Capítulo 1

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El doctor explicó con sencillez e intentó no darle esa importancia que daba un adolescente donde su día a día era encontrarse con otros alumnos. Le intentó hacer ver que esas manchas en su piel, hacía que fuera diferente, aun así, seguiría teniendo suerte en el futuro, eso no le iba a incapacitar en no poder trabajar con lo que más deseara, tener al hombre de su vida, o hacer cualquier cosa que se le antojase.

- Vive hija mía, cualquier niño de ahí fuera en la sala de estar dónde está esperando la próxima cirugía para que le alargue la vida cinco años más, desearía tener estas manchas que hay en ti.

Aun así, esa frase no la consolaba. Su padre lo sabía, por eso no dejaba de agarrarle la mano. E insistió si existía alguna crema, un producto para ayudar a llevar mejor esas marcas.

El doctor volvió a explicar al mágico ser humano cómo de complicado puede ser, y tantas cosas que puede haber sin una explicación ni una solución exacta. Era pelirroja, como su madre, pero su rostro estaba lleno de pecas claras, sin dejar margen de mostrar su piel blanca, eso era motivo suficiente para hacer mofa en su clase. A medida que fue creciendo, sus manchas aumentaron y vivir la etapa de la adolescencia aún lo complicaba más.

- Su hija aprenderá a vivir con ello - decía el doctor.

Salieron de la clínica en silencio, pero una vez dentro del coche, su padre le sonrió y con el tono más alegre posible decidió que esa noche habría pizza para cenar.

- Pero si es martes.

- Celebraremos entonces que es martes.

Le guiñó el ojo y la llevó hacia el instituto.

La ventaja de ir al instituto cuando todos están en clase es que no sientes las miradas ni los comentarios habituales. Pero la parte mala, era entrar en medio de la clase, esa era la peor parte.

Cuando llegó a su clase, cogió aire y abrió la puerta. Se hizo un silencio, pero rápidamente el profesor de matemáticas le ofreció coger sitio sin preguntar el motivo de su retraso. Se sorprendió al ver que el único sitio libre estaba al lado de Octavi. Le extrañó, pero aun así se sentó, sacó los libros de la mochila y las puso en la mesa en silencio.

- Hola - le susurró y ella le miró de reojo, y contestó con el mismo tono de voz - ¿Todo bien?

Ella asintió. Su rostro no mostraba ninguna expresión, pero por dentro tenía el corazón latiendo a mil por hora y una sonrisa quería formarse en su rostro.

Octavi era ese tipo de chico guapo, deportista, sonrisa cautivadora, mirada que te hacía sentir mil mariposas revoloteando en tu interior. Además, si fuera poco, era un ser amable y sensible. Tenía una voz tranquila, calmada y muy agradable de escuchar, siempre pensó que podría ser locutor de radio porque nunca se cansaba de escuchar cómo hablaba.

Los amigos de Octavi que también formaban parte del equipo de Handbol del instituto, eran bromistas de mal gusto y marginaban a todo aquél que no fuese como ellos, excepto si eras deportista. Pero Octavi, aún no sabía por qué, era de los pocos que la trataba bien. Su amistad nunca se mostró en público, ni siquiera los compañeros de Octavi se percataron que se dirigieran palabra alguna, pero formaron una extraña amistad, dado que compartían trayecto del bus todos los días tanto al ir como al volver del Instituto, ya que ambos vivían en un pueblo algo alejado de donde estudiaban.

La clase finalizó, y se hizo presente el sonido de las sillas y los libros cerrarse.

- ¿Qué te han dicho? - le preguntó Octavi mientras guardaban el material escolar en sus mochilas.

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⏰ Last updated: Jun 18, 2023 ⏰

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