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Emma:

Llegamos al apartamento que se encontraba en la última planta del edificio, justo al final del pasillo. Al abrir la puerta me quedé asombrada. La habitación no era extremadamente grande pero si lo suficiente como para pasearse ampliamente. En el centro había una cama en la que cabían bien dos personas, cubierta con un edredón de color blanco y un par de almohadas. Al frente de esta, tendida en el suelo, se encontraba una alfombra con un estampado de rombos de distintos tamaños en color café y blanco. Desvíe mi mirada hacía la mesita al lado de la cama, en la que había una pequeña lamparita y un despertador de los antiguos. En una esquina había un escritorio donde descansaban algunos libros, quizás de escuela, y una lámpara muy parecida a la anterior vista por mí. Mis ojos siguieron navegando hacía otra parte y se toparon con una especie de minisalita de reunión o algo así según yo, formada por unas sillas medianas con unos cojines de patrones distintos de estrellas, círculos y cuadrados de diferentes colores, y una especie de sillones que parecían una esponja enorme en forma de media luna, que se veían super cómodos. Cerca de estos estaba un estante con más libros y algunas fotos y objetivos de decoración y al lado un pequeño closet. Una división había de la pequeña cocina hacía lo que creo que es la puerta del baño. Pero sin duda alguna, lo que más llamó mi atención, fue las paredes que, pintadas de un azul pálido, estaban interrumpidas por muchas ventanas de cristal templado enormes en formas de círculos, que dejaban ver perfectamente a la ciudad ya que no estaban cubiertas por cortinas. La vista desde ahí era hermosísima...

Me encontraba tan atónita con el paisaje que no me había dado cuenta de que el chico con el que había venido se quitaba el casco.

¿Qué clase de loca soy que sube con un desconocido a su casa sin ni siquiera haberle visto la cara?

Al retirárselo de la cabeza, waoo!!! dejó a la vista algo muchísimo mejor que el paisaje de la ciudad. Una rebelde melena roja sangre coronaba su cabeza. Su piel era muy blanca y se veía saludable y llena de vida. Sus facciones estaban definidas y perfectamente proporcionadas. En la esquina de su boca tenía un pequeño aro de metal, y joder sus labios, rosados quizás por el frío o simplemente tienen ese tono rojizo siempre, tentaban a besarlos hasta no poder respirar. Ni hablar de sus ojos, eran los ojos más hermosos que había visto en mi vida, su color era una mezcla de esmeralda y verde opaco que le daban a su rostro el toque final para ser la destrucción de cualquier mujer.

— Qué te parece mi humilde morada?- dió una vista rápida a la habitación para después fijarla en mí — Ahora que me doy cuenta, acabo de meter a una extraña a casa y ni siquiera se tú nombre - Levantó una ceja esperando mi respuesta.

— Mmmh? — murmuré sin poder todavía salir del hechizo en el que estaba.

— Me llamo Max y vos? — se presentó, me estendió la mano a modo de saludo mientras que asomada una media sonrisa.

Si de por si era guapo, que sonriera solo hacía que esto se multiplicara por mil

— Emma... Emma Stone — le apreté la mano y pude ver que tenía un tatuaje en ella, como una especie de rayos que salían de su muñeca, y sus dedos estaban adornados de algunos anillos que le daban un toque gótico o algo así.

— Entonces Emma, no quiero ser un patán, ni parecer maleducado pero... das asco — me soltó así como si nada.

— SI SERÁS CABRÓN!.. — le grité como una loca cuando de un momento a otro me tomo por los hombros volteándome hacia la puerta donde había un espejo grande que me permitía verme completa.

Él tenía toda la razón daba asco, mis Converse negros estaban llenos de manchas de lodo, y el mono azul oscuro que traía puesto estaba totalmente mojada y roto por la parte de la rodilla que me había lastimado cuando me caí, y eso sin hablar de mi camiseta blanca. Mi pelo estaba recogido en un moño bajito y mi larga cola, toda desgreñada, mojada y tenía hasta ramitas en la cabeza enredadas en en cabello. Mi maquillaje está hecho un desastre y mis pómulos negros debido a que se me había corrido el rímel y el delineado con la lluvia.

¿Que clase de loco se atrevería a recogerme en el medio de la carretera cuando parecía La Llorona en busca de sus hijos?

Nunca me había sentido tan avergonzada en mi vida. Me voltie muy despacio y encontré esos ojos verdes encima de mí que me observaban con la diversión obvia en su mirada.

Me aclare la garganta para luego preguntarle si podría entrar al baño. El accedió y me dijo que tomara una ducha que buscaría algo de ropa que pudiera ponerme.

El agua caliente se deslizaba por mi cuerpo en una sensación placentera. Después de unos minutos salí de la ducha y en el aparador del baño me desenrede en cabello. Me dió mucha curiosidad un pomo, al parecer de perfume, que aquí se encontraba. Era azul con rayas blancas en la parte superior y tenía forma de maniquí masculino ya que era evidente su bulto al frente, esto me hizo abrir los ojos y sonreír. En la parte de atrás tenía, lo que creo que es el nombre: "GAULTIER". Me lo lleve a la nariz y su olor era muy agradable, mucho más que cualquiera de mis perfumes caros. Me rocíe un poco, cuando escuché a Max que me llamaba. Salí de ahí enredada en la bata de baño cuando lo ví parado con lo que parecía unas prendas de ropa de él en sus manos.

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Holis, en este cap ya conocimos al tipazo de la historia. Max, cariño, mi Team Forever para vos. Espero que les halla gustado. No olviden dejar su voto y comentar.

Se les quiere mucho ❤️
Atte: Nane & @KevinXxx353 ✨

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