Capítulo 6

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OO6 | Levi

Para mencionar. Le he dado el tiempo suficiente a Isabella. De hecho fueron dos días enteros y me cabrea.

Lorna me ha dicho que se la pasa en la biblioteca y necesito hacer todo lo posible para que salga de ahí.

Bueno, no necesito porque ya lo hice.

He firmado una venta de una librería no lejos de su residencia. Ahora me pertenece ese lugar, pero va a ser esencial para ella.

Es una biblioteca grande y famosa. No me ha costado más que un par de millones de dólares, pero, que va. Solo soy un hombre que...

Vale, soy un hombre obsesionado hasta la médula por esa mujer.

Ahora estoy esperando fuera de su colegio, dentro del auto y en un lugar donde ella me pueda observar bien y entre de una buena vez aquí.

Cuando sale, me echo hacia atrás. Madre de Dios y a todos que han creado a Isabella.

Lleva un diminuto vestido, como me gustan, de flores, con un escote no pronunciado y parte de su espalda está desnuda. No me preocupa taparle, me preocupa lo bien que se ve con un vestido sencillo y simple.

Su cuerpo está hecho para ser admirado y yo seré su admirador número uno. Me encanta verla con esa prenda y espero haya comprado muchos.

Bajo la ventana, para que me vea y lo hace. Más rápido de lo esperado. Su piel palidece pero sé que en el fondo está emocionada.

Viene corriendo hacia mí. Y juro, juro que trato no mirarle la parte de arriba pero es imposible. Esos bonitos pechos me llaman la atención desde el primer día que la vi.

No sé por qué ella quiere ir lento. Odio lo lento. No quiero presionarla, de verdad que no. Pero me la pone difícil. No puedo parar de verla, no me canso.

Abre la puerta del copiloto. Y se sienta, todavía petrificada.

— Me has sorprendido.

— Es justo mi objetivo. ¿Te diste tu tiempo? — Pregunto, tranquilo.

Ella asiente, queriendo decir algo más.

— Iba... iba a enviarte mensaje hoy.

Sonrío ante eso. Vaya que soy dramático. Yo pensaba que iba a tardarse una eternidad en volverme a dirigir la palabra.

— Necesito que veas algo.

No dice nada. Lo tomo como un sí. Agradezco que no tenga auto pues tendría que mandar a alguien a ir por él después y ahora todos están en el club, donde debería estar yo. Pero eso es más tarde.

Manejamos en silencio. Ella pide poner el altavoz con cualquier música que salga. Sale Delicate de Taylor Swift. Se emociona y canta en voz baja toda la canción.

Lo anoto.

Ahora tendré que agregar canciones de la cantante en mi teléfono. Ni siquiera tengo agrado por la música.

— ¿Te gusta? — Cuestiono lo notable.

— Por supuesto. ¿A quién no?, de seguro a ti.

— No es para mí. Puedes poner más.

Muestra sus hoyuelos, feliz. ¿Ya dije lo mucho que me gusta verla así?

Un par de minutos y más canciones de la artista llegamos al lugar. Apago el altavoz y me bajo del auto, para abrir la puerta de ella.

Ah, jamás he hecho esto por nadie. Por favor, que se sienta honrada.

— ¿Qué hacemos aquí? ¿Te gusta leer? — Su mirada se ilumina.

Amor retorcidoWhere stories live. Discover now