El Antídoto de Caperucita

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Red Cape

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Red Cape

Bar Crimson Moon

La noche estaba tranquila y estrellada, la brisa nocturna era cálida y el interior del bar estaba con pocos clientes. El ulular de los búhos daba a la noche, aquella sensación de misterio envuelto con problemas, y los problemas, venían disfrazados de tranquilidad. 

Las ventanas estaban abiertas para ventilar el ambiente. Las dos personas que atendían el bar estaban sumergidas en sus trabajos para ofrecerles a los clientes las mejores bebidas. Lovel era el dueño junto a su abuela y, Scarlette había llegado al pueblo hacía un año atrás y comenzó a trabajar ahí seis meses anteriores.

Quien recibía a los clientes en la entrada, era una gárgola alada que Scarlette había rescatado de ser asesinada por un cazador y desde aquel momento, la criatura no se despegó de ella. Para darle más interés al bar, habían creado una pregunta; ¿El lobo es cazado o el cazador termina cazado? Si no te la sabías no entrabas.

Dentro del lugar, Lovel observaba la luna desde la ventana que estaba en el medio de la pared de las bebidas, era una luna brillante, preciosa y llena también. Cuando el reloj marcó las diez de la noche, el alto hombre se acercó a Scarlette para hablarle;

—Mi abuela vendrá a ayudarte en el bar, yo tengo que ausentarme por esta noche.

—De acuerdo, ¿estás bien? —cuestionó preocupada.

—Sí, Scarlette.

—Te noto tenso e intranquilo.

—Descuida, atiende el bar como siempre, confío en ti.

—Lovel, sabes que puedes confiar en mí si en algún momento quieres hablar, yo te escucharé.

—Eres muy amable, Scarlette —le sonrió—, pero este asunto lo debo resolver solo.

Ella solo asintió con la cabeza.

Pocos minutos después, una señora de unos setenta años apareció en reemplazo de su nieto.

—Cese —la nombró con cariño—, Lovel me preocupa. Siento que no está del todo bien.

—Él está bien, querida, no te preocupes.

—Cada noche de luna llena lo veo intranquilo.

—No te preocupes por eso, querida. Lovel es adulto y sabe lo que tiene que hacer.

—Bueno, si tú lo dices, está bien.

La abuela de Lovel nunca usaba pantalones, sus atuendos iban desde vestidos largos hasta faldas. A Scarlette no le parecía extraño porque sabía lo que ocultaba debajo de la prenda.

Antes de que el reloj marcara la medianoche, el aullido de un lobo cerca del lugar hizo alertar a la chica y la puerta del bar se abrió dejando entrar a un fornido hombre de sombrero y chaleco de piel.

El antídoto de Caperucita ©Where stories live. Discover now