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Rigel M. 

<<Hola Draco, ¿Recuerdas que me dijiste que estabas orgulloso de mi participación en el concurso? Ja ja, pues ahora estarás muy decepcionado: Me expulsaron>>. 

<<Draco, me expulsaron de la competencia>>.

<<¿Odias a Harry Potter, verdad? Pues te daré una razón más para odiarlo>>. 

Maldigo por no saber como decirselo. 

A pesar de ser una tarde de invierno, es bastante tranquila. El frío es demasiado fuerte y ha nevado por el resto de las clases. La puntita de mi nariz está fría. Mis manos están cubiertas por guantes y mis orejas con un gorrito gris. Era demasiado friolenta. 

Cuando llego al café, Ron sale furioso y azota la puerta. Intercepta una mirada conmigo y se detiene por dos segundos, antes de continuar. Su nariz está mucho mejor y recordar el buen golpe que le di, me causa gracia. 

Encojo mis hombros y entro. Busco una mesa vacía, pero el lugar está lleno. Me siento en la barra y Madame, me muestra una sonrisa antes de tomar mi pedido. Posiblemente, ya me conocía, por pedir lo mismo de siempre.

Escucho las risas de Draco al fondo del pasillo y aviso que volvería en unos minutos. Madame advierte que lo haga, porque nadie lo pagaría por mi y no sería correcto tirarlo. Camino hasta allá. 

—Hola, hermanito. 

Draco abre bien los ojos y casi me escupe su bebida en mi rostro. La bola de estudiantes se abre y las risas aparecen, ese comportamiento me causa ansiedad. 

—Rig, ¿Que...? 

—Quería un café, Pansy me comentó que estarías aquí y vine. Hace tiempo que no tomamos uno juntos y también, quiero contarte algo importante. Hablar contigo —el calor de la chimenea de aquel lugar, me abraza.  

—¿Por qué no me avisaste?

—¿Tengo que sacar una cita con tu secretaria? —me burlo. 

Se ríe de una manera extraña. 

—Entonces, vamos —se levanta y me brinda el paso primero— Tengamos una charla de hermano mayor a esclava. 

—No soy tu esclava —le golpeo— Pero sí es importante, demasiado importante. 

Una ola de gritos me hace voltear, cuando escucho el nombre de Draco, junto al de Theodore.  

—¿Qué es eso? —frunzo el ceño. 

Draco intenta hacerme caminar. Sin embargo, le quito de mi camino y avanzo rápidamente, mientras escucho pedir que me detenga y hablemos afuera. Abro paso entre la multitud, allí veo a Theodore tragándose la saliva de Lavender. 

Mi enojo sube hasta mi cabeza y reflejo decepción al ver el rostro de Draco.

—Rig... —Draco apenas puede hablar. 

—Eres mi maldito hermano, Draco —me río, pero mi voz se quiebra y ese dolorcito en el pecho, se hace presente— ¿Que mierda te sucede? ¿Que clase de hermano le hace algo así a su hermana? 

—Rigel, yo puedo... —Theodore intenta sujetar mi brazo. 

—No, no puedes y tampoco, Draco —interrumpo con firmeza y aparto su mano de mi cuerpo. 

Los dejo en silencio. Recojo mi termo lleno de café, pago y me marcho. Apenas llego a la salida, Theodore me intercepta. 

—Por favor, perdóname.

IDFCWhere stories live. Discover now