see you tonight

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Minjeong siguió pensando en lo que "Jimin" le dijo.

Nos vemos mañana.

Realmente se preguntó si la vería en la playa aquel día. Mentiría si dijera que eso no la alegraría. Porque a pesar de haber hablado cerca de cinco minutos, aquella chica era muy tierna.

[...]

— ¿Qué buscas tanto, Minjeong? — preguntó su madre.

A Jimin...

— A nadie, sólo estoy mirando la playa.

— Come, el pollo está muy rico. — dijo su padre masticando.

Minjeong miró el plato. Estaba algo nerviosa, se la pasó pensando en la chica de ayer. No podía concentrarse en la comida y el ruido de todas las personas hablando y comiendo en el restaurante no la ayudaba. Tomó el tenedor y se llevó a la boca un gran trozo de pollo.

— No tengo hambre. — dijo, con la boca llena y levantándose de la mesa. Sus padres la miraron extrañados.

— Come un poco más — le gritó su madre, pero Minjeong ya estaba muy lejos.

✧'·.-

Eran las dos de la tarde. La playa no estaba llena de gente, pero tampoco estaba completamente vacía. Igual que ayer, se quitó sus zapatillas y caminó por la arena. No la encontraba por ningún lado, así que pensó que tal vez estaba en el mismo lugar que ayer. Caminó esperanzada de encontrarla.

Por favor, dime que viniste.

Se paró. Miró alrededor. Ningún rastro de Jimin

— Ah~ — suspiró, ahora sin esperanzas. Se sentó en el suelo bruscamente.

¿Por qué soy tan ilusa? Literalmente solo hablamos cinco minutos ayer, y es una completa desconocida.

Y entonces, de entre la multitud, resaltó una chica castaña. Minjeong la observó, parecía tener un aura que la hacía brillar.

Es ella.

— ¡Pensé que no vendrías! — dijo sonriente, como si conociera a Minjeong de toda la vida.

— Digo lo mismo. Estaba a punto de rendirme.

— ¿Así de fácil te rindes? —Minejong la miró molesta, pero riéndose un poco.

— ¡Yah! ~ ¿Como tienes tanta confianza conmigo? — golpeó despacio el brazo de Jimin.

— No la tengo. Solo la finjo para darte una buena imagen de mi. — Minjeong la miró sorprendida, y ambas rieron.

— No puedo creer que hayas dicho eso. — dijo Minejong con un poco de risa en su voz.

— Lo dije.

Minjeong la miró.

— Creo que eres la desconocida más graciosa que conocí en mi vida. — dijo Mijeong, y de repente, se formó entre ellas una distancia y una eternidad, pero al mismo tiempo, se sentían conocidas de algún sitio. Como si fueran algo que ambas estaban buscando, que ni siquiera sabían que habían perdido, y se encontraron en la sonrisa de Jimin, y en el sonrojo de Minjeong.

— Tú eres la desconocida más linda que conozco.

— ¡Yah! — Minjeonggolpeó el brazo de una Jimin sonrojada y risueña.

Jimin se levantó de la arena y se palpó las manos para limpiarse un poco.

— ¿A donde vas? — preguntó Minjeong, desanimada, pensando que se iría.

Jiminla miró a los ojos y se hizo una eternidad -agradable- para ambas. La castaña le extendió la mano.

— Vamos.

Minejong sintió sus palabras como aire fresco. Pensó que era la adrenalina, o ¿quizás el amor? No le importaba, se sintió joven y libre, como nunca antes. No tuvo la necesidad de preguntar, sólo lo supo.

[...]

— Creo que nunca voy a poder olvidar tu cara cuando comiste esa hamburguesa.

— ¡Tenía mucha hambre! Déjame en paz — le dijo Minjeong.

— Nunca vi a alguien poner esa cara ni aunque estuviese muriendo de hambre, Joohyun, ¡Mírame! — Jimin hizo una mueca imitándola y ambas rieron con ganas.

— Ah~ — suspiró cuando terminó de reír. Luego su semblante se volvió serio y preocupado.

— ¿Qué pasa, Minjeong?

— Mis padres. Les dije donde estoy, tengo que volver en un rato. — Jimin miró el teléfono de Minjeong y luego miró hacia el mar.

— ¿Sabes? Deberíamos hacer una regla, para que todo sea más divertido.

— Mhm, ¿A qué te refieres? — preguntó Minjeong.

— Prohibamos los celulares. — dijo Jimin. La pelinegra pensó durante unos segundos.

— Primero, ¿Por qué? Y segundo, ¿Cómo vamos a hablar?

— Porque es divertido, y diferente. Hablaremos por cartas, o acordando fechas y viéndonos. Es más complicado, pero es más especial.

Minjeong volvió a pensar. Le gustaba la idea, pero a veces sería una molestia.

— Entonces dime tu dirección, ya sabes, para las cartas. Solo para eso voy a utilizar mi teléfono. — le dijo Minjeong. Anotaron las direcciones de cada una.

— Estamos como a tres cuadras, ¿No? — preguntó la pelinegra.

— Si.

— Bueno. — dijo Jimin después de unos segundos — Me voy, ¿Mañana a las dos o tres, en el lugar de siempre?

Minjeong sonrió por "el lugar de siempre". Era como si ya tuvieran un lugar único para ellas.

— Si. Trataré de enviarte una carta.

— ¿Por qué no la entregas en persona?

— ¿Me estás retando o qué?

— Absolutamente. — dijo Seulgi traviesa.

— Pues hazlo tú, tonta, apuesto a que no lo haces.

Jimin le sonrió desafiante, y Minjeong sintió su corazón latir más rápido. Era hermosa.

— Mi habitación está justo del lado de la escalera de emergencia del edificio. — le dijo Minjeong.

— Gracias, eso me va a servir. Nos vemos a la noche.

Jimin se alejó, pero Minjeong la podía sentir cerca suyo. Como si nunca se hubiera ido caminando realmente, y solo fuera una ilusión. Se sentía feliz, como nunca antes, como si estuviera en una película hecha especialmente para ella basada en todas sus fantasías.

Nos vemos a la noche, Yoo Jimin .

Sumer love winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora