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Miguel no pensó que tener a T/N de huésped fuera a ser tan natural.

Él se levantaba muy temprano y salía de la casa antes de que ella despertara y cuando regresaba ella ya se había ido a dormir así que lo único diferente en su rutina eran aquellas cenas caseras que ella le preparaba.

La primera vez que lo hizo lo encontró extraño pero ahora pensaba que podría acostumbrarse, ella era una buena cocinera y sus platillos eran un gran manjar luego de una cansada mañana en los laboratorios y una aún más ardua jornada vespertina como Spiderman, pero el crimen nunca descansaba.

Aún así sucumbió varias veces a la tentación de asomarse por la ventana de la joven en medio de la noche para asegurarse de que siguiera ahí y le gustaba verla dormir.

Su rostro dormido tenía un efecto relajante en él.

Hacía unos días la había llevado a recoger sus cosas de su antigua casa así que oficialmente ella ya se había mudado con él, no sabía si la chica estaba buscando un empleo o una vivienda propia pero tampoco le importaba a qué dedicara su tiempo siempre y cuando permaneciera a salvo hasta que descubriera y atrapara al intruso de aquella noche.

Sin embargo hacer el trabajo de Spiderman no se trataba sólo se atrapar a los malos si no de arriesgar su propia vida para mantener la paz.

Una noche Miguel llegó a su casa tambaleándose, con una seria herida en el costado supurando sangre.

Las habilidades que adquirió tras la mutación de sus genes generalmente te lo mantenían sano pero había ciertos villanos que lograban acestarle un buen golpe.

Entró a su casa a duras penas, intentando ser tan silencioso como de costumbre, fracasando al recargarse en un mueble para recuperar un poco el aliento y resbalar haciendo caer algunos adornos que se estrellaron ruidosamente en el suelo.

Miguel cayó también, el dolor no le permitía moverse tan rápido como normalmente era capaz de hacerlo, palideció al escuchar como T/N se levantaba de la cama y corría escaleras abajo, llevaba el traje de Spiderman pero no la mascara así que pensó en ocultarse, pero si ella veía aquel desastre pensaría que alguien había entrado y ya no se sentiría segura viviendo con él, el dolor no lo dejaba pensar y cuando menos se dió cuenta la luz de la estancia se encendió, dejando ver a una apurada joven al pie de la escalera.

La chica vio al hombre dándole la espalda, sangraba y temblaba y portaba un reconocible atuendo, ya era una imagen bastante impresionante cuando de pronto se dio la vuelta y pudo ver su rostro.

- ¿Spiderm... iguel?- ella estaba en shock.

El hombre tenía un aspecto febril y los labios entreabiertos, exhibiendo sus colmillos mientras la miraba directo a los ojos, parecía a punto de decir algo pero se desplomó en el suelo inconsciente.

***

Cuando Miguel abrió sus ojos se encontraba en su habitación, metido en la cama, sin zapatos y la parte superior de su traje bajada hasta la cintura, llevaba un bendaje envolviendo su abdomen y sobre la mesita de noche habían un montón de productos del botiquín.

Ya había amanecido.

El pánico lo invadió de repente al recordar lo que había sucedido, ella había descubierto su identidad.

Se levantó a toda prisa, ignorando la punzada que sentía en la herida y recorrió cada rincón de la casa buscando a T/N pero no la encontró, todas sus cosas estaban en su habitación así que no podía haberse ido definitivamente ¿o sí?

- Lyla.- Llamó el hombre y la asistente se manifestó en su forma holográfica.

- ¿Si?

- ¿Sabes a dónde fue T/N?

- No me lo dijo, pero sí me pidió que te dijera que debes tomar la pastilla que dejó en tu mesita y que no tardaría en volver.

Miguel suspiró.

Estaba asustado de cómo podría reaccionar ella ahora que conocia su secreto.

Su cuerpo sanaba rápido así que decidió hacer su día como cualquier otro y se fue al laboratorio, no quería tener esa conversación con ella, conocer su identidad ya la ponía en suficiente peligro.

***

Cuando Miguel se desmayó T/N lo arrastró hasta su habitación y le curó la herida, se había terminado las bendas del botiquín y como seguramente habría que cambiarlas pronto fue a comprar más, había pensado en pedirle a Lyla que las ordenara de la farmacia pero le aterraba la idea de que algún extraño acudiera a la residencia, por improbable que fuera que vieran a Miguel en ese estado.

Pero cuando T/N volvió Miguel ya se había ido.

Lyla le dijo que se había ido a trabajar y ella se preguntaba cómo era posible que el dolor de una herida como aquella le permitiera levantarse de la cama.

Pero no se quedaría de brazos cruzados, decidió esperar despierta a que él regresara.

Cuando eso sucedió pasaban de las doce de la noche, escuchó como su auto se acercaba por el camino de la entrada y como se abría y se cerraba la puerta.

Respiró hondo, sin saber qué era lo que iba a suceder.

Esperó a que subiera para interceptarlo en el pasillo pero eso nunca sucedió.

Salió confundida de su habitación y se asomó a la de él para encontrarla desierta.

Miró por el barandal hacia la planta baja y vio la luz encendida del estudio y las sombras danzantes creadas por el fuego de la chimenea.

Bajó de forma silenciosa y vió al hombre sentado frente a la chimenea con una de las novelas que ella había leído de su biblioteca.

- Esa es buena.- Comentó ella para hacer notar su presencia. Él la miró por encima del libro con la mirada inquisitiva.- La novela.- señaló ella.

- ¿No es un poco madura para tí?- Preguntó él refiriéndose al contenido adulto explícito expresado en las páginas de aquél libro.

- Tengo 22 años, Señor O'hara.- Dijo ella acercándose al sillón frente al hombre.

- T/N, sobre la noche de ayer, debes tener muchas preguntas y yo...

Ella se sentó y lo interrumpió.

- Señor O'hara, si algo aprendí siendo la hija de mi padre es que a veces es mejor no saber, así que ¿puede fingir estar convencido si le digo que yo no vi nada más que una herida provocada por un asaltante?

Él suspiró agradecido y asintió.

- Gracias por atenderme.- Dijo él.

- No debió ir al trabajo en ese estado.

- No es problema, me curo rápido.

- Era una herida fea.

Él suspiró dejando su libro a un lado y se puso de pie, tomando a T/N por. sorpresa, ella miraba expectante como él se desabotonaba la camisa y la abría para mostrarle su piel completamente lisa, sin un sólo rasguño.

- ¿Cómo es posible?- Dijo ella contemplando sus grandes pectorales, sus abdominales bien marcados y el bello que cubría su pecho y trazaba un camino que terminaba en algún lugar escondido debajo de su pantalón.

- Tiene que ver con eso que es mejor que no sepas.

Ella asintió comprendiendo el tema.

- ¿Ya cenó?- él negó.- Su plato está en la cocina, lo calentaré por usted, abotonese y vaya a lavarse las manos.

Él sonrió para sí mismo pensando en qué ella era un poco engreída pero obedeció.

De alguna forma le gustaba ese lado de ella.

Y por primera vez desde que ella se había mudado con él, compartieron la hora de la cena.

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El Miguel: Ay atrapadaaaaaaaa

Espero que les gustara el capitulo, no olviden votar y comentar si así fue y nos leemos el jueves aquí mismo, no se lo pierdan.

Besitos.

Instagram: genevieve_anneliese_

Tiktok: genevieve_annelie

En la oscuridad (Miguel O'hara y tú)Where stories live. Discover now