Capítulo 4

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Capítulo 4

Dylan 

Hoy es el día en el que conoceré a la persona con la que pasaré el resto de mi vida. Una persona que no conozco y que no es mi mate.

Me levanto de la cama perezosamente y me voy directo a darme una ducha; la casa del tío Edwin no es muy grande pero es suficiente para los tres. Cuando me quedé solo, los dos me acogieron como si fuese un hijo y me cuidaron. 

Me doy una ducha de agua fría y me pongo lo primero que encuentro en el armario. Hago la cama y recojo la habitación antes de bajar a desayunar, me gusta dejar las cosas listas, así luego no tengo que hacerlo corriendo; desde pequeño me ensañaron a ordenar mis cosas y  no dejarlas para luego, porque después se hace una bola y es más difícil salir de ella.

Bajo las escaleras y un olor a pan quemado llega a mis fosas nasales, esta visto que tía Megan y la cocina no son muy amigas, por suerte tío Edwin se encarga de la comida, cuando no esta en casa de Adrien molestándole, y tía Megan se encarga de otras, los dos hacen un buen equipo, reparten las faenas de casa, en algunas de ellas yo me incluyo, y cuando uno no llega a hacerlo todo el otro le ayuda; los dos son personas que saben hablar las cosas, aunque a veces la impaciencia de tío Edwin estresa a Megan y se acaban peleando fuerte, al cabo de unas horas los dos lo hablan con más calma y dedican ese rato a compartir su tiempo. 

Viendo como son el uno con el otro, me hace entender que el amor va mucho más allá que cualquier otra cosa, es entender el espacio de la otra persona, es comprender su tristeza, su enfado, su alegría, es entenderle y conocerle poco a poco, es hablar y entenderse, es decirle las cosas que te gustaría que hiciera, aprender a pelear contra el problema  y no uno contra el otro. Es ser un barco contra una gran ola. 

-Buenos días.- digo entrando en la cocina 

Edwin está rascando lo quemado del supuesto pan tostado y Megan esta bebiendo de su taza favorita, " no me hables" pone en ella, me acerco a darle un beso en la mejilla y observando a Edwin me río, este hombre es un show. 

-No hace gracia.- dice mientras deja el pan encima del plato 

-Te he dicho que no sabia usar la máquina.- dice Megan bufando 

-Megan es simplemente una tostadora.- comenta Edwin respirando hondo 

Megan rueda los ojos y no responde, cuando hace eso saber perfectamente que tío Edwin tiene razón  y ella no dice nada más, dejando el tema de lado. Me siento en una silla y me sirvo un vaso de zumo de naranja, no tengo más hambre, supongo que en el fondo estoy nervioso porque no se como serán las cosas a partir de ahora. 

-¿estas bien?- dice Megan mirándome a los ojos 

-No.- le respondo 

Ella no insiste y yo se lo agradezco, no quiero hablar del tema porque no me gusta recordar. 

***

La luna se alza en el cielo y el silencio reina en el bosque, vamos camino a la manada, hemos venido en coche porque Edwin decía que si íbamos en forma de lobos era una manera de retarles y con ellos no quiere tener problemas. 

Observo en silencio cada uno de los árboles alienados al lado de la carretera, su altura, sus hojas y lo frondoso que se ve el bosque desde esta perspectiva, viéndolo así veo la suerte que tenemos al poder disfrutar de la naturaleza y correr por ella. 

Veo el cartel de la manada y mi cuerpo se tensa, el silencio ahora es aterrador, las calles están en silencio, se ven las luces de las casas y la gente dentro de ellas, los jardines son todos iguales, en el centro hay una fuente con la figura de una persona, no alcanzo ver de quién es porque parece que Edwin a ido mas rápido de lo normal, nos vamos alejando del pueblo para acercarnos  a una casa mucho mas grande que la de Adrien, parece un palacio. Edwin aparca y los dos nos miramos a los ojos, los dos sabemos lo que ocurre y lo que no podemos evitar, pero no queda otra. 

Bajamos del coche en silencio y nos acercamos al portón de la casa, pica a la puerta y un ruido suena, las puertas se abren y los dos andando llegamos a la puerta principal, es de un color marrón oscuro y se ve antigua y pesada, la figura de un lobo adorna la puerta y siento que sus ojos me están observando. 

Los dos entramos al vestíbulo y nos quedamos quietos al ver unas impresionantes escaleras adornando la estancia, al lado una pequeña fuente en el centro adorna el lugar, las paredes son de un color arena oscuro y las cortinas de un tono claro, el suelo es de color madera y las alfombras rojas lo cubren, me siento en una casa de reyes. 

-Buenas noches- un hombre de pelo canoso se acerca a nosotros - Bienvenidos Edwin y Dylan. 

Sus ojos me observan y me producen  terror. 

Sin quererlo he entrado en el infierno. 


Ven y ámame (MTUH parte 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora