Capitulo 1

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– ¡Diana, Diana!, mi madre me sacude en la cama; abro los ojos y no lo puedo creer, ¡¿Ya amaneció!? Dios mío, porque Señor amado, necesito dormir.
–Ya mamita, ya desperté, gracias por hacerlo tan delicadamente, te amo– le digo con ironía, mi madre me mira con esos ojos claros, justo iguales a los míos, llenos de fastidio y ya se lo que se avecina.
– Estoy cansada, pero cansada Diana de decirte que dejes de dormir tan tarde hija, no es bueno comenzar el día cansada, luego tu papá nota que vas tarde para el hospital y dice ¡Y eso que va a la Iglesia! –la miro con diversión al ver lo bien que imita a mi padre y no es para menos, 20 años de matrimonio deben de ser suficientes para conocerse bien el uno al otro. Recuerdo cuando eran un matrimonio feliz y no discutían, lástima que eso cambió cuando decidimos seguir los caminos del Señor, yo no sentí la mayor diferencia, pues eran un matrimonio feliz, si, pero él nunca fue muy cercano conmigo. Me duele que mi padre no abra los ojos y no se dé cuenta de cuanto Jesús lo ama, y que además dio su vida por el en la cruz.
–Ya mamá –le digo cariñosamente- no te preocupes, seré lo más discreta posible a la hora de arreglarme y tranquila, hoy comenzamos 2 horas más tarde, podía dormir más.
–Diana– me dice seriamente– vas a acabar con mi vida niña no me metas en más problemas por favor.
A veces me pregunto porque ella es tan dramática y es allí, justo allí donde me doy cuenta a quien me parezco, soy toda ella.
Me levanto hacia el baño para comenzar mi día, me miro al espejo y me pregunto: Ay Diana ¿No te da vergüenza con 20 años toda una cirujana ser despertada aún por tu madre? ¿Cuándo deberías estar casada y con hijos? Ay no, no es para tanto se que a veces exagero pero la verdad no me imagino separada de mi mamá es que de ella dependo para todo, claro después que de Dios por supuesto. Además aun ni siquiera soy cirujana estoy en prácticas aun pero bueno, como soñar no cuesta nada.
Salgo del baño con un vestido hasta los tobillos de color azul y me coloco un par de sandalias del mismo color al llegar a mi cama. Mi situación económica no es para nada crítica, vivo bien ya que mi papa es dueño de una Empresa muy importante que le da muchas ganancias.
Bajo a desayunar y me encuentro con mi padre leyendo la prensa del día en el comedor, mi madre me fulmina con la mirada y es allí donde me doy cuenta de que metí la pata otra vez.
–¿Qué haces aquí todavía? –yo sabía que esto vendría, ay Diana que burra eres. No puede ser que olvidara por completo que mi padre no debería verme, pero claro como siempre, andaba en mi mundo y no recordaba este pequeño pero peligroso detalle, ahora meteré a mi madre en problemas otra vez, después de que me lo advirtió.
Emm… –intentaba encontrar las palabras para justificarme, pero es que hablo muy poco con mi padre y cuando lo hago me pongo muy nerviosa por la manera en que me mira, nunca me ha demostrado cariño, siempre noto que me mira como si yo fuera un objeto y no su hija, eso me lastima aunque no hable al respecto; veo a Claudia, mi mejor amiga que tiene una relación con su padre de mejores amigos y siento un fuerte dolor en el pecho, pues nunca he tenido ese amor paterno que todo hijo necesita– padre sucede que…
–Si vamos, dime- me interrumpe mirándome desde su asiento aun con la prensa en mano con ojos de depredador que esperan a que su presa cometa un error, solo uno, para despedazarla y eso me pone aún más nerviosa, que me trate como una más de sus empleadas.
–Es que hoy los maestros tendrían una cirugía muy temprano y nos informaron que podíamos llegar 2 horas más tarde– expulso todo el aire que tenia estancado en mis pulmones al decir la última palabra.
