Preludio del epílogo.

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El vaho salía de sus ya apagados labios. Su inadvertido compañero le dirigía miradas furtivas mientras esta solo tenía una cosa en que dirigir su atención.

Sus músculos ya entumecidos por el crudo invierno que no dejaba ninguna pizca de esperanza en quienes lo afrontaban de cerca, la embestía una y otra vez. Ella sabía lo que quería conseguir ese tozudo visitante. Podía asegurar que entrelineas este se esmeraba en reiterarle su dañino pasado, en reiterarle ese dolor infernal a la que estaba condenada de por vida . El pesar del recuerdo era agudo, pero nunca sería tan nefasto como la tortura a la que somete su corazón cada vez que el alba llegaba a su plenitud.

Si tan solo pudiera retroceder las manijas del reloj y volver a sentir ese peculiar sentimiento que la llenaba sin olvidar ningún espacio de su necesitada alma .

¿Ya no tenía derecho a saber que era la felicidad?

Su montgomery la protegía de las constantes heridas que le dejaba su adversario, pero en estas circunstancias ella se encontraba totalmente expuesta a la realidad. A su realidad.

- ¿Crees que algun día podré olvidar? - Preguntaba la chica de ojos vidriosos mientras leía una y otra vez la misma frase estampada en el duro cemento.

Él no respondió ¿ Qué se podía responder en aquella circunstancias cuando la respuesta era un no?

- No - Se repondió a sí misma...- Comprendo - agregó.

De pronto sintió que la soledad debía volver a reinar . Después de pasar 3 años de agonía al encontrarse en este reinado, era tiempo de volver o su corazón terminaría por romperse hasta acabar siendo solo un organo que bombea sangre rodeado de arterias y venas.

Ella no quería eso . Aún tenía una pequeña pizca del corazón de verdad. De ese corazón que suelen dibujar los niños al estar en plena inocencia, o ese corazón que las adolescentes dibujan en sus cuadernos mientras piensan en ese chico que aman y que añoran que las invite al baile de graduación, o también en el más simple de los casos, ese corazón que las personas moldan en sus manos para demostrarles a sus seres queridos lejanos, que nunca los olvidarán.

Ese corazón que le arrebataron sin compasión.

-¿Ya te vas?- Preguntó su silencioso acompañante.

-¿Por qué no debería?

- No puedes alejarte por siempre. Algun día debes enfrentarlo y lo sabes.

Ella solo se limitó a meditar mientras escabullía sus manos que ya tomaban un tono rojizo en sus espaciosos bolsillos.

-Quizás esto era lo que tenía que vivir . Quien maneja mi destino lo decidió . No puedo revertirlo y prefiero que así sea .

-El futuro se llama "quizás". Lo importante es no dejar que eso te espante.

- Creo que ya lo hizo . Pudo conmigo . Ya ganó. Ya no tengo nada por el que pelear .

-Claro que tienes algo por que pelear - Los ojos verde avellana se dirigieron a los ojos café intenso de ella.

La nieve , el aire y los 60 centímetros que los separaban eran perjudiciales para alguien que solo quiere acortar medidas.

-Creo que llegó el tiempo de comenzar a pelear por ti - Sentenció finalmente.

90 minutos.Where stories live. Discover now