuando después de decirme que no me metiera se regresó para volver a humillar a mi padre que estaba arrodillado pidiendo perdón, supongo que desde ese momento aprendió a no darle la espalda a un niño.
El verdadero culpable terminó arrodillado y para mí suerte el objeto que decían había robado cayó del bolsillo de ese sirviente cuando se retorció de dolor en el piso y el mayordomo estaba con nosotros, pero nos echaron igual por mi comportamiento agresivo e inmaduro, siendo que tengo 6 años.

Este mundo es difícil, pero se que es lo mismo para la mayoría de las personas, estamos en una época dónde sobrevive el más abusivo y el que tiene una mejor posición. Lo único diferente entre todos lo que estamos por debajo de ellos es que cada uno debe encontrar la forma de salir adelante desde donde se encuentra.
Soy una reencarnada y esas cosas de que debo bajar la cabeza ante los nobles a veces se me pasa por alto, pero aunque crei que los años me calmarían y podría adaptarme a todo esto, me equivoque, me convertí en un desastre o mejor dicho un problema para mí familia.

Definitivamente no salí como mi padre o mi madre, salí como salí "una reencarnada inadaptada".
Dicen que mi madre era igual de amable y dulce que mi padre, no sé cómo decirles la verdad de que tengo otros pensamientos y creencias, pero al final no creo poder hacerlo nunca, solo agradezco parecerme a mi padre físicamente, pero estoy segura de que deseaban que no fuera solo la apariencia en lo que me asemejara a ellos.
Tengo cabello azabache y ojos oscuros, nada sobresaliente, mis rasgos son agradables lo que me hace ver bien, pero también luzco com alguien apagado, lo que parece hacerle pensar a las personas que soy una niña reservada y madura que no busca problemas, lo cual es completamente diferente a la realidad cuando abro la boca y dejó que se muestre lo que está adentro.

Mi familia es increíble, mi padre es tan amable y dulce conmigo que no puedo negar que me siento afortunada de tener un increíble padre en esta segunda vida, así que si quiero hacer las cosas bien no es por ganarme el afecto de nadie, es para cuidar el que ya tengo. Solo que a veces abuso de su cariño incondicional haciendo lo que se me antoja o soy demasiado sobreprotectora siendo que yo soy la hija, pero me molesta pensar que ser un adulto para mí padre conlleva arrastrarse y suplicar perdón.

Estaba pasando por la plaza cuando vi a un grupo de niños molestar a un pequeño niño gordo en el piso que estaba hecho bicho bolita por el miedo. No siempre doy problemas y siempre hay peleas entre niños, incluso he participado en algunas, pero hoy decidí no buscarlos ni encontrarlos.
Solo debo seguir mi camino, son solo niños de mi edad, dudo que más que unos golpes o que algo peor pueda suceder.

La tienda estaba cruzando la calle y le prometi a mi padre que no me metería en problemas, el pañuelo es importante ya que quiero desearle suerte con él, estaba por continuar mi camino y no pude evitar escucharlos gritar entre risas.

_ ¡¿Quien trajo este adefesio?!_

_ Mira su cara grasosa con marcas, da asco_

_ ¿Será contagioso?, no toquen su piel, tomen unos palos _

Me detuve y volví a repasar la situación con más detalle, no puedo creer que no tengan miedo, se nota que el niño que está en el piso es un noble, pero él tampoco se está defendiendo, quizás solo se perdió.
Ese niño gordo estaba temblando del miedo en el piso mientras cubría su rostro con las manos y se acurrucaba, es claro que estaba asustado y no planeaba defenderse en esa posición, mire la tienda y después repasé la situación de nuevo.
Solo unos segundos y me jure nunca más volver a prometerle a mi padre cosas que no puedo cumplir, después de todo cuando los ví tomar unos palos, la situación cambió y la promesa murió.

Sus intenciones maliciosas eran claras, tres niños con más años contra un pequeño niño de casi mi edad que estaba muerto de miedo. No lo pensé mucho más y salí corriendo para cruzar la plaza hasta llegar a ellos.

Mi dulce maldición Where stories live. Discover now