–Muy bien, muy interesante todo –veo como sus ojos azules se tornan de un color más fuerte aun y comienzo a asentir ese miedo una vez más– pero eso no significa que estés hasta esta hora en casa como la bella durmiente, pero claro, eso es lo que te ha hecho creer tu madre que eres– dirige su mirada hacia ella que aun estaba en la cocina dándole los últimos retoques al desayuno, noto como se pone nerviosa, y así es el enemigo, pero nosotros debemos ser fuertes y no caer en sus trampas. Lo que no entiendo es, si estaba peleando conmigo ¿porque tiene que entrometerla a ella que no había ni siquiera inmutado palabra? , esas eran las cosas que no entendía de mi papá– tú debes estar en ese hospital, aunque sea en la puerta hasta que sea tu turno de entrar, pero debes de estar allí niña, yo invierto mucho en esa carrera tuya, mocosa, como para que estés dándotelas de niña linda lo cual no eres– se levanta de su puesto y se dirige a la puerta de salida de mi casa y me armo de valor para decirle todas sus verdades en la cara con mucha prudencia y respeto.
–No soy tu secretaria ni tu monigote – se para en seco, supongo que es porque está acostumbrado a decirme horrores y yo solo bajo mi cabeza siempre sin decir nada en lo absoluto.
–¿Te has atrevido a contestarme mocosa?
– Si, si lo hice – afirmo y las lágrimas comienzan a bajar por mi mejilla– te la pasas ofendiendo a todo el mundo sin que nadie se atreva a decirte lo que en realidad eres tú. ¿Te has mirado tú, para luego juzgar a los demás?  –veo como tensa su mandíbula y siento miedo ya que nunca antes le había hablado así– pues bien, como nadie se ha tomado la molestia de decírtelo te lo diré yo. Antes de mandar a tu pobre chofer a que se apresure a llegar a la hora que se te antoje sin permitirle llevar a sus 5 niños para la escuela, deberías fijarte en que tú nunca te molestaste en tomarte ese detalle conmigo, ojala algún día te hubieras preocupado por llevarme a la escuela, pero no, mi madre, esa mujer que tanto humillas es la que siempre ha estado conmigo y ha hecho el papel de ambos, ha ocupado el lugar que deberías ocupar tu–tomo una bocanada de aire para que la valentía aun no me diga adiós en este momento tan tenso de mi vida, él continúa mirándome estupefacto– piensas que porque me dejas una cantidad de  dinero en mi tarjeta de créditos ya has hecho tu trabajo pero no, más que eso vale tu cariño, ese que nunca he visto de tu parte y que por lo que veo nunca veré. Me tratas como si fuera objeto de conveniencia, solo me diriges la palabra para decirme que me arregle porque tendremos reunión con familias importantes o que me largue para el hospital como si te molestara mi presencia.
Mi madre me mira perpleja y sé lo que está pensando, no debe creer para nada el hecho de que yo le haya hablado así a mi padre.
Me mira una vez más con esa mirada fulminante tensando su mandíbula a no poder mas y da la media vuelta para retirarse del lugar, yo solo lo veo perderse a través de la penumbra de la puerta y siento su auto siendo arrancado con fuerza.
Mi madre se acerca y se sienta frente a mí en la mesa, en la cual me senté para no caer tendida al piso ya que me tiemblan las piernas como nunca antes me había pasado, ya hasta perdí el apetito con todo esto y la verdad no aguanto una pelea más, ya no mas, no quiero una vida llena de contiendas para mi, justo eso es lo que el enemigo quiere, pero no le voy a dar gusto.
– ¿En qué pensabas, al hablarle así a tu padre?, ¿has perdido la cabeza? –me mira con los ojos como platos esperando una respuesta de mi parte y yo solo me limito a decir unas breves palabras antes de tomar mi bolso he irme de allí.
–No madre, no me he vuelto loca, solo que estoy cansada de las injusticias de esta casa y ya no tengo miedo, no se tu, pero yo ya no tengo miedo, porque Dios está conmigo–y tras decir estas palabras me levante de mi puesto y salí rumbo al hospital a ver si allí despejo mi mente y olvido todos estos horrores vividos.  Muy lindo ha comenzado mi día (nótese el sarcasmo).

Chicos aquí está el primer capítulo. Ya en el próximo les estaré enviando la FT de los actores espero sus comentarios

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