prólogo

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Toda mi vida había vivido bajo la controladora actitud de mi padre, con la presión que ejercía sobre mí en todos los aspectos. Nunca me dejó practicar ningún deporte, nunca me dejó ir a ningún campamento con amigos, aunque no lo dijese, estaba terminantemente prohibido llevar a algún chico a casa. Y sobre todo, debía ser siempre la mejor. Para mi padre era de suma importancia que el primer puesto en los estudios fuese mío. Como lo hizo con mi hermana mayor. Pero ella tuvo la suerte de ser mujer, enfrentar a mi padre cuando decidió casarse, e irse de casa en la primera oportunidad que se le presentó.

Para mí, todo fue lo contrario. Cuando el señor Min se ciñó a la idea de que solo podía controlarme a mí -a parte de a mi madre-, se volvió muchísimo más intenso. Contrató una chófer que me caía como el culo, el tipo actuaba de guardaespaldas también, y me hizo la vida papilla durante la secundaria. Ningún chico se podía acercar a mí, mis amigos le temían. Cuando terminaba las clases debía irme directamente a las tutorías que mi padre se quejaba de pagar pero que él mismo me había impuesto. Me pasaba horas eternas de estudio para una mísera recompensa de siete horas de sueño. Pero no era solo eso, mi padre era la viva representación del término retrógrada. Vivía en el siglo veinte y quería tenerme como tal. Cuando digo que era controlador, no era una broma, iba en serio. Hasta mi forma de vestir se convirtió en un problema cuando cumplí los dieciséis. Mi padre comenzó a decirme que solo me vestía de una forma u otra para llamar la atención de algún chico y hacer lo mismo que mi hermana. Así que comenzó a controlar también mis compras. Gracias al cielo nunca se le ocurrió someterme a una dieta para cumplir con los estándares de belleza del país en el que vivíamos.

Recordaba perfectamente el día en que conocí a Jimin. Un encuentro tan cliché y único a partes iguales.

Hubo un día en el que me harté del régimen nazi de mi padre y salí echando humo de casa sin saber a dónde ir. Había llegado esa tarde con la hoja de notas pertenecientes al cierre del primer trimestre del tercer año de instituto. El resultado pareció no ser del agrado de mi padre y comenzó a gritarme todo tipo de improperios e insultos que me dolieron bastante.

Era finales de diciembre, cuando comenzaba a nevar y el frío en Daegu alcanzaba límites intolerables. No tenía ni puñetera idea de a dónde iba, simplemente comencé a caminar por las calles más oscuras de la ciudad. De alguna forma, terminé en un club del que hablaban mucho en el instituto y por el que había sentido curiosidad más de una vez. No me dejarían entrar por ser menor de edad pero, ¿qué no se hace por un par de billetes? Mi padre no cancelaría mis tarjetas de créditos por una pequeña escapada de casa así que me aproveché de la situación. El segurata vio fascinado los cuántos miles de wons que le entregué y me dejó pasar con gusto. Era la primera vez que estaba en un lugar así y realmente me fascinó el ambiente.

Aunque no pensaba beber, terminé haciéndolo con un chico rubio que se presentó como Taemin. A mitad de la noche, el chico desapareció y a mí ya se me estaba subiendo el alcohol a la cabeza.

ㅡ¿Estás bien?ㅡa lo mejor no y por eso veía una cabellera verde frente a mí. El alcohol me estaba nublando la vista y aquel chico frente a mí parecía más un muñequito que una persona de carne y huesoㅡ¿Necesitas ayuda? ¿Quieres que llame a alguien?

Negué con las pocas fuerzas que me dejaba el alcohol recorriendo por mis venas. Cuando aclaré la vista, me encontré con la imagen de un muñequito con cabello verde menta y tatuajes. No lucía como el tipo de chico que te ofrece ayuda sin más. Y aún en mi estado de ebriedad, no me importó.

ㅡSoy Min Yoongi, y soy menor de edad. Digo, por si quieres salir corriendo.

ㅡNo tengo intenciones de hacerte nada por lo que deba salir corriendoㅡrespondió con media sonrisa adornando su rostro perfecto. Realmente me parecía estar hablando con un hermoso muñeco hecho de la porcelana más delicada y cara del mundo.

ㅡ¿Ni siquiera besarme?

Vale, no era lo que se llamaba un chico tímido y heterosexual pero tampoco tan descarado como lo fui ese día. Descubrí que el Yoongi borracho podía llegar a ser bastante coqueto y lanzado cuando veía algo que le gustaba.

ㅡNo creoㅡhice un puchero porque realmente ni entendí su respuestaㅡNo sin bailar antes.

Y dos canciones más bastaron para que me tuviese entre sus brazos, comiéndome la boca como nadie había hecho antes. Ese día, Jimin despertó algo en mí que no creí que tuviese.

Libertad.

Jimin me otorgó libertad de acción y expresión. Con él podía ser yo mismo, por muy cliché y ridículo que llegase a sonar. Luego de esa noche nos volvimos amigos, nos reuníamos para salir sin ningún fin romántico y mucho menos volvimos a repetir besos. Jimin me enseñó muchísimo sobre lo que sabía de la vida. Me ayudó a fomentar mis pensamientos liberales sobre temas que constituían un tabú para la sociedad y para mi padre principalmente.

Park Jimin pasó a ser mi lugar seguro, justo como lo fue mi cama y mantas algún día. Le buscaba en todo momento, como un gatito perdido. Buscaba sus brazos, sus abrazos, su calidez y, seis meses después, comencé a buscar sus besos como algo que necesitaba en mi vida. No éramos nada, no necesitábamos una etiqueta que definiera un nosotros. Porque así estábamos más que bien. Hacíamos lo que queríamos cuando estábamos juntos. Jimin me dejaba ser un crío a su lado, me aceptaba berrinches, me cumplía caprichos y a la vez actuaba como un cable a tierra que me soltaba la realidad en la cara sin importar cuán difícil fuese.

Park Jimin fue quién me dijo que no necesitaba ser la mejor, que no debía obtener el número uno en todo solo por complacer a mi padre. Que debía hacer esfuerzos por mí y solo para mí. Que mis planes de futuro debían incluirme a mí y mi bienestar, mi felicidad.

Park Jimin se convirtió en un pilar de mi vida. Una columna que me ayudaba a mantenerme de pie, me ayudaba a sobrevivir el día a día en un mundo lleno de prejuicios y crueldad hacia los jóvenes.

Porque él también era joven e incluía en sus días un toque de menta.

Nunca dejes que la opinión de alguien se convierta en tu realidad.

Les Brown



⚠︎

Adaptación jimsu.
Yoongi: bottom.
(usa topa de mujer)
Jimin: top.
Mpreg.

contenido +18

· adaptación.
Todos los créditos correspondientes al autor/a original  Sami0613, quien me permitió hacer esta adaptación al jimsu.

𓍯  mіᥒ𝗍 ᥲᥒძ ᥴіgᥲrᥱ𝗍𝗍ᥱsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora